lunes, 24 de septiembre de 2018

DOCTOR RAMÓN MEDINA JOHNSON

¡O era una gran figura local o fue el mejor de todos los políticos tabasqueños de la época!
Historia política de Tabasco, 1984.




Retrato del Dr. Ramón Medina Johnson, que fuera un ilustre médico teapaneco, hombre caritativo, humanitario y amigo de los pobres. Propiedad fotográfica de la Sra. Katy Espinoza.


     Nació en la ciudad de Santiago de Teapa el día 23 de febrero de 1883, siendo hijo de Dn. Andrés Medina y Dña. Modesta Johnson. Haciendo sus primeros estudios en su lugar de nacimiento con el reconocido profesor Antonio Mojica, donde permaneció hasta haber completado sus estudios básicos, trasladándose posteriormente a San Juan Bautista (hoy Villahermosa), capital del Estado con la finalidad de ingresar al Instituto Juárez, terminada su educación, regresa a Teapa para trabajar como empleado en el comercio de los hermanos Del Águila, más tarde volvió a regresar a la capital para emplearse con los hermanos Pintado, teniendo en mente poder juntar algo de dinero y así continuar sus estudios en la ciudad de México.

     Ingresó en la capital del país en la Escuela Nacional de Medicina, donde realizó sus estudios de forma magnífica, en medio de las privaciones, pues era muy pobre. A pesar de los vaivenes de la vida política de la transición del porfiriato a la revolución, logró obtener su título de Médico Cirujano Partero el 20 de agosto de 1911 en el Palacio Nacional de Medicina con una excelente tesis sobre Cirugía, recibiendo mención honorífica por el jurado médico. Estuvieron como compañeros de estudio el Ing. Félix Fulgencio Palavicini Loria, Dr. Fulgencio Casanova Quintero, Dr. Rodrigo Padrón Medina y el Dr. Federico Martínez de Escobar.

     Al regresar a Teapa, contrajo matrimonio con la Srita. Glafira Medina, que al mismo tiempo era su prima. Supo conquistarse el cariño de todo el pueblo, sobre todo a las clases pobres a quienes les impartía atención médica de manera gratuita, de ser posible hasta los medicamentos obsequiaba. En 1913 pasó a Pichucalco, Chiapas con el fin de poder ejercer más ampliamente su profesión, al mismo tiempo encontró apoyo para iniciarse en la carrera política en la cual en 1914 resultó electo Presidente Municipal, siendo muy estimado por toda la sociedad por sus grandes dotes humanistas.

Palacio de la Escuela Nacional de Medicina en la década de los 20's donde estudió el Dr. Medina en la ciudad de México. Propiedad fotográfica del periódico El Universal.

     En el inicio del año 1915, regresó a Teapa. Compró su casa y ejerció de nuevo la profesión médica en la calle Lic. Justo Francisco Santa Anna Oviedo (actual Dr. Ramón Medina) número 8, donde hoy se ubica una óptica, en ese mismo hogar nacerían sus hijos Elio Armando Medina Medina (1917), Emma Dolores Medina Medina (1919) y Amparo del Carmen Medina Medina (1923). De vuelta en la política local fue nombrado como candidato único por los dos partidos que estaban haciendo tendencia en esa época, el Partido Rojo (encabezando la gubernatura el Gral. Carlos Greene Ramírez) y el Partido Azul (dirigido por el Gral. Luis Felipe Domínguez Suárez), ambas aspiraciones llegaron a concentrarse en un solo hombre que por su amplia cultura, honestidad, respeto, carisma y experiencia al haber sido ya Presidente Municipal de Pichucalco, Chiapas. Los desatinos de la política lo llevaron a experimentar lo desastrosa que podía ser la candidatura a pesar de tener de su lado ambas fuerzas, pero los candidatos a diputados locales, por el Rojo, Carlos Pedrero Córdova y por el azul, el profesor Arnulfo Giorgana Gurría, encontraron un campo de batalla perfectamente delineado, a pesar de las consecuencias, la élite teapaneca apoyaba a los azules, mientras que los rojos eran partidarios de las clases menesterosas. De esta manera logró llegar a la presidencia en la elección de 1918, no sin antes pasar por un trago muy amargo.

