domingo, 12 de enero de 2020

LA IMAGEN ORIGINAL DEL SEÑOR DE ESQUIPULAS

Historia de Nuestro Señor Jesucristo Crucificado de Esquipulas, Guatemala.



Al historiador André E. Ordóñez Capetillo.



Extracto del capítulo III de mi obra titulada "Las Fiestas de mi Pueblo", inédito.


Santuario de Esquipulas en Guatemala, 1839 aprox. "Grabado de John Lloyd Stephens, antropólogo inglés que visitó la región entre 1839 y 1840, durante las guerras centroamericanas y el régimen de Rafael Carrera." Grabado propiedad de Wikipedia.


En la provincia de Chiquimula, una región que raya con los actuales países de Honduras y El Salvador, se localiza un pueblo que con el paso de los años ha ido adquiriendo cierto prestigio e importancia debido a un culto católico muy difundido en torno a un Cristo negro. Este sitio se denomina Esquipulas, y ha sido proclamado por la iglesia guatemalteca y la devoción popular como la Capital Centroamericana de la Fe por la inmensa cantidad de personas que llegan a ofrecer sus votos ante el Crucificado oscuro que se yergue sobre un monumental altar mayor de mármol blanco que hace un notable contraste con el color del cuerpo del crucifijo de ébano. La devoción a la imagen ha traspasado fronteras y se ha convertido en icono de Centroamérica y de muchos países.

Dentro de los mitos y leyendas de Cristos Negros, quizá Esquipulas difiere mucho sobre su origen, su historia y su desarrollo devocional en Guatemala, al mismo tiempo representa para el pueblo guatemalteco, más que una obra de arte, el simbolismo de la fe. Otros Cristos probablemente les han dado identidad a sus pueblos, pero la imagen de Esquipulas es el alma viva de Guatemala y no se concibe otra realidad sin ver la devoción que el pueblo le manifiesta.

La historia nos refiere que la provincia de Chiquimula fue sometida por los españoles en 1525 a cargo de los capitanes Juan Pérez Dardón, Sancho de Barahona, Bartolomé Becerra y Conciso Hernández que bajo las órdenes del famoso Pedro de Alvarado introdujeron la religión católica en el pueblo de Esquipulas, cuyo significado tiene diversas vertientes: el historiador Fuentes y Guzmán menciona que la palabra es Izquipulas y su traducción es “solo pantanos”; Castañeda refiere que es Itzcuitlpolac derivado en “donde las manos labran y reza la obsidiana”; Arriola se inclina por Izquitzuchil que es “paraje donde abundan las flores” o “tierra florida”; para Cardoza y Aragón la palabra es de origen maya Ek ik pul ha y significa “negro viento que empuja el agua”. Otros más creen que la palabra es Its qui pulu ja que traducido sería “el rio de la espuma del dulce encantamiento” pero nos inclinamos más por la palabra que significa “paraje o lugar donde abundan las flores”, ya que Esquipulas está rodeado de un hermoso campo cubierto de flores que, anualmente produce, no solo flores naturales sino también espirituales (gracias y milagros).

Debido a las insurrecciones hechas por los indígenas chortís (de herencia maya) en 1530 debido a los malos tratos y no pudiendo soportar la carga de su sometimiento y con el ejemplo de otros pueblos se independizaron. El juez visitador Francisco de Orduña envió a varios capitanes con soldados para pacificar Esquipulas, éstos luego de haberse perdido, lograron encontrar el camino al pueblo rebelde que estaba bien atrincherado, 3 días de continuas luchas agotaron ambas fuerzas que para el 4° día pactaron la paz, los españoles se instalaron con los misioneros que continuaron evangelizando y catequizando a los indios. Así entre 1560 y 70 se funda la Villa de Santiago de Esquipulas por los españoles con ayuntamiento, dándole legalidad jurídica, mismas que afirmaban las nuevas Leyes de Indias de 1545.

Imagen del Cristo Crucificado de Esquipulas de 1594. Propiedad fotográfica de Eventos Católicos Noticias.

A esto hay que sumarle que desde mediados del siglo XVI, Guatemala gozó de una enorme fama en la elaboración de imaginería religiosa, esculturas y obras de arte sacro que hoy son consideradas como una de las principales aportaciones y que forman parte del patrimonio nacional de ese país y de México también. El historiador Álvarez Arévalo[1] menciona que “Tradicionalmente las maderas utilizadas para la elaboración de imágenes eran el cedro y la caoba…”, además de que “…el tallador trabajaba el diseño de su obra inspirándose en motivos europeos…”, existía un largo y determinado proceso de selección de la madera y su confección requería de varias manos que lo prepararan para evitar futuros daños. La mayoría de los talladores maestros se dedicaban a elaborar imaginería especialmente para devociones privadas o familiares, la madera utilizada era denominada teoxché, que significa “madera para hacer dioses”.

Los artista y escultores provenientes de Europa se asentaron en la Antigua Ciudad de Santiago de Guatemala, por documentos de la época sabemos que formaban un excelente gremio asociado y que por peticiones y solicitudes de diversos lugares de la Nueva España, encargaban pedidos de imágenes para sus templos, iglesias, catedrales y conventos, la excelencia en la elaboración de estas piezas las hacían por contratos registrados en los libros que quizá hoy yacen en el olvido en las respectivas dependencias solicitantes.

