viernes, 30 de noviembre de 2018

EL ORIGEN DE UNA DEVOCIÓN TEAPANECA: ROSARIO DE AURORA

Reseña breve del origen de las mañanitas guadalupanas en Teapa.


Templo santuario de la Virgen de Guadalupe en el barrio de Tecomajiaca en Teapa, lugar donde se realizan las festividades de la guadalupana cada año durante doce días consecutivos. Propiedad fotográfica ELGJ.

     En la ciudad de Teapa, Tabasco el fervor guadalupano se vive intensamente desde hace ya 69 años, en aquél no tan lejano diciembre de 1949 cuando el sacerdote español Modesto Carrera Cardo instituyera el famoso “Rosario de Aurora”, que contaba en la lejana España con una larga tradición cristiana católica desde el siglo XVII. Éste sacerdote había llegado ese mismo año a la Diócesis de Tabasco por medio de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (conocida como la O.C.S.H.A.) fundada apenas el 4 de junio de ese año, con él también llegaron a Tabasco los sacerdotes Aurelio Lerín Carod, Rogelio Carod Artal, Asterio Urbano Esteban, Columbiano Virseda Martín, Félix Martín Barahona, Geroncio Gómez de Segura donde pidieron escoger la Diócesis más pobre y necesitada de México. Fueron recibidos todos ellos por el entonces Ilustrísimo y Excelentísimo Señor Doctor Don José de Jesús Angulo del Valle y Navarro, dignísimo VIII Obispo de Tabasco.

     La situación de la Iglesia tabasqueña en 1949 era penosa, la carencia de sacerdotes y la relajación de la fe eran completamente evidentes, los templos que durante el periodo conocido como garridisimo fueron destruidos, privaron a los fieles a tener un espacio decoroso para los divinos misterios, fue necesaria la reconstrucción de ellos a base de lucha y esfuerzo por los mismos sacerdotes que llevaban la titánica tarea de la evangelización, de esta forma la Diócesis se convertía en un estado permanente de misión. El primer obispo pasada la persecución fue Mons. Vicente María Camacho y Moya, gran poeta y compositor, a él le debemos los más bellos versos que se cantan durante las fiestas guadalupanas como "12 de diciembre" y "La Virgen María es nuestra protectora", entre otros. A él le correspondió la reorganización de la Iglesia tabasqueña, de los fieles y el clero que era escasísimo.

     A su muerte en 1942, fue nombrado Administrador Apostólico el Obispo Del Valle y tres años después (1945) nombrado obispo titular de la Diócesis. Como misionero que había sido, continuó con la obra de reorganización pidiendo auxilio a las demás Diócesis, sin embargo, todas ellas se encontraban en el mismo estado, años después los michoacanos  y jaliscienses tomarían en sus manos el llamado, pero quienes se aprestaron al apoyo con más fervor en esos años fueron los españoles que llegaron en oleada durante casi dos décadas a las Diócesis con escaso clero, imponiendo un estilo devocional español que muchas fiestas actualmente ostentan. No podemos abordar la institución del Rosario de Aurora sin detallar biográficamente al fundador de esta bella devoción.

Presbítero Modesto Carrera Cardo celebrando la Eucaristía en el templo de Santo Domingo de Guzmán, Pichucalco, Chiapas donde era párroco. Propiedad Oficina Parroquial de Pichucalco, Chiapas.

     Modesto Carrera Cardo era hijo de Máximo Carrera y Feliciana Cardo, había nacido el 1 de julio de 1906 en la población de Santa María del Río, en la provincia de León, España. Era el tercero de cinco hijos, él era el único varón, sus hermanas fueron Victorina, María Ángela, Gervacia y Concepción. Su sobrina más cercana Tomasita de Lucas Carrera nos esboza un detalle característico de él y su familia Carrera “…Cuando tío Modesto estaba en el pueblo era todo más agradable y divertido: en casa, abuelita y las tías eran más cariñosas con nosotros porque papá y mamá no estaban todo el tiempo que duraba el verano. Digo lo de cariñosas porque el carácter de los Carrera ha sido siempre áspero y fuerte y las manifestaciones cariñosas no eran frecuentes aunque nosotros nos encontrábamos a gusto porque sabíamos que nos querían mucho y bien.” En este ambiente creció, a pesar de la dureza durante los primeros años, no impidió creciera en él los deseos de una fuerte vocación sacerdotal y una vida llena de piedad.