     Desplegó su acción humanitaria a finales de noviembre de esa fecha, cuando inició la influenza española que se desencadenó en Teapa, este virus afectó a la población mundial, reduciendo un tercio de su población, las muertes en todo el mundo se registraron con cerca de 50 millones de muertos, los primeros brotes se dieron durante la Primera Guerra Mundial, a causa de la movilidad de las tropas por los países europeos, provocando se diseminara por diversas poblaciones, llegando a Estados Unidos e intensificándose en septiembre de 1918, a México no tardó en llegar, penetrando en octubre y para finales de noviembre en toda la República se estaban muriendo miles de personas, el primer caso registrado en Teapa se dio el 25 de noviembre en la niña Gregoria López de 10 años de edad, a partir de eso, los más afectados fueron los menores de edad, niños de brazo y personas de la tercera edad, cobró la vida de 94 personas en el mes de diciembre y mermó el 10 de febrero de 1919 llevándose a 13 personas más, con un total de 107 personas fallecidas a causa del mal, otras más quedaron con secuelas provocadas por la enfermedad como la disentería, paludismo, neumonía y la bronquitis.

     El Dr. Medina y su colega el Dr. Pedro Canabal fueron los únicos médicos que se enfrentaron a la pandemia que azoló Teapa durante esos meses, no había día o noche que estuvieran ocupados atendiendo a la población infectada, en ese tiempo la calle donde residía el Dr. Medina era muy amplia y debía dar una vuelta con pérdida de valioso tiempo para los enfermos, es donde entra la ayuda de la señora Felipa Méndez Agüero que abrió parte del terreno de su casa para utilizarlo como pasada, prometiéndole al Dr. Medina que cuando llegara a la Presidencia le donaría el terreno para acortar el paso a la calle Simón Sarlat Nova, él le prometió que llegando al Ayuntamiento mandaría empedrar el paso para ser utilizado como sitio de camino público.



Acta de defunción del Dr. Medina que se localiza en el Registro Civil de Teapa. Propiedad fotográfica ELGJ.

     Pasada la gran mortandad provocada por la influenza española, no pudiendo tomar posesión de la Presidencia por la mala salud provocada por el trabajo y el cansancio contraído meses antes, estuvo el señor Rómulo Manuel Casanova Carrillo al frente del H. Ayuntamiento del 01 de enero al 28 de febrero de 1919, fecha en que toma protesta y asume su responsabilidad hasta el 3o de abril en que vuelve a dejar el cargo de manera provisional sin goce de sueldo, debido a que decayó su salud y para recuperarse, tomando interinamente su primo Everardo Medina Bastar y luego accidentalmente el reconocido artesano Anastacio Martínez. Posteriormente regresa el 01 de septiembre para volver a abandonarlo el 31 de octubre de forma definitiva, renunciando a la Presidencia y volviendo a la vida privada.

     Al regresar a la vida privada, decide ejercer nuevamente su profesión, Manuel Rosado opina que fue un fiel intérprete de Decálogo de Hipócrates, pues para ir a curar a sus enfermos no importaba si debía ir a pie o a caballo por terribles caminos lodozos o cruzando un río caudaloso sin temor a perder la vida, sin hacer distinción de personas o importar la distancia. Supo ser un padre con todos, manifestó su valía y sus virtudes, pues es difícil hablar de él sin adornarlo con prendas hagiográficas, un civil de la caridad teapaneca.

Lápida en la sepultura que guarda los restos del inolvidable Dr. Medina, se encuentra en el Cementerio Genera de Teapa. Propiedad fotográfica ELGJ.

     Desafortunadamente el destino le alcanzó antes de poder disfrutar la ancianidad rodeado de sus hijos que aún pequeños no sospechaban la magnitud de la pérdida que tuvieron, enfermo y agotado, falleció de fiebre remitente biliosa (bilis) complicada con endocarditis el 13 de octubre de 1926 en la casa número 4 de la calle Lic. Justo Francisco Santa Anna Oviedo a las 12 del día, certificado que extendió el Dr. Alejandro Luque Domínguez, a la edad de 40 años de edad, siendo sepultado en el Panteón General de Teapa en la bóveda subterránea número 77, fueron testigos ante la oficina del Registro Civil sus hermanos Francisco y Rafael Medina. Su entierro fue una apoteósis, donde llegaron personas de todos los lugares, se dice que la gente lloraba postrada ante su cadáver y un orador despidió su cuerpo en su última morada.

     Actualmente su nombre lo lleva la calle donde él vivió parte de edad adulta, camino que lleva a Esquipulas y una escuela en el Ejido Andrés Quintana Roo 3era sección en la municipalidad de Teapa, incluso en Pichucalco, Chiapas se le recuerda con una calle aledaña al H. Ayuntamiento y el hospital general de Tacotalpa también lleva su nombre.


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.