El origen de la imagen está bien documentado, fue fabricada en la ciudad de Santiago de Guatemala por manos de un escultor portugués llamado Quirio Cataño[2], la partida o contrato dice expresamente lo siguiente:

“En la Ciudad de Santiago de Guatemala, en veinte é nueve días del mes de agosto, del año de mil, é quinientos é noventa é cuatro años, Cristóbal de Morales, Provisor de este Obispado, concertó con Quirio Cataño oficial de escultor, que haga para el pueblo de Esquipulas un Crucifijo de vara y media, muy bien acabado y perfeccionado, é le ha de dar a cabo para el día de San Francisco, primero que viene, é se han de dar por él cien tostones de cuatro reales de plata cada uno; é para en cuenta de los dichos cien tostones confesó haber recibido adelantados cincuenta tostones los cuales recibió realmente, é se obligó de lo cumplir, é para ello obligó su persona é bienes é lo firmó de su nombre y el dicho Provisor. – Cristóbal de Morales (rúibrica).- Quirio Cataño (rúbrica).”[3]

            Este documento nos ofrece mucha información al respecto, debía medir vara y media, la vara era un equivalente a tres pies u ochenta y cuatro centímetros (en Castilla el pie equivalía a veintiocho centímetros) más la media hacían un total de ciento veintiséis centímetros, sin contar la base que le daba una medida total de metro y medio. El costo de cien tostones, al concertarse el contrato se le otorgó a Cataño la mitad de la cantidad, posteriormente a la entrega se le darían diez tostones y lo restante que son cuarenta tostones serían entregados al punto un mes después del segundo pago, o sea, el crucifijo fue pagado en tres partes, inclusive el escultor estaba comprometido a entregar en fecha y forma la imagen, el día de San Francisco, esto es el día 3 de octubre de 1594 y obligado bajo pena de perder su licencia de escultor y bienes que poseía si no lo entregaba según lo acordado; el último pago se efectuó el 9 de abril de 1595.[4]

Detalle del conjunto escultórico del Señor de Esquipulas donde se aprecia la Virgen Dolorosa y San Juan apóstol, a los pies del Cristo y abrazando la cruz está Santa María Magdalena, siglo XVII. Propiedad fotográfica del sitio web El País de los Jóvenes.

            La iconografía de la imagen representa a Nuestro Señor Jesucristo en su sagrada pasión, no se sabe de cierto cuándo adquirió su color negro característico, una noticia histórica refiere que su color proviene de “… la representación de un cuerpo muerto, cubierto de sangre morada oscura. Sangre muerta…”, además “… mírase esta Soberana imagen de Cristo Crucificado como una sombra, el rostro negro con perfección, el cuerpo pardo con hermosura…”.[5] Sin embargo, los estudios afirman que el oscurecimiento se debe a la exposición constante de humo de miles de velas, candelas y veladoras que ofrendaban los peregrinos. Pero no pareció en un principio tener el interés la Iglesia y sus devotos por el color del Cristo, sino, como expresa Navarrete, fue hasta el siglo XIX en que se dio la intención de relacionar su color con los Evangelios.[6]

            Otras versiones hacen referencias a que la imagen ya había sido pensada para su confección en madera oscura para hacerla “más aceptable a los indios y facilitaría su conversión al cristianismo.”[7] Podría tener razón en parte esta afirmación, pero también tenemos en cuenta que la restauración que fue efectuada en 1995 tuvo como resultado que “la policromía general del Cristo es de un tono más claro; presentando restos de dos encarnados anteriores al que posee actualmente, y esta capa pictórica se encuentra oscurecida por el paso del tiempo y la acumulación de residuos sólidos en el ambiente, que provocaron el color moreno que posee…”, este oscurecimiento fue gradual al paso del tiempo y según las circunstancias del cuidado de la imagen.[8]

            El día de San Francisco, 3 de octubre, comenzó la peregrinación del Cristo por diversos pueblos en su trayectoria hasta Santiago de Esquipulas; don Nicolás de Paz presbítero Examinador Sinodal y Comisario del Santo Oficio, autor de una novena en 1770 aproximadamente y de un tratado de milagros que se inserta en la misma obra, narra cómo se realizaron los milagros a lo largo del recorrido, especialmente el más sonado del pueblo de La Concepción Atulapán, donde al colocar la imagen en las andas se desató una gran tormenta al punto que se inundó todo el pueblo, acudió el pueblo para sacar la imagen y ésta inmóvil de su sitio no pudieron trasladarla a otro sitio, diéronse cuenta que la misma sudaba e informaron a la autoridad eclesiástica que ordenó una procesión de penitencia que encabezó un religioso que era sobrino del cura de la localidad, y así fue posible moverla hasta trasladarla a su nueva ermita dedicada al apóstol Santiago que cedió su lugar al Crucificado.[9]