     Estudió en el Seminario de León y de Palencia, se ordenó sacerdote el 22 de noviembre de 1931 a la edad de 25 años de manos del Señor Obispo de León, el Excelentísimo Doctor Don José Álvarez Miranda. Fue nombrado ecónomo de las parroquias de Bejes, Pendes y la Cabaña en la provincia de Santander y párroco en la Tapiola en la provincia de Zamora. Sufrió la persecución religiosa de la Guerra Civil Española, donde escapó de morir gracias a la intervención de la Virgen del Carmen en su escapulario. Su deseo de ser misionero le llevó a pedir a su Obispo poder partir para América a la Diócesis más pobre para evangelizar, venciendo las dificultades, se embarcó con varios sacerdotes casi a finales de 1949 hacia la ciudad de México y enviado a Tabasco donde el Obispo los recibe con alegría, fungiendo como párroco del “Jacalito” que era la Catedral de Tabasco.

Rosario de Aurora conocido tradicionalmente como mañanitas guadalupanas caminando por la calle Francisco Trujillo Gurría, año 2009. Propiedad fotográfica ELGJ.

     Posteriormente trasladado a Teapa en calidad de vicario donde reconstruyó los templos de Tecomajiaca y Santiago Apóstol, residiendo durante unos meses en el templo del Señor de Esquipulas; debido a situaciones conflictivas con algunas personas políticas influyentes de Teapa como Maximiliano Méndez Méndez entonces presidente municipal y Emilio Dupeyrón Salazar, fue trasladado a la parroquia de Tacotalpa donde hizo un trabajo excepcional reconstruyendo los templos de la Asunción y el de Santiago Apóstol de Tapijulapa, misionando hasta Sabanilla y regiones aledañas donde ningún sacerdote había llegado en tiempos, la piedad popular señala que hasta milagros se obraron por sus manos.

     Nuevamente en 1957 toma posesión de la parroquia de Teapa donde ve muy adelantada la devoción a la Virgen de Guadalupe en el templo de Tecomajiaca. Ahí años atrás había establecido el “Rosario de Aurora”, muy de madrugada las personas se despertaban para acompañar al padre Modesto cantando alabanzas a la Virgen y Jesucristo, en el playón del río cercano al Pasito, sobre las piedras solía pararse y gritar señalando con su dedo el cielo, y repetía: “Al cielo, al cielo, al cielo quiero ir” y otros himnos eucarísticosSu espíritu de devoción mariana era ejemplar, supo legar a los teapanecos una gran devoción a Santa María de Guadalupe de la misma forma como amó a la Virgen del Pilar. Entonces las personas se levantaban a las 5 am para rezar el rosario por las pocas calles que en ese entonces Teapa tenía como las calles Gregorio Méndez, Bernal Díaz del Castillo, Manuel Buelta, Dr. Ramón Medina, Simón Sarlat, José Eduardo de Cárdenas y Lic. Mariano Pedrero.

     Se cuenta que cuando pidió el parecer a su párroco el padre Carlos G. Rubio de iniciar una serie de procesiones al alba para rezar el rosario y acompañar el camino de Juan Diego al encuentro de la Virgen de Guadalupe, le dijo el padre Carlitos que tendría que motivar mucho a los pobladores pues eran muy apáticos a la fe y los actos devocionales, con ayuda de unas mujeres piadosas como las hermanas Valencia, Elvia Romero, Carmita Cornelio, Carmen Incháustegui y Carmen Rueda dio inicio a las caminatas de mañana, solía llevar el rosario en la mano, mientras alguna de ellas con una campana salía a despertar a la gente mientras caminaban por las calles rezando a coro y cantando, poco a poco se le iba uniendo la gente, año con año fue de esa manera, aún cuando habían trasladado al padre a Tacotalpa, a su regreso, retomó con más fuerza el acto piadoso. Prontamente se unieron las hermanas Landero (Pilar, Martha y Olga), según el testimonio de ellas, cuando preguntaba el padre por ellas decía: "¿Dónde están las Landero? ¿No es que ya se murieron?" Pero la más allegada su persona y quizá la que más le confidenció sus pensamiento y obras fue a Aura del Carmen Cornelio Hernández, ella recordaba que el padre le decía: "Carmita, tu eres mi mano derecha", cuando a ella se le hacía imposible alguna cosa y no podía salir de ningún apuro le decía: "Muérete Carmen, muérete, pero muérete ahora", con la finalidad de darle valor a hacer hasta lo imposible para seguir adelante.

Salida de la peregrinación a las 3 am del templo parroquial de Santiago Apóstol pasando por las calles que le corresponda según el itinerario del docenario y cuyo final es el templo de Tecomajiaca, año 2009. Propiedad fotográfica ELGJ.