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Bibliografía:

  1. Rosado González, Manuel (1990): "Historia y geografía de Teapa". Instituto de Cultura de Tabasco, Gobierno del Estado de Tabasco. Villahermosa, Tabasco, págs. 53-55.
  2. Hernández Enríquez, Gustavo Abel y César Ruben Hernández Enríquez (1984): "Historia política de Tabasco". Centro de Estudios Históricos del Agrarismo en México. México, pág. 79.
  3. Murillo Godínez, Guillermo (2011): "Recordando a la gripe española" en Revista Medicina Interna de México. Vol. 27, núm. 25. México, págs. 463-466.
  4. Márquez Morfín, Lourdes y América Molina del Villar (2010): "El otoño de 1918: las repercusiones de la pandemia de gripe en la ciudad de México", en Revista Desacatos. No. 32. México, págs. 121-144.
  5. González Jiménez, Eddy Lorenzo (2017): "Leyendas Teapanecas. Rescatadas, Anotadas y Comentadas". En prensa, págs. 61-70.
  6. Registro Civil de Teapa, Libro de Nacimientos, año 1883, no. partida 81, fojas 37-38: Ramón Medina Johnson.
  7. Registro Civil de Teapa, Libro de Defunciones, año 1926, no. partida 69, fojas 37-38: Ramón Medina Jons.


jueves, 20 de septiembre de 2018

LA RESIDENCIA PRESIDENCIAL TEAPANECA

"Aquí vive el presidente, pero el que manda vive enfrente".
Referencia popular en el gobierno del Gral. Lázaro Cárdenas


Esta casa habitación ubicada en la esquina de las calles Manuel Buelta y Eduardo de Cárdenas, fungió durante muchos años como residencia de los gobernantes del municipio. Propiedad fotográfica Google Maps 2018.


      Todos los teapanecos hemos caminado y cruzado en la esquina de las calles Manuel Buelta (conocida anteriormente como de “La Culebra”) y José Eduardo de Cárdenas, en cuya intersección del lado izquierdo se aprecia una vieja casa que durante muchos años fungió entre otras cosas como local de cine, venta de regalos y dulces, accesorios de belleza, sitio de reunión de Alcohólicos Anónimos y últimamente como centro naturista.

     Esta propiedad desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX fungió como residencia de los Jefes Políticos y Presidentes Municipales que no eran originarios del municipio de Teapa, entre los primeros podemos nombrar a:


NOMBRE
PERIODO
ORIGEN
Coronel José Encarnación Sibaja
1877, 1878, 1880, 1882
¿Paraíso?
Juan Bautista Chanez
1891, 1892
Comalcalco
Teniente Francisco Tamariz G.
1892
Veracruz
Coronel Cayetano Rodríguez
1895 – 1899
Puebla, Puebla
Francisco Becerra Fabre
1900 – 1905
Macuspana
Capitán Miguel Antonio Martínez
1912
¿Chiapas?
General Fernando G. del Villar Vidal
1914
Huimanguillo
Capitán Enrique Antonio Zepeda
1915
Edo. De México
Datos entresacados del Registro Civil y del Archivo Histórico y Fotográfico de Tabasco.

     Alguno que otro le gustó tanto Teapa, o mejor dicho sus mujeres, que radicó definitivamente, procreando una familia y formando parte de la sociedad teapaneca como el General Fernando del Villar y el Coronel Diego Subiaur Dehesa. También habitó el Gobernador y Comandante Militar del Estado de Tabasco:

NOMBRE
PERIODO
ORIGEN
General Francisco José Múgica Velázquez
1915-1916
Michoacán
Gobernantes de Tabasco.

     Es muy probable que desde esta casa o en la anterior residencia del H. Ayuntamiento se haya firmado el famoso Decreto 111 del 3 de febrero de 1916 por el cual se cambia nuevamente el nombre de la ciudad de San Juan Bautista, restituyéndosele el de Villahermosa. Cabe destacar que a Múgica le gustaba Teapa, principalmente por ser de clima más soportable que en el resto de la entidad, y no solamente a él, a sus tropas también que ocuparon como cuartel general el templo parroquial.

Actualmente la casa se encuentra fraccionada en cuatro locales para comercio, sin embargo, toda la unidad conformaba la casa que servía de vivienda a los gobernantes municipales, no tenemos constancia de cuál haya sido el edificio del Ayuntamiento anterior a 1907, pudo haber sido éste. Propiedad Dirección de Fomento Económico y Turismo, H. Ayuntamiento de Teapa, 2016.

     Los Presidentes Municipales, últimos residentes de la casa hasta la tercera década del siglo XX, fueron:

NOMBRE
PERIODO
ORIGEN
Candelario Aguilera Fernández
1917 – 1918
¿?
Teniente Coronel Diego Subiaur Dehesa
1930 – 1931
Nacajuca
Abraham López Zurita
1932 – 1933
Jalpa de Méndez
Datos entresacados del Registro Civil.