            Durante algún tiempo permaneció la Santa Imagen en una pequeña iglesia donde el titular Santiago Apóstol cedió su trono para que el Sol oscuro presidiera en el Altar Mayor, sin embargo, la devoción no decayó, muy al contrario perduró por los innumerables milagros realizados, especialmente el obrado en la devolución de la salud del Ilustrísimo y Excelentísimo Señor Maestro Don Fray Pedro Pardo de Figueroa y Sotomayor, OMin., primer Arzobispo de Guatemala, emprendiendo la edificación del santuario que albergaría la imagen hasta la actualidad, otorgando a la devoción un reconocimiento oficial, desafortunadamente no logró hacer él mismo el traslado de la imagen a su nuevo templo ya que murió el 2 de febrero de 1751.[10] Encargó la construcción del templo a Felipe José de Porres, hijo de Diego y nieto de José de Porres célebres arquitectos antigüeños. El terreno utilizado para la construcción fue el mismo donde, según la tradición esquipulteca, se sembró algodón para costear la imagen en 1594.

Señor de Esquipulas con calvario, pintura/óleo, Anónimo peruano, siglo XVII, Torreón, Coahuila. Propiedad fotográfica Fundación E. Arocena.

            Culminadas las obras del templo, fue motivo de su consagración y traslado de la Santa Imagen a su nueva morada, por lo que el segundo Arzobispo de Guatemala, sucesor de Pardo de Figueroa, el Ilustrísimo y Excelentísimo Señor Doctor Don Francisco José de Figueredo y Victoria se encargó de invitar a algunos obispos de su provincia eclesiástica para efectuar tan solemne ceremonia, aceptaron la invitación el Ilustrísimo Señor Doctor Don Diego Rodríguez de Rivas y Velasco, Obispo de Comayagua (Honduras) y el Ilustrísimo Señor Doctor Don Fray José Vidal (o Vital) de Moctezuma y Tobar, OM, Obispo de Ciudad Real de Chiapa de los Españoles (Chiapas), la ceremonia estaba prevista para enero de 1759, sin embargo, Figueredo y Victoria se enferma y tiene que ceder la ceremonia para que la presidan los obispos invitados.

            La fiesta dio comienzo el día 4 de enero de 1759, donde:

“…se sacó la Ymagen de su trono, la lavó y limpió del polvo el Ylmo. y Rmo. Sr. Don Fray Joseph de Moctezuma Obispo de Chiapa, desclavándola de la Cruz, la que igualmente se limpió, y puso con la mayor pureza, lo mismo con la corona, y demás alhajas que tiene la Ymagen, y concluido todo se volvió a poner en la cruz, y colocar en andas…”.[11]

            El Obispo de Comayagua a pesar de su enfermedad celebró los ritos de la bendición del templo con el Obispo de Chiapa, con la asistencia del Muy Ilustre Señor Alonso de Arcos y Moreno, Presidente de la Real Audiencia de la Ciudad de Guatemala, Gobernador y Capitán General del Reino, lamentablemente no se pudo efectuar la consagración por no haber reliquias para colocar en el ara del altar, por lo que decidieron posponerlo para otra ocasión. El día 6, se realizó el traslado de la Imagen, la crónica de ese día lo registra un documento de Don Miguel Antonio de Sobrado Santelises, que era secretario del Obispo Rodríguez y Rivas de Velasco, en la cual dice que:

“…se hizo la traslación del Señor a su nuevo templo en procesión solemne, llevando el Santísimo Sacramento el Ilmo. Sr. Dr. Fr. José de Montesuma, Obispo de Ciudad Real de Chiapas, del Consejo de S. M. y en sus hombros la Santísima Imagen del Señor Crucificado, primeramente los señores sacerdotes revestidos con casullas, y después el Muy Ilustre Sr. Presidente, dos señores Oidores, y Fiscal de la Real Audiencia de este Reino; mucha nobleza e innumerables personas de todo el Reino,…” [12]

            Antes de llegar a su nuevo lugar, cuatro sacerdotes de las parroquias de Camotán, Tejutla, Juatiapa y Mita realizaron sendos catafalcos o estaciones en los cuales se colocaba la Sagrada Imagen para en ellos realizar un acto de piedad; se realizó solemne novenario con asistencia de muchos fieles y del Muy Ilustre Sr. Presidente, la Misa Solemne con sermón panegírico por la mañana y moral por la tarde con predicadores que fueron llamados de la ciudad de Guatemala. El momento más emotivo fue la inhumación de los restos del primer Arzobispo Ilmo. Sr. Mtro. D. Fr. Pedro Pardo de Figueroa en el santuario por él construido a los pies del Cristo el 18 de enero.[13]

Litografía coloreada del Señor de Esquipulas que acompaña la novena escrita por el padre Miguel Muñoz en 1830 en la cual contiene una "Noticia Verdadera" anotada por el padre Juan Paz Solórzano en 1930. Propiedad fotográfica del Periódico Oficial en Español de la Arquidiócesis de Los Ángeles, EU.