     Cuando aún la parroquia de Pichucalco pertenecía a la Diócesis de Tabasco es trasladado a ella en 1961, hasta que se erige la Diócesis de Tuxtla Gutiérrez y la parroquia pasa a pertenecer a su jurisdicción, entonces se incardina en ella hasta el día de su fallecimiento el 1 de enero de 1995. Ahí desplegó su celo pastoral por toda la zona que abarcaba la parroquia, desde Reforma hasta Ixtacomitán, sobre todo cuando el volcán Chichonal hizo erupción en 1982. A su sepelio asistió el Obispo de Tabasco, Mons. Florencio Olvera Ochoa celebrando la Eucaristía y el Obispo de Tuxtla, Mons. Felipe Aguirre Franco, sepultado en el templo parroquial de Santo Domingo de Guzmán, Pichucalco, Chiapas.

     Gracias a las gestiones realizadas por la sociedad pichucalquense y del entonces párroco de Pichucalco, se inició la intención de llevar el proceso de beatificación y canonización del padre Modesto Carrera Cardo en el año del 2009, se están recogiendo los testimonios de personas que le conocieron y convivieron con él, esperando pase a la primera fase diocesana para formar la documentación necesaria para la Introducción de la Causa ante la Santa Sede.

     Posteriormente a la salida del padre Modesto de la parroquia de Teapa, el padre Inocencio Berumen Serrano continuó la celebración de los Rosarios de Aurora, pero llamándose mañanitas guadalupanas dentro del marco del docenario de la Virgen del Tepeyac. Solía caminar el padre por terrenos aún lodosos, el frío de la mañana o la lluvia repentina no apagaba ese espíritu de devoción de los teapanecos, se empezaron a recorrer callejones y se hizo más amplio el programa de las festividades. Con el padre Guadalupe Medina en 1974 tornó diferente, debido a la precaria salud del sacerdote, solamente se rezaba el rosario sin concluir con la Santa Misa, pues al llegar al templo se encontraba cerrado, pues el padre no podía celebrar muy de mañana. Los padres Miguel Jiménez, Pablo Barba  y Joaquín Díaz le dieron mayor empuje a la celebraciones, celebrando el docenario como fiesta patronal, agregando cuadros bíblicos, con mayor cantidad de misas y programando para cada día a una comunidad o ermita céntrica su participación, las mismas hijas adoptivas del padre Modesto continuaron apoyando con el rezo del santo rosario, las hermanas Landero fueron las principales promotoras durante muchos años de la continuación de la tradición hasta el tiempo que sus fuerzas agotadas por la edad les impidió asistir a ellas, entonces se fueron trasladando a las 3 de la madrugada, la cual permanece hasta el día de hoy.

Llegada de la imagen al templo de Tecomajiaca, imagen que durante más de 10 años ha acompañado el peregrinar de los teapanecos cada principios de diciembre. Propiedad fotográfica ELGJ.

     Cabe destacar que desde el tiempo del padre Ramón Abel Medina Espinoza a principios del 2000 (sacerdote originario de Teapa) hasta la actualidad ha ido aminorando la cantidad de personas que asisten a las mañanitas, cuando en sus mejores años era increíble la muchedumbre que durante 12 días caminaban con una imagen de la guadalupana, año hubo en que la imagen misionera de la Virgen bendecida por el Papa San Juan Pablo II recorrió unos días durante el docenario, hoy solamente ese recuerdo queda de esas pomposas caminatas, el último año 2017, fueron muy pocas las personas que participaron, incluso la más concurrida que el 11 de diciembre y quizá la más pesada, pues se dirigen a CATSA de la familia Espadas junto al cerro del Coconá para rendir tributo a la imagen de la Virgen de la empresa saliendo mucho más temprano para poder llegar a las 7 am a la celebración de la misa, no llegó como se esperaba, la juventud es quien acompaña casi siempre a la devoción.

     Es así como, a vuelo de pájaro esbozamos la institución de las mañanitas guadalupanas en Teapa por parte de su fundador el padre Modesto Carrera Cardo, que desde el cielo siga pidiendo por su obra para que no se apague la devoción de los teapanecos a la Virgen Morena. Recordamos aquello que dijo Ignacio Manuel Altamirano en su libro Paisajes y leyendas, tradiciones y costumbres de México en 1886:
"El día que se deje de venerar a la Virgen del Tepeyac en esta tierra, es seguro que no solo habrá desaparecido la nacionalidad mexicana, sino hasta los moradores del México actual."


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.