     La casa no era propiedad del H. Ayuntamiento, sino que había sido rentada para tal finalidad desde 1877 hasta 1931, en variados intervalos. La casa antigua nos habla de una ocupación desde finales del siglo XIX, una propiedad habitada desde hace más de 140 años, edificación que se fue modificando en el lapso del tiempo y es la que actualmente vemos ya fraccionada en diversos locales comerciales; en la parte superior observamos una moldura que se aplanó perdiendo el diseño original.

     Este edificio debía tener sala de recepción, antesala, sala, comedor, cocina, cuartos principales, cuartos para huéspedes, cuartos de la servidumbre, patio interno, baño/letrina y oficina privada o sala biblioteca para la atención de asuntos particulares que no requirieran la presencia de la sala de cabildo del Ayuntamiento.

Vista satelital de la casa, en ella podemos apreciar la amplitud del terreno y la colindancia con otras casas aledañas, la estructura cubre una galera con techo a dos aguas que recoge el agua en una especie de bajante impidiendo que riegue las paredes durante el tiempo de lluvias, sino que las dirija por medio de un canal al piso. Propiedad Google Earth 2018.

     Posteriores a la fecha en que fungió como casa de los presidentes municipales, según comentarios de diversas personas, el lugar fue de los años 40’s a los 50’s un club denominado “Bougambilia”, también ahí inició el Kindergarten “María Montessori”, para posteriormente en 1957 el señor Alfonso Quintero Prats (alias Brazo Fuerte) logró colocar una tienda de ropa que duró largos años.


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.

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Referencia:

  1. González Jiménez, Eddy Lorenzo (2017): "Leyendas Teapanecas. Rescatadas, anotadas y comentadas". En prensa, págs. 115-116.

lunes, 17 de septiembre de 2018

EL CEMENTERIO GENERAL DE TEAPA

"La muerte para los jóvenes es naufragio y para los viejos es llegar a puerto."

P. Baltasar Gracián (1601-1658), místico y escritor español.


Entrada principal al Cementerio General de Teapa. Propiedad fotográfica ELGJ.

     La muerte es una de las experiencias más tristes de la vida, por eso, el lugar donde se va a reposar, durante mucho tiempo tuvo una importancia elemental en la vida de los pueblos, tan importante que en el cristianismo, para ser salvado era necesario no sólo haber muerto con los auxilios espirituales, sino también en un lugar muy cercano a la casa de Dios donde pudieran estar en la presencia de su misericordia.

     La terminología es necesaria para poder definir el nombre de estos lugares y al mismo tiempo, conocer la diferenciación entre cada uno de ellos:
  1. Camposanto: se definía al terreno destinado a enterrar cadáveres, según RAE.
  2. Panteón: es un monumento funerario, artístico y arquitectónico destinado al enterramiento de varias personas, RAE.
  3. Cementerio: terreno, generalmente cercado, destinado a enterrar cadáveres, RAE.
     Sin embargo, según las épocas se podían definir diversas líneas conceptuales e ideológicas que diferenciaran cada uno de ellos, por ejemplo, durante la época colonial era común llamarles camposanto, pues eso era originalmente, un lugar "santo" destinado al reposo eterno en un espacio sagrado como templos, iglesias, conventos, etc. El panteón se insertó en el último cuarto del siglo XIX para hacer esa corelación con los famosos panteones europeos de la época griega y romana que fueron transformados durante el renacimiento, se constituyeron en enormes casas o palacios donde una familia sepultaba únicamente a los suyos, principalmente, eran familias de clase acomodada que podían darse ese lujo de gastar en un monumento funerario notablemente adornado y decorado arquitectónicamente. Por último, el término cementerio fue adoptado por el gobierno para sepultar a toda la población civil, de cualquier clase y donde podían haber un sinnúmero de panteones, es decir, monumentos artísticos para las familias ricas al mismo tiempo que terrenos de fosa común para los pobres.

     Desde la época prehispánica la muerte tuvo un sentido de ritualidad donde se acompañaba el cuerpo desde que fallecía hasta que yacía en su última morada, al paso del tiempo, con la conquista e implantación del sistema colonial, el ritual funerario y el sitio de descanso tomaron un punto predominante en la vida de todo cristiano que deseaba reposar cerca de lo sagrado para obtener bendición y protección en la otra vida. Es por eso que en todos los templo se podía sepultar los cuerpos de los difuntos cerca de un altar al cual le tenían devoción, inclusive estaba expresado en documentación notarial como el testamento, dónde debían ser sepultados a la par de realizar los consabidos rezos y misas por su alma.

Avenida principal que lleva a la capilla mortuoria o "ardiente" donde se hallaba anteriormente el osario o fosa común, del lado izquierdo podemos apreciar el Patio 1 y del derecho el Patio 2, que se ampliaron hasta la primera barda perimetral. Propiedad fotográfica ELGJ.

