miércoles, 12 de septiembre de 2018

LA ANTIGUA SANTA PATRONA DE TECOMAXIACA

Las "máscaras de tecomate" en el culto y veneración a Santa Ana.



Al antiguo pueblo y actual barrio de Tecomajiaca.


Antiguo templo de Santa Ana Tecomaxiaca, hoy Santuario parroquial de Nuestra Señora de Guadalupe en el barrio de Tecomajiaca, Teapa, cuya edificación se llevó en el siglo XVIII con mano de obra indígena. Propiedad fotográfica de dominio público.


     El templo santuario de la virgen de Guadalupe, se localiza en la Plaza de la Reforma del barrio de Tecomajiaca con las coordenadas 17°32'43.54" N y 92°57'25.71" O, en la ciudad de Santiago de Teapa, Tabasco, es un templo católico colonial que sigue teniendo la función para la cual fue edificado, es decir, el culto religioso.

     Su construcción data del siglo XVIII, por lo tanto es una de las últimas reliquias de la época colonial en Tabasco y de las que continúan de pie luego de la persecución religiosa a la cual fueron sometidos todos lo templos de la entidad. Cabe destacar que la construcción del actual templo recayó en el clero secular, - no en una orden religiosa como se ha presentado en múltiples textos de carácter histórico que repiten la misma información sin haber indagado la realidad del edificio -, quienes en 25 años lograron poner en pie una estructura de tal magnitud que requirió la ayuda de la mano indígena que la construyó por completo. No nos detendremos en la historia del edificio, pues eso está planeado para otro artículo aparte, sino en la devoción del pueblo por la patrona del lugar.

     A la llegada de los conquistadores, Tecomaxiaca era un pueblo separado de Teapa, cuyo nombre original en zoque era Huiquipomo. Con la llegada de la evangelización en la década los 30's del siglo XVI fueron fundándose pequeñas capillas y otorgándose los patronazgos a los distintos pueblos, a Teapa se le asignó el patrocinio de Santiago Apóstol y a Tecomaxiaca el de Santa Ana. Estos santos se unirían al nombre de los pueblos para su identificación en el ámbito eclesiástico y de esta manera serían conocidos por todos los pobladores.

Imagen de Santa Ana que fuera titular del tempo de Tecomaxiaca desde el siglo XVIII, debido a que su culto declinó a finales del siglo XIX, pasó el patronazgo a la virgen de Guadalupe. Propiedad fotográfica ELGJ.

     Santa Ana Tecomaxiaca era para 1545 una pequeña capilla o ermitilla edificada con elementos perecederos, materiales naturales de construcción con postes y vigas de madera y techumbre de huano o guano, que por el clima no duraban más de 20 años en pie. La imagen titular fue traída de Guatemala, era el centro más cercano de la fabricación de imaginería religiosa para los templos, con el tiempo esa imagen se perdió o se degradó de tal manera que hubo en el siglo XVIII tener que conseguir una nueva que sirviera para estrenar el nuevo templo construido a su patrocinio.

     Santa Ana, fue la esposa de San Joaquín, madre de la Santísima Virgen María y abuela de Nuestro Señor Jesucristo, contando su festividad el día 26 de julio, al día siguiente del santo patrón de Teapa, por ser los pueblos a poca distancia. La nueva imagen traída nuevamente de Guatemala y con rasgos perfectamente indígenas en su confección, es una escultura de aproximadamente 1 metro de altura, madera recubierta de yeso y elementos estofados como la túnica y el manto (desafortunadamente una mala intervención de repinte con pintura de aceite borró esos rastros), de pie sobre una base cuadrada, sosteniendo en su brazo izquierdo a la Virgen niña y sobre el derecho un lirio (atributo que actualmente no posee).

"... cuéntase que una vaca estaba amarrada para su fiesta..."


     En el año de 1745, el entonces presbítero domiciliario del obispado de Yucatán y originario de Tecomaxiaca, Sr. Dn. Simón López Gurría, donde poseía diversas casas propiedad de su familia, celebraba la misa en el templo que estaban construyendo los pobladores del lugar, este sacerdote con autoridad del párroco de Teapa, solía llegar a las festividades que se celebraban en el pequeño pueblo.