            El papa Clemente XIV emitió dos Breves a petición de un fiel devoto del Cristo de Esquipulas, el Sr. Don Juan Fermín de Aycinena, otorgando varias indulgencias y gracias a los fieles que visitaren el Santuario en los días de la novena. La piedad popular no alcanzó límites, se extendió el culto desde el siglo XVII hasta el presente y son miles los peregrinos que asisten cada año a las romerías en su festividad el 15 de enero. La popularidad de la Imagen permitió que a mediados del siglo XX, el papa San Juan XXIII elevara en 1961 la parroquia a Basílica Menor con todos los privilegios y facultades de la Basílica Catedral de San Juan de Letrán en Roma. Años atrás, el Venerable papa Pío XII en 1956 había creado la Prelatura Nullius del Santo Cristo de Esquipulas recayendo el nombramiento en el Arzobispo de Guatemala, Ilustrísimo y Excelentísimo Señor Doctor Don Mariano Rosell y Arellano, mismo que buscó una comunidad religiosa que atendiera la acción pastoral del santuario, encontrándolo en los monjes benedictinos quienes fundaron la Abadía Benedictina de Esquipulas en 1959.[14]


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.





[1] Álvarez Arévalo, Miguel: Imaginería doméstica colonial en Guatemala en “Imaginería Virreinal: memorias de un seminario”. Instituto de Investigaciones Estéticas (UNAM) – Instituto Nacional de Antropología e Historia (SEP). México, 1988, pág. 102.
[2] Entre los artistas que se asentaron en la Ciudad Antigua de Santiago de los Caballeros de Ghoatemala, encontramos a Quirio Cataño, cuyas obras se conservan en diversos lugares de Guatemala y de México, vino procedente de Portugal, aproximadamente en el año de 1580, casándose con Catarina de Mazariegos, alguna descendiente del famoso conquistador de las Chiapas, Diego de Mazariegos. Algunos investigadores refieren que su preparación pudo haberla recibido en Portugal o en Italia entre los años 1556 y 1575. Su taller se encontraba en la calle de los Pasos Perdidos y ahí se daban cita los más connotados artistas de la época, cada uno es sus diversas especialidades. Para principios del siglo XVII el taller de Cataño era el mejor organizado de todos. Cfr. González Jiménez, Eddy Lorenzo: “Nuestro Señor Jesucristo Crucificado de Esquipulas” en Pregunta Santoral. Tus preguntas sobre los santos, publicado el 30 de octubre del 2011.
[3] El documento aludido se encontró en el pueblo de Santiago de Esquipulas, beneficio curado de San Francisco Quetzaltepeque en 1685, cuando el “… Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Maestro Don Fray Andrés de las Navas y Quevedo, del Sacro, Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced Redención de Cautivos, por la divina gracia y de la Santa Sede Apostólica, Obispo de Guatemala y de la Verapaz, del Consejo de S. M. y su Predicador, etc.,…” haciendo la visita pastoral mandó sacar un Auto del documento original que estaba muy maltratado. El traspaso estuvo a cargo de Fray Bartolomé Delgado como secretario y firmaron como testigos el Lic. D. Gerónimo Hurtado Betancourt, “clérigo Presbítero Promotor Fiscal de este Obispado, y Notario del Santo Oficio de la Inquisición”; Sebastián Coello “escribano de S. M. y Notario Receptor de este Obispado y de visitas de él”, Felipe Roldán de Vega, “intérprete de ellas”, y Nicolás de Briones, “oficial mayor de dichas visitas presentes”. Cfr. Solórzano, Juan Paz: Noticia Verdadera de la imagen milagrosa que se venera en la Basílica de Esquipulas, Delgado Impresos y Cía. Ltda. Guatemala, C. A., 1930, págs. 6-8.
[4] Esto recuerda perfectamente lo que dice el libro de la Sabiduría en el capítulo 14, versículos 17-18: “De igual modo se veneran las estatuas por orden de los príncipes. Aquellos de sus súbditos que no podían honrarlos personalmente porque vivían lejos, quisieron tener su retrato. Mediante esa imagen podían venerar al rey como si estuviera presente.” Quirio Cataño podría ser considerado como el “artista que hizo que aumentara ese culto entre los que no conocían al soberano.
[5] Navarrete Cáceres, Carlos: Esquipulas: origen y difusión de un Cristo Negro en Mesoamérica. Ponencia presentada en el Congreso Centroamericano de Historia. Guatemala, 2010, pág. 1. De Paz, Nicolás: Novena y alabado al Cristo Crucificado de Esquipulas. Guatemala, 1723, sin paginación.
[6] Navarrete Cáceres, Carlos: Las Rimas del Peregrino. Poesía popular en oraciones, alabados y novenas al Cristo de Esquipulas. Instituto de Investigaciones Antropológicas (UNAM). México, 2007, pág. 8.
[7] Hoag, Christina: Fiesta en Esquipulas en Revista Guatemala. Guatemala, s/f, pág. 37.
[8] Navarrete Cáceres, Carlos: Las Rimas del Peregrino, pág. 12.
[9] De Paz, Nicolás: Novena y alabado, s/p.
[10] Fray Pedro Pardo de Figueroa y Sotomayor nació en Lima capital del virreinato de Perú, hijo de nobles. Entró en la Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula, fue designado superior del convento de Lima en 1729. En septiembre de 1735 fue presentado por el rey de España para el obispado de Guatemala, consagrado en México en septiembre de 1736 y al año siguiente tomó posesión de su sede. Tuvo diversos enfrentamientos con las autoridades civiles por cuestiones de jurisdicción. Logró la erección de Guatemala en Arzobispado. Falleció el 2 de febrero de 1751. Solórzano, Juan Paz: op. cit., pág. 8. Cfr. Toledo Palomo, Eduardo: El Templo de Esquipulas y la Arquitectura Antigüeña en “Anales de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala”, Tomo XXXVI. Guatemala, 1963, págs. 395-397.
[11] Navarrete Cáceres, Carlos: Las Rimas del Peregrino, págs. 12-13.
[12] Instrumento sobre el traslado y bendición del nuevo templo de Esquipulas, Libro de Bautismos 1757-1766, fojas 59 citado en Solórzano, Juan de Paz: op. cit., págs. 11-12.
[13] Ibídem, pág. 12.
[14] González Jiménez, Eddy Lorenzo: op. cit.