     Los templos parroquiales tanto en su interior como en el exterior, fungieron como los principales lugares de descanso para el cuerpo de los fallecidos; el templo parroquial de Teapa tuvo en su interior muchas lápidas mortuorias de personas que pidieron expresamente ser sepultados ahí, por ejemplo en 1740, el templo se ubicaba con la entrada principal mirando hacia el río, por tanto, el altar mayor estaba donde ahora se ubica su actual frontis, el cuerpo arquitectónico era acajonado y de estilo semigótico, contado en su interior con altares laterales con diversas advocaciones religiosas, es precisamente en esa misma fecha que Dn. Juan Antonio Sánchez, naborío y vecino del partido, expidió su testamento con la finalidad de dejar arreglado sus asuntos personales y en una de las cláusulas explicita que "...cuando su divina majestad fuere servido de llevarme de esta presente vida, quiero y es mi voluntad que mi cuerpo sea enterrado en la Santa Iglesia parroquial de dicho pueblo de Theapa junto al altar de San Nicolás...". Evidentemente, era lo suficientemente espaciosa para poder inhumar muchos más cadáveres, tal cual lo exigían las necesidades de la época, inclusive, alrededor del templo en lo que solemos llamar jardines y atrio, estaba un pequeño camposanto que servía para aquellos que no podían pagar un lugar exclusivo dentro del templo.

     Seis años después, esto es en 1746, un vecino español llamado Dn. Francisco Martínez González, también expedía su testamento bajo notario en la cual expresaba y autorizaba lo siguiente: "... ítem mando mi cuerpo a la tierra de que fue criado para que cuando Dios nuestro señor sea servido llevarme de esta presente vida sea enterrado en la iglesia parroquial  de este pueblo de Theapa junto a el altar del Santo Cristo de las Lluvias y se me diga misa de cuerpo presente con su vigilia y responso y lo demás acostumbrado y si no fuere a hora competente se me diga otro día y que se digan las misas hasta los nueve días aplicadas por mi alma...". Al contrario del anterior, el español podía darse ciertos lujos en el momento de su fallecimiento, las misas que pudiera pagar y el privilegio de estar sepultado en el altar mayor, que era donde estaba el Santo Cristo de las Lluvias, en cambio, un naborío como el expresado líneas arriba, que era un criado común de una hacienda o casa de español, no podía pagar de sus bienes todo lo que fuera necesario para ser tratado de igual.

     Como podemos apreciar, los lugares santos donde debían ser sepultados los cuerpo de los fallecidos eran "sagrados" para que el alma alcanzara de la divinidad, gracia, perdón y misericordia, de igual manera, en las grandes haciendas coloniales existían capillas dedicadas al santo patrón del lugar donde también podían ser sepultados los dueños, toda la familia o personas cercanas a éstos, ese fue el comienzo de las bóvedas familiares o capillas familiares. De esta forma, la parroquia llevaba el control de los enterramientos de los fieles y que anotaba en el Libro de Defunciones, cuya fuente de información era muy rica y abundante antes de la creación del Registro Civil a mediados del siglo XIX, muchas veces las iglesias y con ellas el clero tomaba parte en la adquisición de herencias y donaciones de los mismos difuntos como una obra de caridad que sirviera al fallecido en el otro mundo.

     Al iniciar el siglo XIX, por el limitado espacio para sepultar a los muertos en las iglesias el gobierno colonial y, posteriormente el autónomo en los primeros años de la independencia junto a las autoridades eclesiásticas se vieron precisados a destinar nuevos terrenos, si tomamos en cuenta los diversos factores de salubridad que impidieron seguir sepultando a los muertos en los templos como las grandes pestes o epidemias infecto-contagiosas donde la población fue diezmada, el espacio no bastó para dar cabida a tantos cadáveres, las dependencias de salud gubernamentales para evitar infecciones y contagios tomó ciertas restricciones con respecto a la sepultura en los templos parroquiales, además de la pérdida arquitectónica que sufrió el templo de Teapa en la primera mitad de ese siglo cuando amenazaba ruinas y en la que hubo necesidad de reconstruirlo perdiéndose muchas lápidas funerarias y el registro de las personas que ahí reposaban.

     La Ley de Secularización de Cementerios expedido el 30 de julio de 1859 por el presidente interino constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Lic. Benito Juárez García en Veracruz, despojó la administración de los cementerios a las parroquias y con ello al clero, pasando a manos del gobierno mexicano que por medio de los Jueces del estado civil los administrarían regulando de esta manera todas las inhumaciones y exhumaciones, la citada ley determinaba cuáles eran los espacios que pasarían a depender del gobierno como los "... cementerios, camposantos, panteones y criptas o bóvedas mortuorias..." eso incluiría hasta las particulares, además, sólo a los encargados del Registro Civil junto a los Ayuntamientos competería velar por la creación y adquisición de nuevos espacios para sepultar y al mismo tiempo cuidar que "se remueva la prohibición de enterrar cadáveres en los templos".