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Bibliografía

  • González Jiménez, Eddy Lorenzo: Las ‘mañanitas’ guadalupanas. Una devoción popular que se transforma en una tradición. Artículo publicado para el Semanario Tribuna de Tabasco el 10 de diciembre del 2013, año XV, no. 302. Teapa, Tabasco.
  • Relación testimonial de Olga, Martha y Pilar Landero García para el proceso de beatificación y canonización del Siervo de Dios Presbítero Modesto Carrera Cardo en la ciudad de Teapa.
  • Relación testimonial de Aura del Carmen Cornelio Hernández para el proceso de beatificación y canonización del Siervo de Dios Presbítero Modesto Carrera Cardo en la ciudad de Teapa.
  • Testimonio biográfico del Presbítero Modesto Carrera Cardo de su sobrina Tomasita de Lucas Carrera en Santa María del Río, León, España a petición de Eddy Lorenzo González Jiménez.
  • Romero Mensaque, Carlos José (2012): El fenómeno de los rosario públicos en España durante la época moderna. Estado actual de la cuestión. Revista de Humanidades, no. 19. Sevilla, España, págs. 87-115.
  • Aldecoa Calvo, José Serafín (1993): La despertada y el rosario de la aurora de Blancas. Cuadernos 6. Blancas, Teruel, España, págs. 41-80.
  • Romero Mensaque, Carlos José (2016): La predicación dominicana del rosario. El Rosario de la Aurora de Zafra en el siglo XVIII. Revista de Humanidades, no. 27. Sevilla, España, págs. 163-192.
  • Garrigós Meseguer, Antonio (1992): Evangelizadores de América. Historia de la OCSHA. Biblioteca de Autores Cristianos. España, 840 p.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

EL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO EN TEAPA I

El Porfiriato y las causas que originaron la Revolución.



Gral. José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, presidente de los Estados Unidos Mexicanos desde 1877 hasta 1911.

     En el marco de las celebraciones por el CVIII aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, vamos a ir esbozando en partes las causas que dieron origen al levantamiento armado y la repercusión que tuvo en Tabasco y particularmente en Teapa, para que nuestros lectores conozcan un poco más a detalle de qué forma se dio el desarrollo de esta revolución y los alcances que tuvo en nuestro municipio, este estudio estará dividido en 3 partes:
  1. El porfiriato y las causas que originaron la Revolución.
  2. Inicio del movimiento revolucionario y su vinculación a Tabasco.
  3. Teapa en el vértigo de la Revolución.
     Debido a la situación imperante de la política porfirista en todo México, muchos sectores poblacionales se encontraban en franca oposición a la dictadura representada por el presidente Gral. Porfirio Díaz que había logrado por más de 30 años permanecer en el poder. A pesar de que en varios rubros de la economía nacional habían logrado superar las expectativas, otras fueron sacrificadas para dar paso a la modernización de México, las grandes ciudades vieron un cambio significativo, pero los pueblos rurales siguieron permaneciendo en el olvido.

     Para la última década del 800, México había logrado una transformación exitosa con la incorporación y unión de las vías del ferrocarril que abarcaban casi completamente de oriente a occidente, las haciendas se convirtieron en los puntos productivos regionales y el sistema económico internacional miró en el país un potencial aliado para la concesión de proyectos modernizadores basados especialmente en la extracción del petróleo que empezaba a atraer a compañías extranjeras con las cuales se firmaban contratos exclusivos para su explotación.

     El proceso de deslindamiento de terrenos tuvo un gran auge, propiciando por la compra de extensos terrenos para la agricultura o la ganadería, inclusive la industria, especialmente la maderera y la hulera, creando así hacendados dueños de grandes propiedades y terminando con los recursos naturales de diversos lugares del país. Don Porfirio confió el gobierno a sus más allegados colaboradores para tener el control político de todas las regiones, unificando de esta manera el gobierno del país, muchos de los cuales le fueron siempre fieles hasta el último momento.

     Si en México se plasmaba esa situación, en Tabasco no era distinto, una región olvidada, donde la modernización no se miró por ningún lado, la ciudad capital San Juan Bautista, no distaba mucho de ser una ciudad rural sin rutas camineras que conectaran con otras ciudades mayormente desarrolladas, el transporte más usual fueron los vapores que recorrían navegando por los imponentes ríos que cubrían toda la planicie tabasqueña y sus vertientes, como el Grijalva y el Usumacinta.


Gral. Abraham Bandala Patiño, gobernador del Estado Libre y Soberano de Tabasco desde 1887 como gobernador provisional, 1894 como gobernador interino y desde 1895 como constitucional hasta 1910. Fotografía del Archivo Histórico del Poder Ejecutivo del Estado de Tabasco.

     Además, el sistema político daba mucho qué desear, el gobernador el Gral. Abraham Bandala se convirtió en el mandamás perpetuo al estilo Gral. Díaz. Bandala fiel y leal al porfirismo se había ganado la permanencia en el gobierno siendo papantleco, no permitiendo que ningún tabasqueño ascendiera a la gubernatura del Estado, y no es que no hubieran distinguidos políticos en la entidad, es que eran menos a la imposición oficialista, y su liberalismo juarista permeó muy hondo en la razón social del pueblo. De esta manera, los grandes de las letras tabasqueñas se convirtieron en políticos que arremetieron contra Díaz y Bandala, contra el sistema porfirista y la situación social de la población.