     Era todo un espectáculo la víspera de la festividad de Santa Ana, incluso se cuenta que mejor que la de Santiago Apóstol en Teapa, fuegos de artificio, ventas de comida y dulces típicos de los coletos llegaban a colocar sus puestos para celebrar con tanta solemnidad la fe y devoción de un pueblo. Santa Ana ya les había cumplido a muchos sus peticiones y obrado milagros impresionantes, como la protección de una epidemia que fue identificada como "peste", impidiendo llegara a azotar a todo Tecomaxiaca, los milagritos colgaban de un velo color blanco para agradecer a modo de exvotos el haber escuchado sus plegarias.

     Como era una fiesta muy vistosa, llegaban de diferentes rumbos, diversas personas se hacían presentes desde Solosuchiapa, Ixtapangajoya, Pueblo Nuevo Pichucalco, Ixtacomitán, Amatán, Oxolotán, Puxcatán y Tacotalpa. Se hacían presentes los danzantes de las "máscaras de tecomate", que era un grupo de indígenas que bailaba para la fiesta de la patrona Santa Ana con la finalidad de agradecer los beneficios recibidos y las bendiciones que ella les enviaba en la siembra, el comercio y en todos los negocios, precisamente el tecomate es el árbol que llamamos de jícaro, de cuyos frutos se hacen las famosas jícaras labradas, pero éste fruto labrado en máscaras que antiguamente en el tiempo prehispánico tuvo mucho auge.


Quatecomatl o árbol de tecomate, cuyo nombre científico es Crescentia cujete, es una planta de unos 5 metros de altura, de cuyo fruto se extraen unas tapas que sirven como jícaras.

     Se cuenta que en ese año, llegada la víspera del día de la fiesta, el 25 de julio, los mayordomos principales no tenían los recursos necesarios para la obtención del bovino para aprovechar la carne que se daría para el festín, hicieron rogativa a Santa Ana para que se pudiera solucionar la situación ya que vendrían de todas partes muchas personas y no habría que darles para comer, llevaron su petición de misa al Pbro. Simón López Gurría, quien revestido con los ornamentos propios de su oficio, comenzó misa para que ella escuchar la plegaria. Al alba, alguien observó que en medio de la plaza o atrio del templo se encontraba una vaca amarrada y como se percataron que no tenía dueño, pues se indagó por todo el vecindario si a alguno se le había perdido, no obteniendo respuesta positiva, tomaron como un milagro de Santa Ana aquél regalo y pudieron así repartir a todos los asistentes.

     Durante muchos años ocurrió el mismo milagro, contándose hasta mediados del siglo XIX, nadie sabía quién la dejaba, por más que muchos se quedaban a ver quien la dejaba, ninguno se percató de la presencia de persona alguna, las mujeres decían que ángeles bajaban con el animal para amarrarlo al árbol donde siempre lo encontraban. Milagro o no, esta tradición se perdió en el tiempo junto con la devoción a Santa Ana, celestial patrona del pueblo y después barrio de Tecomajiaca.


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.



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Bibliografía


  1. Villa Rojas, Alfonso (1990): "Los zoques de Chiapas". Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto Nacional Indigenista. México, págs. 30-56.
  2. Salazar Ledesma, Flora Leticia I. (2014): "Los pueblos de la Sierra y los territorios de su región - Los fundamentos del siglo XVI -", en Ruz, Mario Humberto: "Tabasco Serrano: miradas plurales". Universidad Nacional Autónoma de México, Gobierno del Estado de Tabasco. México, pág. 150.
  3. Torres Vera, María Trinidad y Beatriz García Hernández: "Sepan cuantos esta carta vieren..." Documentos notariales en el Tabasco colonial. Tomo II. Secretaría de Educación, Subsecretaría de Coordinación y Desarrollo de la Educación Media y Superior, Archivo Histórico y Fotográfico de Tabasco. Villahermosa, Tabasco, pág. 7 y ss.
  4. González Jiménez, Eddy Lorenzo (2017): "Leyendas Teapanecas". En prensa, págs. 145-147. 

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