     Debido a la imposición de la Ley en todo el país, al regularizarse la administración de gobierno pasada la guerra de Reforma, se procedió con el nombramiento del primer Juez del estado civil de Teapa, que empezó a funcionar en marzo de 1861, que lo fue Dn. José del Carmen Palavicini, se adquirió un terreno con un área de 4000 metros cuadrados que de ahora en adelante sería el Cementerio General de Teapa, que tiene su ubicación al final de la ahora calle Pedro Padilla en las afueras del barrio de Tecomajiaca, el primer cuadro estaba demarcado con la avenida principal y de la cual se desglosarían lo siguientes patios, entiéndanse éstos como el conjunto de lotes "a perpetuidad" o alquilados, según la Ley por 5 años antes de exhumarlos y reunirlos en un lugar específico junto a todos los osarios.

     El primer cuerpo del Cementerio General de Teapa era conocido como el Gran Patio y correspondió con una avenida principal y los patios 1 (izquierda) y 2 (derecha), con sus respectivas calles AI, BII, CIII, DIV, EV, FV y GVI (incluida la numeración romana) y el espacio donde actualmente se encuentra la capilla mortuoria estaba el área de osarios o fosas comunes que dejó de funcionar pasada la última infección contagiosa fuerte de cólera en 1934.

Fotografía satelital del Cementerio General de Teapa y las divisiones o modificaciones que tuvieron a lo largo de 150 años desde su fundación en 1860. Se aprecian el Gran Patio con sus partes 1 y 2 al igual que su ampliación posterior. El Patio 3 que lo conforma de manera independiente y el Patio 4 de creación reciente. Fotografía satelital ELGJ, tomado de Google Earth 2018.

      Existía solamente el Gran Patio que daba nombre al Cementerio General, más allá de la ubicación del osario o fosas comunes, era un terreno baldío, de propiedad particular. No sabemos exactamente, si el terreno antes de su creación como Cementerio General fuera propiedad de algún particular y algún Ayuntamiento adquirió para esa finalidad o fue una donación para la construcción del mismo, no tenemos documentos que lo comprueben. Sin embargo, hemos de creer que siendo un terreno ubicado en colindancia con ranchos o haciendas, pudo haber tenido un anterior propietario que lo donó o vendió a la municipalidad.

     Si bien, gracias a los datos estadísticos que proporciona el Registro Civil de Teapa en los Libros de Defunción desde 1861 hasta 1899 que se encuentra depositados en resguardo, debido a que su tiempo de utilidad ya no corresponde al uso general, podemos determinar que existían, hasta la última fecha anotada, 196 lotes o sepulturas comunes, eso incluiría a los mausoleos y otras construcciones funerarias notablemente artísticas pertenecientes a las familias de mejor posición económica de Teapa y que podían traer el material de otros lugares, incluso el extranjero para su construcción. 

     Con el crecimiento poblacional y la demanda de mayor espacio para sepulturas se expandió el terreno mediante compraventa, misma que fue informada con su publicación en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado en diciembre de 1918, cuyos límites se hicieron colindar con la primera barda perimetral que tuvo el Cementerio General. Posteriormente en 1972, el H. Ayuntamiento presidido por el Lic. José Ricardo López Aguilar adquirió mediante la compra de un terreno anexo al Cementerio General que era propiedad de la señora Isabel Aguilar vda. de Robles con 748 metros cuadrados con los siguientes linderos: Norte, 34.20 metros, Sur, 33.80 metros, Este, 22 metros y Oeste, 22 metros según las Escrituras Públicas que tenemos a la vista. Se desprenden también otros datos importantes, esa parte del terreno vendida al Ayuntamiento perteneció en la primera mitad del siglo XX al sr. Abraham López Zurita que se lo vendió a la citada propietaria en 1951, se bardeó en 1977 y  es hoy llamado el Patio 3.

     Por último, la insuficiencia del Patio 3 en 1985 del cual ya se habían vendido prácticamente todos lotes, dio lugar que el H. Ayuntamiento representado por el Dr. Higinio Árias Arévalo, Rafael Pedrero Mazariego y el Prof. Ramón Cornelio Gómez, presidente municipal, síndico y secretario respectivamente, por medio de contrato de compraventa a la señora Severina Cantoral Trejo vda. de Cano de un predio rústico ubicado en la Ra. Guadalupe Victoria con 8000 metros cuadrados cuyas colindancias son: Norte, 138.50 metros, Sur, 116 metros, Este, 66.25 metros y Oeste 26.25, 16.20, 15.60 y 23.45 metros con un costo de $8, 000, 000.00 m/n según consta en la Escritura Pública que tenemos a la vista, ésta será la última sección conocida como Patio 4, que hasta el día de hoy funciona a su máxima capacidad. Desde esa fecha a la actualidad ha sido mínimo el cambio arquitectónico que ha sufrido el cementerio municipal como la nueva barda frontal y el acceso principal que fue reconstruido en alguna administración pasada.