     Caso particular en la historia de Tabasco es un participación en el movimiento que será denominado como revolución mexicana, es de la creencia de que ésta sostiene el baluarte de los desposeídos, de los sin tierra, de los sin derechos, de las demandas laborales de la clase trabajadora, sin embargo, es una falacia considerar que los primeros que atacaron el sistema del ancient regime enarbolaran tales principios, a nivel nacional hombres de la talante de Francisco I. Madero con Pino Suárez, Francisco Villa, Emiliano Zapata, Álvaro Obregón, Salvador Alvarado, Felipe Carrillo Puerto, Felipe Ángeles, Félix Díaz, Venustiano Carranza, entre otros, tenían una visión completamente distinta del proyecto de nación que querían para México, basados en sus propios intereses o necesidades de sus seguidores, en Tabasco, un rico hacendado llamado Ignacio Gutiérrez Gómez tomó las armas en navidad de 1910 atacando la Chontalpa, llama la atención completamente que fuera un hacendado, las razones se conjeturan en cartas enviadas a Mestre donde expone que había que derribar el gobierno dictatorial que ejercía Bandala en Tabasco, a razón de ser perseguido por el gobernador y haber éste incendiado su hacienda.

     El pueblo bien vivía sometido a largas vejaciones, existía una gran estratificación social, Ortiz detalla la forma en la que estaba constituida la sociedad durante el porfiriato en Tabasco:
  • La clase minoritaria:
  1. Una élite comercial privilegiada de 65 compañías comerciales, distribuidas en las cabeceras municipales: 29 en San Juan Bautista, 6 en Cunduacán y dos en cada una de las restantes.
  2. Los hacendados, oligarquía terrateniente aún hundida en la reproducción simple de capital, integrada por 74 hacendados latifundistas: 9 en el Centro, 7 en Cunduacán y Teapa, 5 en Comalcalco y Macuspana, 4 en Cárdenas, Huimanguillo, Jalpa y Tacotalpa y 3 en los seis municipios restantes.
  3. La burocracia, el Gobernador, los diputados locales, jueces y magistrados, los jefes políticos, profesores y la pequeña burguesía.
  • La clase explotada:

  1. Los obreros, el grueso de la población estaba conformado por la fuerza de trabajo semifeudal del peonaje y semiasalariada de obreros de pequeñas factorías.
  2. El peonaje, el peón era el más favorecido o apreciado, debido a dos razones: a) porque se garantizaba la permanencia o estancia, consecuentemente el trabajo; de lo contrario al ver el monto de su deuda y sobre todo, los castigos: la represión, azotes, cadenas, calabozo y el temible cepo, huían; b) porque las mujeres e hijos de los peones desempeñaban trabajos en la hacienda: lavar cacao, desgranar maíz, recoger yuca para el almidón, limpiar los patios y desenyerbar la grama, sin remuneración alguna. Los capataces o caudillos vivían bajo las mismas normas y los mayordomos disfrutaban troje libre. (Ortiz, 2009: 54-62)

     Este régimen social permaneció durante mucho tiempo, pues la finalidad de los revolucionarios de la Chontalpa o de los Ríos no fue terminar con la estructura social ya establecida, sino abrir nuevas oportunidades a la democracia política de la élite hacendaria. Es indiscutible que Bandala favoreció al sector hacendario y latifundista, pues en ellos estaba la base económica del Estado, pero aún más apoyó a los extranjeros estadounidenses y españoles que llegaron a establecerse y formarlizar un comercio interno y externo.


"Entrada a la población y una de las calles", reza esta fotografía tomada por México Fotográfico en 1902, este aspecto tuvo desde hacía más de 3 décadas atrás sin dejar una imagen distinta en obras públicas, los Jefes Políticos tuvieron en sus manos las riendas del gobierno local durante casi todo el siglo XIX hasta su supresión.

     En Teapa es indudable la organización político social de la época, la concentración de la tierra estuvo en manos de un puñado de familias que se convirtieron en "amos de vidas y haciendas", muchos de ellos extranjeros avecindados desde finales del siglo XVIII o principios del XIX, únicamente Cecilio Armengol, por poner un ejemplo, era dueño de más de una tercera parte del territorio que conformaba la municipalidad de Teapa, sus grandes haciendas y ranchos productores de maíz, caña y cacao fortalecieron el comercio local y estatal.

