martes, 4 de septiembre de 2018

EL GRABADO PÉTREO DE TEAPA

Petroglifo elaborado sobre piedra volcánica con representación de dos rostros que figuran ser de monos y una espiral, pieza ubicada en el Registro Civil del municipio de Teapa, perteneciente a la cultura zoque. Propiedad fotográfica ELGJ.
      En el ahora Registro Civil, antes Museo de Antropología "José Natividad Correa Toca", del municipio de Teapa, se localiza una interesante piedra grabada o petroglifo perteneciente a la época prehispánica situada en el horizonte clásico mesoamericano (250 - 900 dC), con relación a la cultura zoque que habitaba Teapa. Esta roca tiene elementos asociados a los monos, que tiene una alta significación en la cosmovisión prehispánica, especialmente entre los mayas, mide aproximadamente un metro de altura por metro y medio de ancho.

     Los monos eran relacionados con los seres humanos, el Popol Vuh en la narración de la creación de los Soles asimila a estos seres como semejantes a los hombres, ya sea por su destreza, su gran parecido y la forma en la que estaban muy cercanos a los humanos. Aunque al mismo tiempo diferenciados en su dominio del instinto y la capacidad de pensar, no resulta extraño que se les uniera simbólicamente con la danza y el canto, también se les asociaba con el placer, la alegría, la voluptuosidad y el sexo, acciones que dependen del instinto, de lo cual el ser humano no estaba exento.

Representación de la primera cara de un mono, esta es de mayor tamaño. Propiedad fotográfica ELGJ.

     Se les tenía como mascotas en muchos lugares, formaban parte de la vida cotidiana del hombre, compañeros en viajes y eran tratados como miembros de la familia, nunca como alimento y altamente apreciados al momento de su muerte. Según el Códice Cruz-Badiano, eran utilizados sus huesos contra algunas enfermedades, tratamiento con pociones de hueso de mono para el que "escupía sangre" y las "parturientas". Además, no faltó su utilización de partes de su cuerpo como brazos por hechiceros y magos para aumentar su poder, las manos por los mercaderes para tener buena fortuna, los pelos de la cabeza por los vendedores de pulque para aumentar sus ventas y los huesos para medicamentos como se señaló anteriormente.

     Podemos decir también que los monos eran diferenciados por los mayas, la existencia de dos clases muy conocidas, el Ateles geoffroyi, mejor conocido como mono araña y el Allouata sp o mono aullador, que por grandes manadas habitaban las regiones boscosas de Chiapas, Campeche y Tabasco. De ello se desprende que existan dos perspectivas con respecto a la representación prehispánica del mono:
  1. Como entidades biológicas, como compañeros de familia.
  2. Como entidades míticas, asociadas a la protección y cuidado de clanes y familias.

     En los códices eran comúnmente representados por el copete, las orejeras y la hierba malinalli en el pelo, lo cual representa la imagen de lo efímero y la renovación. Se le ha relacionado como gemelo de Xochipilli vinculado a la flores, mariposas, pájaros, con el canto, la danza y la alegría. Se le consideraba nahual (complemento zoomorfo) de Tezcatlipoca, por tanto ligado al norte y por este punto cardinal se relacionaba con el Mictlán (tierra de muertos) y se le vinculaba igual con Mictlantecuhtli (señor de los muertos).

Segunda cara de un mono, además se puede apreciar claramente el estado en el que se encuentra el petroglifo con manchones de pintura en el Registro Civil de Teapa. Propiedad fotográfica ELGJ.

     Con este pequeño esbozo de la imagen del mono en la cosmovisión prehispánica, podemos afirmar que la piedra grabada o petroglifo de Teapa estaba asociado con la criatura mítica de los monos por diversas razones:
  1. Teapa durante el periodo prehispánico era una inmensa selva cubierta de muchos árboles donde diversas especies de animales confluían, entre ellos el leopardo (océlotl), el mono araña (Ateles geoffroyi) y el aullador (Allouata palliata y pigra).
  2. Su representación pictórica coincide con lo detallado en los códices prehispánico y en las narraciones coloniales.
  3. Fue encontrado a orillas del río Teapa, su relación con "el camino que camina" de ubicación sur-norte, es decir, que el agua recorre un camino que se dirige al norte, encuentra su funcionalidad en el camino místico hacia la eternidad.
  4. Como compañero de vida y familiar se le asocia con la alegría y la cotidianidad del pueblo, además de ser partícipe de la muerte en relación a Mictlantecuhtli.
  5. Incluso, podemos proponer como hipótesis, que a la muerte de estos animales eran sepultados junto a los restos familiares para acompañar en la otra vida a los miembros.

     El petroglifo de Teapa, por el lugar donde se encuentra ubicado, el desgaste está haciendo mella en él, ya se nota claramente que la imagen está siendo borrada, la piedra en la cual está, ha sido utilizada como altar para una imagen religiosa, grandes manchones de pintura cuando pintan el local del Registro Civil y hasta mesa para subir documentos.

Reproducción en dibujo de los grabados en la piedra, podemos apreciar claramente de que manera están relacionados con la entidad natural y mítica de los monos. Propiedad del dibujo Matthias Strecker (2003).

     Lo peor de todo esto es que el Instituto Nacional de Antropología e Historia, división de Monumentos Arqueológicos no ha hecho nada para replantear la idea de su ubicación en sitio seguro para su conservación, la ignorancia está acabando con el legado prehispánico y esto provocará la irremediable pérdida del patrimonio.


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.


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Bibliografía

  1. Valadez Azúa, Raúl (2016): "Monos y jaguares en la cosmovisión prehispánica", en M. Götz (2016): Memorias del Congreso Internacional "Culturas Americanas y su Ambiente: Perspectivas desde la Zooarqueología, Paleobotánica y Etnobiología". Universidad Autónoma de Yucatán, págs. 289-295.
  2. Anónimo (1997): "Popol Vuh: las antiguas historias del Quiché de Guatemala". Panamericana Editorial. Santa Fe de Bogotá, págs. 13-26.
  3. Cruz Cortés, Noemí (enero 2001-diciembre 2002): "Los animales en las cosmogonías astrales de los mayas contemporáneos", en Estudios Mesoamericanos. Números 3-4. Instituto de Investigaciones Filológicas, Universidad Nacional Autónoma de México. México, págs. 142-148.
  4. Strecker, Matthias (2003); "Arte rupestre de Tabasco y Chiapas", en Künne, Martin y Matthias Strecker (2003): Arte rupestre de México oriental y Centro América. Instituto Ibero Americano Fundación Patrimonio Cultural Prusiano. Berlín, págs. 29-51.

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