martes, 7 de enero de 2020

EL TEMPLO Y BARRIO DEL SEÑOR DE ESQUIPULAS

La historia, descripción del templo y sus alrededores.


Fachada principal del templo de Esquipulas en el barrio del mismo nombre. Propiedad fotográfica de ELGJ.

LOS ORÍGENES


            El barrio de Esquipulas[1] desde el siglo XVII era un amplio terreno circundado por bajos lomeríos semiabandonados que funcionaban como camino real a los pueblos de Tacotalpa, Tapijulapa y Oxolotán donde se encontraba la vicaría de los religiosos dominicos que administraban las iglesias o visitas de Santiago, patrón de Theapa y Santa Ana, patrona de Tecomaxiaca.[2] A finales de ese mismo siglo, con el aprovechamiento de la mano de obra esclava y parda se construyeron galerones que sirvieron de casa habitación para estos grupos sociales, apropiándose de la tierra sin merecimiento legal alguno, edificándose también una pequeña ermita, la primitiva dedicada a San Lorenzo mártir.[3]

            A principios del año de 1778, en la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala o comúnmente conocida como La Antigua, varios españoles, hijos muchos de ellos de famosos conquistadores y pacificadores del Nuevo Mundo, pidieron a S. M. Carlos III, Rey de España, mercedes de tierras para habitar en algún lugar de la Nueva España que debido a diversas circunstancias no tenían siquiera una parcela para trabajar, y éste atendiendo a las supremas necesidades de repoblar los vastos territorios de la provincia de Tabasco que en información había recibido el Consejo de Indias por parte de Don Pedro Dufau Maldonado como gobernador interino de la provincia, para que se habitase la tierra por riesgo a perderla, otorgó su Real Cédula al Presidente de la Audiencia de Guatemala para que la ejecutase en su real nombre e informara al Vicario Capitular el Doctor Don Juan Agustín de Lousel, maestrescuelas de la Santa Iglesia Catedral de la ciudad episcopal de Mérida de Yucatán en sede vacante, del nuevo asentamiento de españoles en la jurisdicción espiritual y al gobernador de la provincia de Tabasco, Dufau Maldonado para que brindara las facilidades que por petición suya se había otorgado en un amplio terreno bajo del pueblo de Theapa que a su conocimiento se encontraba  desocupado.[4]

            Según las fuentes que tenemos, la Real Cédula expedida, la relación escrita por el gobernador Dufau, la carta escrita al Vicario Capitular del Obispado de Yucatán[5], sabemos que la peregrinación debía salir a principios del “mes de ánimas”, llevando lo indispensable sobre lomos de animales y baúles en carrozas. No podemos formar un itinerario de viaje debido a la falta de información sobre el mismo, pero hipotéticamente podemos trazar un camino recorrido conociendo un poco sobre las vías de comunicación terrestre utilizadas en la época, sabiendo que lo más probable es hallar el camino por tierra y no por río, que fue el que más seguramente tomaron. La salida fue sin lugar a dudas la ciudad de Santiago de los Caballeros tomando el camino por las Chiapas, pues no era seguro pasar por el Lacandón o el Petén que aún para la época no estaba del todo conquistado y pacificado, la ruta pasó por Chimaltenango, Quetzaltenango, rumbo a Comitlán, Copanavastla, Teopisca, Ciudad Real o Chiapa de los españoles, Chiapa de los Indios, San Marcos Tustla, San Juan Bautista Xitotol, San Dionisio Solistahuacán, San Bartolo Comistahuacán, San Bernardo Tlapilula, Santa Catalina Sulusuchiapa, Santo Tomás Istapangajoya hasta llegar a Santiago de Theapa.