     Los Jefes Políticos se impusieron desde la capital, muchos de ellos tuvieron afrontaron las decisiones de los mismos Ayuntamientos, en algunos casos las confrontaciones fueron directas, imponiéndose los primeros sobre los segundos, otras ocasiones los Ayuntamientos fungieron como títeres de los primeros, esa eterna lucha por el poder impidió completamente la estabilidad municipal, fueron pocas las obras públicas que fueron evidentes, mientras el pueblo seguía mermado en libertades y garantías constitucionales.

     Cabe destacar un suceso, quizá el más determinante a principios del siglo XX y que no recogió Rosado González quizá por convenir a intereses personales o porque aún estaban en vida los protagonistas del hecho. En la calle de la Culebra (hoy Manuel Buelta) vivían los hermanos Mollinedo, uno de ellos, Saturnino, había adquirido una propiedad en el barrio del Cerrito, ubicado sobre una loma y cercano a una fuente u ojo de agua que por su pureza era utilizada por los moradores de las inmediaciones, hizo todos los trámites conducentes para la adquisición del terreno, pero éste era una propiedad del fundo legal del municipio destinado a obras de interés de la sociedad.

     El entonces Jefe Político, Manuel Ruiz se opuso a la adquisición del terreno alegado que dentro de la ley no estaba prescrito la ocupación de dicho espacio y menos aún para particulares, a pesar de que el Ayuntamiento de 1909 presidido por Vicente F. Melo le había concedido la compraventa del terreno, bajo este peso político no pudo Saturnino Mollinedo poder hacerse del lugar, pero si hostigó durante varias noches la casa de Manuel Ruiz para matarlo, los intereses estaban de por medio, pues años más tarde Ruiz caería muerto por un asesino a sueldo pagado por Saturnino, pues siendo fundo legal, lo había vendido de manera ilegal a un tal José Iduarte Pérez. Estas situaciones motivaron a los Mollinedo a ejercer presión sobre el gobierno local, incluso levantándose en armas.

     Esta era la situación imperante a nivel local que motivó la lucha armada, o mejor dicho lucha de intereses familiares por obtener injerencia dentro del gobierno municipal. No fue lucha de clases, no fue una reivindicación social, fue la confrontación de los mismos teapanecos contra teapanecos para hacerse del poder.



Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.


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Bibliografía


  • Von Wobeser, Gisela (2010): Historia de México. Fondo de Cultura Económica, Secretaría de Educación Pública, Presidencia de la República. México, págs. 209-225.
  • Ortiz Ortiz, Martín (2009): Antología del Porfiriato. Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Villahermosa, págs. 53-62.
  • Martínez Assad, Carlos (2006): Breve historia de Tabasco. El Colegio de México, Fideicomiso Historia de las Américas, Fondo de Cultura Económica. México, p. 141.
  • Rosado González, Manuel (1990): Historia y geografía de Teapa. Instituto de Cultura de Tabasco, Gobierno del Estado de Tabasco. Villahermosa, Tabasco, págs. 91-92.




domingo, 11 de noviembre de 2018

TEMPLO PARROQUIAL DE SANTIAGO APÓSTOL

Descripción arquitectónica del principal templo católico de Teapa.


Fachada principal del templo parroquial de Santiago Apóstol de Teapa, su edificación es del siglo XIX. Propiedad fotográfica ELGJ.

     Las iglesias de Teapa forman parte de los monumentos históricos que se conservan, han sido testigos mudos del transcurrir de los hechos, vida cotidiana e historia de la cabecera municipal de Teapa, son parte de la identidad cultural de todos los teapanecos y herencia mística de quienes la construyeron para que cumplieran con su finalidad primodial, el culto religioso a Santiago Apóstol, a Santa Ana en Tecomajiaca y al Señor de Esquipulas en el barrio del mismo nombre.

     El templo parroquial de Teapa que actualmente existe en la colonia Centro, pasó por diversas fases constructivas, desde su primitiva edificación con materiales perecederos como la mayoría de las iglesias de Tabasco, hasta tomar la forma que actualmente vemos, fue centro religioso para las advocaciones de imágenes de Cristo, vírgenes y santos que al día de hoy han caído en el olvido como al Señor de las Lluvias de quien ya tuvimos en su debida oportunidad de recuperar su historia y su leyenda en el artículo que a continuación se cita CRISTO SEÑOR DE LAS LLUVIAS DE TEAPA, de Nuestra Señora del Rosario, de San Nicolás, de San José, que tuvieron todos ellos altares de madera de cedro que no lograron sobrevivir al inclemente clima antirreligioso de las primeras décadas del siglo XX, por eso hoy traemos un pequeño artículo que nos abre más el panorama sobre nuestras edificaciones que nos relacionan con la historia urbana de Teapa y al mismo tiempo nos integra a su valor cultural.