     Los cementerios ocupan un lugar preponderante en la vida pública de una sociedad, no hay pueblo que no tenga uno, su presencia se hace patente en cuanto exista población, sin embargo, no estamos exentos de que su funcionamiento tiene una capacidad completamente limitada, pues como veremos en otra ocasión, las necesidades obligan a la construcción de nuevos espacios para sepultar a los fallecidos, y los seres humanos no se pueden escapar a la realidad de la muerte.


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.


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Para mayor referencia, véase:

  1. Diccionario de la Real Academia Española, en su sitio web http://dle.rae.es/?w=diccionario, consultado el 17 de septiembre de 2018.
  2. Torres Vera, María Trinidad y Beatriz García Hernández: "Sepan cuantos esta carta vieren..." Documentos notariales en el Tabasco colonial. Tomo II. Secretaría de Educación, Subsecretaría de Coordinación y Desarrollo de la Educación Media y Superior, Archivo Histórico y Fotográfico de Tabasco. Villahermosa, Tabasco, págs. 81-82; 104-105.
  3. Ley de Secularización de Cementerios del 30 de julio de 1859, publicado en el sitio web http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/3Reforma/1859LSC.html, consultado el 17 de septiembre de 2018.
  4. Registro Civil de Teapa, Libros de Defunciones, años 1861-1899.
  5. Testimonio Primero de la Escritura Pública de compraventa de un predio sub-urbano, ubicado en el camino que conduce a la finca La Tejería de esta ciudad, con superficie de 8000 m2 (ocho mil metros cuadrados) que otorga la señora Severina Cantoral Trejo viuda de Cano en favor del H. Ayuntamiento Constitucional de Teapa, Tabasco. Instrumento No. 2476, Vol. 46. Lic. José Ricardo López Aguilar. Notario Público No. 1. 18/Junio/1985.
  6. Contrato de compraventa de un predio sub-urbano "sin nombre" ubicado en la Ra. Guadalupe Victoria con una superficie de 784 m2 (setecientos ochenta y cuatro metros cuadrados) que otorga la señora Isabel Aguilar viuda de Robles en favor del H. Ayuntamiento Constitucional de Teapa, Tabasco. Lic. Cayetano Valencia Aguilar, Juez Municipal. 23/Febrero/1972.

jueves, 13 de septiembre de 2018

DOCUMENTO PARA LA HISTORIA DE TECOMAXIACA

Alonso de Texeda, encomendero de Tecomaxiaca



El encomendero estaba a cargo de un determinado territorio, encargado de obtener de los indios el tributo necesario para sus sostenimiento a cambio de protegerlos y catequizarlos en la fe cristiana, pero por desgracia casi nunca fue así. Propiedad de la ilustración Encomendero de Marcos Pariona.

     El siguiente documento es de capital importancia para la historia de Tecomaxiaca, siendo encomienda desde el principio de la conquista, tomaron en sus manos el cobro de los tributos Alonso de Bazán (1546-1549) y Alonso Manrique (1551) que fueron los Alcaldes Mayores residentes en Santa María de la Victoria, al mismo tiempo en las Tasaciones de 1549 tenemos que en Tecomaxiaca estaba divido el tributo en dos personas Alonso de Tejada y el adelantado Francisco de Montejo donde recibían cada año de parte de los indios "ciento de xiquipiles de cacao y doscientas hanegas de maíz... e ochenta gallinas de Castilla o de la tierra... [además debían dar] cuatro indios ordinarios de servicio en la dicha villa de la Victoria..." a cambio de darles alimentación y educarlos en la fe cristiana, esto por lo cual se debía dividir entre los dos encomenderos del sitio.

     Según se desprende del documento que está fechado el 4 de febrero de 1561, Alonso de Tejada, Tejeda o Texada (en la grafía española del siglo XVI), aún era menor de edad y si en las Tasaciones de 1549 también se le menciona, es probable que aún fuera un pequeño infante que al llegar el tiempo del documento que insertamos más adelante, aún no había alcanzado la edad requerida para tomar por sí mismo la responsabilidad de la mitad de la encomienda, según la legislación española un ciudadano pasaba a ser mayor de edad a los 21 años y 18 si estaban casados. En el mismo año que se redacta el documento, va a adquirir la encomienda de Mazateupa, seguramente en ese lapso de tiempo contrae matrimonio con la hija del encomendero del lugar y por derecho adquiere la encomienda, sin embargo, para el tiempo en que se escribieron las Relaciones Histórico Geográficas en 1579, ya era su hijo Juan de Tejeda el propietario de la encomienda de Tecomaxiaca.