EL ENCUENTRO

       El alcalde de Theapa estaba enterado seguramente de la llegada de estos nuevos habitantes a tomar posesión de la tierra, ésta tierra, sin embargo, estaba ocupada por negros, pardos e indígenas que sin propiedad alguna la habitaban desde hacía muchos años atrás, incluso probablemente por más de un siglo, el hecho es que la tierra estaba ya habitada, no tenemos ningún documento que mencione el hecho de haberse expropiado el terreno a los que sin título de propiedad moraban en el lugar que ya tenía el nombre de barrio de San Lorenzo de los negros. La edificación de una ermita en dirección este a la iglesia parroquial, fue lograda gracias a la tradición indígena de intercambio de santos visitantes, esta devoción a San Lorenzo de Roma se celebraba ya en el poblado indígena de Amatán, actual estado de Chiapas, esta interconexión religiosa propició la veneración al santo que duró hasta principios del siglo XX, suspendiéndose durante la persecución religiosa y reanudándose casi a mediados de la década de los 50’s.[6]

            Los nuevos habitantes llegaron la víspera de la fiesta del Señor de Esquipulas, esto es, el 14 de enero de 1779, el camino había terminado, el largo recorrido desde principios de noviembre había dado fruto ese 14 de enero, pero ahora se enfrentarían a la posesión del territorio. La Real Cédula otorgada por el rey manifestaba que el terreno que el gobernador Dufau había comprometido se encontraba cercano a la cabecera del pueblo de Theapa, así mismo era un terreno de lomeríos bajos rodeado de arroyuelos y manantiales de agua que permitirían a los habitantes dedicarse a la agricultura y ganadería pues el terreno es fértil y productivo, aunque las épocas de lluvias abundaban, pero permitían en tiempos de seca el desarrollo de la siembra. La concesión de la tierra estaba ya fundamentada en la petición del gobernador, pero también en las suplicatorias de los desposeídos de Guatemala, por lo tanto, las tierras realengas no fueron tasadas ni se tuvieron que pagar los derechos de propiedad ni la media annata que todos los agraciados debían pagar al rey por haberles otorgado la merced.[7] Los registros de archivo durante la época colonial en Tabasco son prácticamente inexistentes en la entidad, su pérdida es irreparable pues nos han dejado sin la confirmación de muchos de los hechos históricos que acaecieron y que lamentablemente no podremos conocer.

Calle Ramón Medina Johnson que dirige al barrio de Esquipulas, año 1960. Propiedad fotográfica Francisco Romero Gurría.

            Los nuevos inquilinos al llegar a la tierra prometida vieron casas, construcciones sobre el terreno y se determinaron a tomar posesión de ella, sin embargo, los negros libres y demás pardos se opusieron a abandonar el terreno que durante muchos años habían trabajado y era el asiento de sus familias, movidos por la piedad y el sentimiento, recordando probablemente la caridad cristiana y en señal de fe y devoción al Cristo que llevaban, la preciada reliquia negra, decidieron concertar fraccionar la tierra y convertirla en un verdadero barrio para que en él habitaran por lazos de fe y hermandad los criollos, negros, pardos e indígenas. Este hecho sea quizá el más conmovedor de la historia de la provincia tabasqueña, pues se ha adelantado en mucho tiempo, antes de ser reconocidos, los valores y derechos humanos en la igualdad de personas y género.

EL SANTO CRISTO

            Lo sucedido a la llegada de estos criollos al nuevo barrio de Esquipulas o antiguo de San Lorenzo de los negros está envuelto en leyenda, que puede tener un trasfondo de cierto, se cuenta que “… habiendo llegado los españoles a estas tierras de Tavasco (sic) y encontrando ocupadas las tierras dadas en heredad por S. M., no tomaron la determinación de correr a los negros y demás habitantes ahí asentados, sino que convinieron con ellos para hacer paces y convivir armoniosamente como una gran familia cristiana, el cura encargado de la parroquia de Santiago del pueblo de Theapa celebró una misa cantada el mismo día a petición pública de los españoles y donde se bautizaron varios vástagos negros y se unieron en matrimonio – al día siguiente 15 de enero solemne fiesta del Cristo Negro Señor de Esquipulas de Guatemala – varios hombres con sus mujeres que vivían en el pecado,… y habiéndose efectuado la ceremonia pensaron en la construcción de un nuevo templo para la veneración de la sacratísima imagen…”,[8] nos parecería precipitado decir que el mismo día de la llegada de los criollos se hayan bautizado algunos negritos y castas en la capilla y aún nos parecería casi imposible que el sólo hecho de la llegada del Cristo haya movido a parejas de negros y pardos a contraer matrimonio eclesiástico al día siguiente, considerando que el efecto de haber llegado el grupo criollo fue quizá hasta de inconformidad por la intrusión de un nuevo grupo social que venía a desterrarlos de las tierras que ocupaban desde tiempo atrás.

            Inclusive si las festividades fueron concurridas, el proceso de asimilación del cambio del patronazgo tuvo que haber sido gradual, lo mismo que la imposición del nombre al nuevo barrio, que ya seguramente para finales del siglo XVIII ya había tomado el nombre de Esquipulas en honor al Cristo; la complejidad de ese proceso de asimilación debió haber sido trascendental ya que no quedó rastro del anterior culto a San Lorenzo de Roma diácono y mártir, pero sí prevaleció el culto criollo del Señor de Esquipulas que sin lugar a dudas permeó en la población por identificarse el color negro con la tez de los pardos, negros e indígenas.