Costado lateral izquierdo del templo, cuya construcción data del siglo XX bajo los auspicios del Pbro. Inocencio Berumen Serrano que procuró su mejoría, especialmente del techo con bóveda de cañón. Propiedad fotográfica ELGJ.

     A continuación inserto el texto del Historiador y Arquitecto emeritense Raúl Enrique Rivero Canto - profesor investigador de la Universidad Marista de Mérida y doctorante en historia en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social -Unidad Regional Peninsular en Yucatán (CIESAS Peninsular) - sobre la descripción que en 2016 realizó sobre el templo parroquial de Santiago Apóstol de Teapa, con la finalidad de conocer a través de su arquitectura todos lo elementos que lo conforman, al mismo tiempo detallando su perfil histórico a través de las formas de construcción y la ornamentación que contiene la fachada del templo.

"El templo parroquial de Santiago Apóstol es un claro referente del neoclásico popular del siglo XIX. Su fachada principal tiene una forma vertical acentuada por la presencia de dos torres, una a cada lado. Sus esquinas están decoradas con un almohadillado de estuco que va del nivel del piso hasta la profusa cornisa que remata el volumen principal. El acceso principal es el único vano en la fachada y está enmarcado con un almohadillado similar al de las esquinas el cual continua desde las jambas hasta el arco de medio punto que hace las veces de dintel.
A cada lado de la puerta principal se encuentra un par de esbeltas columnas inspiradas en el estilo dórico. Éstas soportan volúmenes que sobresalen de la fachada para darle una sensación de movimiento y romper con la rigidez estricta de las formas neoclásicas academicistas.
Las torres están compuestas por un solo cuerpo más remate. El cuerpo de cada torre cuenta en sus esquinas con pequeñas columnas con las mismas características que las de la portada.  Encima de cada una hay un pequeño florero que sirve de remate. Entre las torres se encuentra un parapeto semicircular en cuyo centro se encuentra el reloj. Dicho elemento también tiene las referidas columnas.
Los colores verdes y térreos rompen con el blanco característico del neoclásico académico u oficial lo que refuerza la idea de que es una versión que más que satisfacer a los gustos más refinados pretende complacer los anhelos populares."

     Cabe destacar que, muy por el contrario a los textos que circulan con respecto a la construcción del templo, poniendo en manos de religiosos franciscanos su manufactura, el templo parroquial es netamente confección de sacerdotes diocesanos y con un claro acento de la arquitectura española del siglo XIX, puesto en manos del constructor (que no arquitecto) Ramón López Uría que lo trajo el pudiente hacendado José Víctor Fernández Machado desde la lejana tierra asturiana en España para la edificación del frontis que se aprecia del templo, posteriormente el no menos rico Francisco Salvador Balboa Gurría le encargó la construcción de la capilla familiar de la Quinta Zaragoza que aún se puede apreciar como una "vieja iglesia" que por estar vedada al paso de los teapanecos, le han construido todo un colectivo de creencias legendarias.

Interior de templo donde se aprecia el embovedado de cañón que se realizó durante la década de los 70's y 80's. Propiedad fotográfica ELGJ.


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.


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Bibliografía

  • Rivero Canto, Raúl Enrique (2016): Las fachadas de los templos de Teapa. Inédito.
  • Rosado González, Manuel (1990): Historia y geografía de Teapa. Instituto de Cultura de Tabasco, Gobierno del Estado de Tabasco. Villahermosa, Tabasco, pág. 12.

lunes, 5 de noviembre de 2018

LICENCIADO PEDRO MARIANO PEDRERO LORCA

Liberal y patriota teapaneco.


Retrato del Lic. Pedro Mariano Pedrero Lorca (1824-13/IV/1891). Este retrato se localizaba en la Biblioteca Pública Benito Juárez de Teapa, publicado en la obra de Manuel Rosado González.

     Nació en una hacienda del municipio de Teapa, la fecha exacta es descocida, sabiéndose únicamente el año que fue 1824, sus padres fueron Dn. Pedro Pascual Pedrero Giorgana (1798-¿?) y Dña. María Ignacia Lorca Hernández (1800-¿?), siendo el tercer hijo del matrimonio, tuvo por hermanos a Dn. Andrés Domingo Pedrero Lorca (10/XII/1819-¿?), Ing. Pedro Pedrero Lorca e Ignacia Pedrero Lorca.