Excmo. Sr. Dn. Lorenzo Suárez de Mendoza Jiménez (1518-29/VI/1583), 4° Conde de Coruña y 5° Virrey de la Nueva España (4/X/1580-29/VI/1583). Retrato conservado en la Galería de los Virreyes del Museo Nacional de Historia en la ciudad de México.

     El siguiente documento se encuentra en resguardo en el Archivo General de la Nación México en el ramo General de Parte (donde se ubican los documentos que eran enviados al virrey como solicitudes, peticiones o reclamaciones), este es uno de los más antiguos que posee en relación a la historia de Tabasco y especial al área de Teapa y sus contornos.


Descripción documental: Don Lorenzo Suárez de Mendoza, conde de la Coruña, virrey de la Nueva España, ordena al gobernador de Yucatán deje vivir en la villa de Santiago de Chiapa al menor Alonso de Tejeda, quien tiene propiedades en la villa de Tabasco.

“Don Lorenzo Suárez de Mendoza, [conde de la Coruña, virrey de la Nueva España] por cuanto por parte de Alonso de Texeda en quien dicen estar recomendado del pueblo de Tecomaxiaca y sus sujetos que son la provincia de Tabasco me ha sido por la relación que por ser menor yo eso los diocesanos y estar en disposición de ser enseñado a leer y escribir y doctrina en ciencia y virtud no puede asistir personalmente en la villa de Tabasco por que de mas de ser ocasión de quedar sin saber lo que conforme su calidad le conviene esta la tierra cálida enferma en que estaría en gran riesgo su vida y por que para haber de gozar la renta de dicho pueblo será cumplido a vivir y profesión de la dicha villa y no en Santiago de Chiapa donde está su tutor y será aprovechado me pidió que dejando en la vecindad en su lugar y a su costa persona que asista por él se ha visto haber cumplido con su obligación y por mi visto a lo susodicho que su pretensión es virtuosa por la presente mando que [ilegible] el dicho don Alonso de Texeda menor en la dicha villa de Tabasco una persona tal en su lugar que asista y viva por él en ella no sea compelido [sic] por el gobernador de Yucatán ni otra justicia en su persona ha dejar de vivir en el dicho pueblo de Santiago de Chiapa hasta que por mi otra cosa se provea y mande. Fecho en México a cuatro de febrero 1561 años....”.

AGN, R. General de Parte, v. 2, exp. 1169, f. 257.

     El virrey otorga el permiso para que pueda pasar a residir a la villa de Santiago de Chiapa, entonces conocida como Chiapa de los Indios o de Corzo en la provincia de las Chiapas, a solicitud de Alonso que es menor de edad, en esa época a los dueños de encomienda no se les permitía vivir en su encomienda bajo expresa restricción por real cédula del Rey, debían residir en la villa de Santa María de la Victoria por ser cabeza de cabildo y puerto donde podían salir hacia otros lugares, por tanto para poder residir en otro lado que no fuera su Provincia debían pedir el permiso necesario, era un control que llevaba la corona y el virreinato para los encomenderos, esta disposición obedecía a las Leyes Nuevas de 1545.

     Es también interesante el hecho de que su salida a la villa de Santiago de Chiapa, obedecía a dos factores: cuidar su salud en una tierra que no enfermaba, pues era menor de edad y podría estar expuesto a morir y otra, a habitar con su tutor que se encargaría de enseñarle las letras (leer, escribir y algún oficio propio de sus obligaciones) y el trabajo necesario para poder en su momento ocupar con todas las responsabilidades de la encomienda, eso sí, con goce de sueldo, que era el tributo que no le era eximido aún en su minoría de edad.


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.


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Bibliografía

  1. Ruiz Abreu, Carlos Enrique (2012): "Relación Documental para la Historia de la Provincia de Tabasco 1539-1885". Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Villahermosa, Tabasco, pág. 169.
  2. Ortiz Ortiz, Martín (1988): "Los caminos de Tabasco. Las vías de comunicación terrestre y la historia de Tabasco, desde la época prehispánica hasta 1850". Secretaría de Educación, Cultura y Recreación, Dirección de Educación Superior e Investigación Científica. Villahermosa, Tabasco, págs. 36-42.
  3. Rosado González, Manuel (1990): "Historia y geografía de Teapa". Gobierno del Estado de Tabasco, Instituto de Cultura de Tabasco. Villahermosa, Tabasco, págs. 8-9.