Actual imagen (2019) del Señor de Esquipulas que fue donada por el señor Lorenzo J. Mollinedo a mediados del siglo XX pasada la persecución religiosa y restaurado el culto católico. Propiedad fotográfica ELGJ.

            La conformación del nuevo barrio tuvo que haber tenido un espacio realmente considerable, al grado de poder conformar un nuevo pueblo, pero debido a la cercanía con el pueblo de Theapa no logró crearse como tal, a diferencia de Tecomaxiaca que estaba dividido por un arroyo y un camino real que los separaba a pesar de la cortedad de distancia. Observando las propiedades del terreno de lomerío bajo de Esquipulas y la nivelación – aunque claramente erosionada por obra humana con el paso del tiempo en rellenos y recortes a los cerros colindantes – de las tierras, además de los documentos notariales coloniales encontramos que el antiguo barrio tenía al centro como en toda ciudad, la iglesia con atrio y alrededor las cuadras, pero desafortunadamente la división de las mismas se realizaron de forma irregular no observándose hasta la fecha el cuadramiento de calles sino tramos alargados y gruesos con terminal en terrenos y casas estrechas formando triángulos isósceles, además de que calles largas y callejones muy estrechos que no coincidían en todos los tramos.

            La direccionalidad y ubicación podemos registrarla de la siguiente manera: desde las faldas del camino que conduce a las montañas de Chiapas – toda la hoy calle 27 de Febrero, subida a Nicolás Bravo 1a sección y siguientes – hasta la Hacienda La Concepción – actualmente límites del Casino Teapaneco -, la Hacienda Santa Ana en el pueblo de Tecomaxiaca al suroeste – donde se ubica la calle de los mariachis “Santa Cecilia” -, la Hacienda de la Encarnación al oeste – camino rumbo a Santa Cruz y Tacotalpa -, al este el pueblo de Theapa – hasta la calle José Julián Dueñas -. En otras palabras desde el Parque Ecológico hasta la subida a Nicolás Bravo y desde el fraccionamiento La Tejería hasta donde está la cantina La Diplomática y Telégrafos de México.

EL TEMPLO

            La construcción de la iglesia no inició tan temprano, la original construida por los anteriores habitantes era de seto y caña con techo de guano y palmas, rústica como todas las demás del rumbo, su confección era simple, probablemente un altar de madera y una mesa serviría como retablo para la colocación de la imagen del titular. Los criollos al recibir la merced de tierras, no pagaron derechos de propiedad o media annata, sin embargo, sirvió ese capital reunido entre ellos para la cimentación de la actual iglesia, el trabajo debió ser arduo, la estructura o basamento son piedras bolas de río con cal y argamasa. Se edificó con de una sola nave, con techo de palma y guano a dos aguas sostenidas por horcones de madera, con una puerta principal y dos laterales – una de ellas actualmente tapiada -, la fachada presentaba unos relieves en cruces y una principal en saliente en la parte superior de la puerta, coronado con un arco que sostenía las dos campanas originales del siglo XVIII y que muy probablemente fueron bendecidas el día de la llegada de los criollos o al año siguiente para conmemorar su arribo a Theapa; al frente en el atrio una cruz de madera que no sobrevivió a los inicios del siglo XIX.

Templo del Señor de Esquipulas al final de la calle Ramón Medina Johnson, nótese que el actual parque formaba parte del atrio del templo. Propiedad fotográfica Francisco Gurría Romero.

            Resta sólo decir que la iglesia no es de estilo franciscano ya que en primer lugar, la presencia francisana llegó hasta la segunda década del siglo XIX y en segundo, durante su construcción la administración parroquial estaba a cargo de un sacerdote secular, es decir, diocesano, muchos de ellos provenientes del Obispado de Yucatán. El arquitecto historiador Raúl E. Rivero Canto describe el templo de la siguiente manera:
"... la capilla del Santo Cristo de Esquipulas mucho más antigua y más alejada del núcleo de la población presenta formas sencillas y austeras dentro de un volumen predominantemente vertical como suele ocurrir en la región yucatanense. No olvidemos que Tabasco hasta fines del XIX era parte de la diócesis de Yucatán. Evidentemente las molduras de la fachada no corresponden a sus épocas tempranas de construcción. 
El acceso es un vano rectangular flanqueado por dos pilastras monumentales que dividen en tres calles a la fachada pues van desde el nivel del piso hasta el nivel superior. Al mismo tiempo, un par de molduras divide en tres cuerpos a la fachada, siendo éstas la única decoración puesto que las esquinas carecen de ornato. En la calle central, en el cuerpo intermedio sobre el vano de acceso se encuentra una ventana coral semicircular, algo atípico en la arquitectura religiosa. Está enmarcada con discretas molduras. Siguiendo en la calle central, en el cuerpo superior se encuentra el bajorrelieve de una cruz que por su posición en el conjunto sirve para recordar que el templo fue dedicado a una imagen de Nuestro Señor Jesucristo crucificado como efectivamente es el caso de Esquipulas. 
Quizás el elemento más notorio de la fachada de este templo es el elemento que sobresale a manera de campanario. Es un arco de medio punto apoyado en los extremos de las grandes pilastras de la fachada. De él penden tres campanas. El arco está flanqueado por pináculos profusamente verticales y está rematado por una cruz." (Rivero Canto, Enrique (2017): Las fachadas de los templos de Teapa. Inédito.)



            Las festividades organizadas para celebrar al Cristo de Esquipulas fueron diversificadas, a ellas concurrían toda la población del pueblos y villas de la municipalidad, la fiesta engalanada con la presencia de los coletos con sus dulces de cajeras, confites, anisillos, el pan coleto y su producción de su incipiente y rudimentaria industria de zapatos, guitarritas, trepatemicos, jichijuichís, etc. Los chamulas ofrecían su servicio como bestias de carga (hombres fuertes, indios, semidesnudos, ignorantes del español). La feria propiamente se efectuaba fuera de la iglesia, a sus lados y sobre todo enfrente. Allí se vendían toda clase de golosinas: dulces, tamalitos, chicharrones, encurtidos, refrescos varios. Los juegos de azar, como la ruleta, el chingolingo y otras mil trampas del ingenio humano.[9]


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.



[1] Para una idea general de la conformación del barrio de Esquipulas véase González Jiménez, Eddy Lorenzo (2014): Las Fiestas de mi Pueblo. Teapa, Tabasco, inédito. Ídem (2009): La Antigua festividad de la Santa Cruz en la Iglesia del Señor de Esquipulas, Teapa. Teapa, Tabasco: Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, 25 pp.; Rivero Canto, Raúl Enrique y González Jiménez, Eddy Lorenzo (2015): Mirad lo que hizo Santa Rosa”. Voto, bajada y fiesta zoque de los santos “chiapanecos” al pueblo de Santiago de Theapa de finales del siglo XVIII al XIX, en López García, J. Jesús y Rivero Canto, Raúl Enrique (coords.): Espacios sagrados y prácticas religiosas: fuentes y métodos para su estudio. Universidad Autónoma de Aguascalientes. México, 2017, págs. 151-160.
[2] Gallegos Gómora, Miriam Judith (2008): Hacendados, arquitectos y evangelizadores: los dominicos de Oxolotán en los siglos XVI-XVII. Exposición en el 1er. Foro de la Sierra. Universidad Intercultural del Estado de Tabasco, Oxolotán, Tacotalpa, Tabasco, 23 pp.
[3] Rosado González, Manuel (1990): Historia y Geografía de Teapa. Gobierno del Estado de Tabasco, Instituto de Cultura de Tabasco. Tabasco, México, p. 11.
[4] Traslado de la Real Cédula a la Audiencia de Guatemala ordenando se proporcione lo necesario para la fundación de la colonia española en el pueblo de Theapa en la provincia de Tabasco, 26/VIII/1778. Archivo General del Estado de Yucatán (AGEY). Caja 22, vol. 1, exp. 15, f. 1; Gil y Sáenz, Manuel (1979): Compendio Histórico, Geográfico y Estadístico del Estado de Tabasco. México: Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco, pág. 145.
[5] Además se posee una carta del Arzobispo Antonio Pascual de San Pedro de Alcántara Caballero y Góngora otorgada desde el Virreinato de Santa Fe el 16 de febrero de 1779, donde espera que el nuevo prelado de Yucatán se haga cargo de atender el pasto espiritual de los llegados españoles, informando además de su toma de posesión del Arzobispado y agradeciendo la misiva enviada por ellos el 28 de noviembre pasado “… desde un pueblo de la Verapaz…”. Archivo General de Centroamérica (AGCA). A 1, leg. 23567, exp. 76, fs. 28-33. Carta del Arzobispo de Santa Fe a los fieles hijos españoles que van a la provincia de Tabasco. 16/II/1779.
[6] González Jiménez, Eddy Lorenzo (2009): p. 14. La gran veneración a San Lorenzo diácono y mártir de Roma hizo que a pesar de no volver a ser prestado por el pueblo de Amatán, una familia devota de ellos, habitantes del conocido rancho Tejería al sur de Tecomajiaca los prestara cada año para ser llevados al templo de Esquipulas durante las fiestas de la Santa Cruz el 3 de mayo.
[7] De Solano, Francisco (1991): Cedulario de Tierras. Compilación de legislación agraria colonial (1497-1820). México: UNAM, pág. 25.
[8] “Relación que hace el Sr. Pbro. Nicanor José Gonzalo Hernández al obispo de las Chiapas sobre la situación que impera en la parroquia de la ciudad de Teapa en el estado de Tabasco”. En Rodríguez Escandón, Aristeo (1892): Breve reseña de la vida pública y hechos notables de los miembros más prominentes del clero mexicano en pro del sostenimiento y progreso de la religión católica escrita por…. México: Casa Editorial de A. Rodríguez Escandón, págs. 287-300.
[9] Domínguez, Rafael (2010): Tierra mía. México: Colección Independencia Nacional. Gobierno del Estado de Tabasco, págs. 87-89.