     Sus primeros estudios los realizó en su pueblo natal que el 27 de octubre de 1826 adquirió la categoría política de Villa, tuvo su habitación en la primera casa con inmensos portales que hoy recorre la calle Mariano Pedrero en honor a él. Posteriormente, pasó a la ciudad de Mérida de Yucatán donde entró en el Seminario Conciliar de Nuestra Señora del Rosario y San Ildefonso del Obispado de Yucatán, única institución de educación profesional en la primera mitad del siglo XIX, se dice que tomó primero la decisión de ordenarse sacerdote para ocupar algún puesto dentro de la carrera de las letras a la cual muchos aspiraban, pero que persuadido por su compañero y paisano Manuel Sánchez Mármol y su excelente amigo el yucateco Manuel Rosado Palomo optó por la carrera de leyes.


Fachada principal del edificio que albergó el Seminario de Nuestra Señora del Rosario y San Ildefonso de la Diócesis de Yucatán, en la ciudad de Mérida. Propiedad del dominio público.

     Dice de él en su Historia del antiguo Seminario Conciliar de San Ildefonso el eminente abogado y político yucateco Lic. Serapio Baqueiro Preve en la página 40 de su obra:
"Fue primer conmaestro de su curso de filosofía. Concluyó como catedrático el que inició el Presbítero D. Juan de Dios Valdós, y que no continuó por haberse ausentado del país con motivo de la guerra de los bárbaro; fue igualmente catedrático de la Gramática Castellana, y por último obtuvo como abogado de inteligencia y honradez, destinos honoríficos en Tabasco, su patria. El autor."
     Resulta interesante saber estos datos para comprender la personalidad de Mariano Pedrero, su alta educación y vastos conocimientos le llevaron a ser profesor aún sin haber terminado sus estudios, además esta parte de la historia se desarrolla en los momentos más álgidos socialmente hablando en Yucatán, el inicio de la Guerra de Castas en julio de 1847 fue un suceso que impidió en muchos de los casos continuar con los estudios por temor a que las fuerzas indígenas rebeldes tomaran la ciudad de Mérida, inclusive el mismo Obispo de Yucatán había optado por trasladar la sede del obispado a la ciudad de San Juan Bautista, Tabasco.

     Ya vuelto a Tabasco como Abogado, se asentó en San Juan Bautista donde por tres años (1854-1856) ejerció su profesión como Juez del Crimen, se conserva una carta que dirige al Ministro de Justicia e Instrucción Pública Antonio Martínez de Castro fechado el 24 de junio de 1856 donde da cuenta del nombramiento de José María Rodríguez como ministro ejecutor de Tabasco (AGN. Justicia, v. 557, f. 186-188). Sus participaciones debieron ser muy meritorias para haberle valido ser nombrado Juez de Primera Instancia de la capital del Estado a principios del año de 1859.

     En calidad de Juez de Distrito, hizo los nombramientos de juez promotor y suplente del juzgado de San Juan Bautista, mismo que avisó en un oficio dirigido al Ministro de Justicia, Negocios Eclesiásticos e Instrucción Pública, Manuel Ruiz el 21 de febrero de ese mismo año (AGN. Justicia, v. 613, fs. 440-445). Al mes, el entonces Gobernador Constitucional del Estado de Tabasco, Victorio Victorino Dueñas Outrani le nombró como Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Tabasco, tomando posesión los primeros días del mes de marzo. Dentro del rubro solicitó el 7 de marzo al Ministro antes mencionado una providencia para que se le fuera devuelto un depósito de $1, 033.00 que en el año de 1840 se había entregado a la administración de la aduana (AGN. Justicia, v. 617, fs. 192-195).

     Sin embargo, a pesar del nombramiento como Presidente del TSJ, seguía al frente del Juzgado de Distrito pues el 13 de mayo de 1859, al mismo Ministro, solicitaba el abono del déficit por la aduana marítima del puerto de Tabasco, en virtud de que era insuficiente la renta del papel sellado (AGN. Justicia, v. 628, fs. 143-147). Además que su preocupación principal fue mantener el buen orden y funcionamiento del juzgado, se abocó en seleccionar a quien sería su suplente, mismo acto que de todo rendía cuentas al Ministro Ruiz de sus acciones como lo demuestra su oficio del 27 de mayo (AGN. Justicia, v. 613, fs. 446-454). Pero las desavenencias con el Gobernador que le había nombrado Presidente del TSJ por la toma de decisiones privadas o particulares y por diferencias de ideas entre ambos se generó una situación nada favorable para el Lic. Pedrero pues mantenía dos cargos que si bien lo sabía desempeñar con toda puntualidad, creía el Gobernador que no estaba calificado para ello, pero igual podemos ver una falta grave, si el mismo Gobernador le había hecho Presidente del TSJ que en suma era un puesto mayor y delicado dentro de la administración gubernamental, ¿cómo podía no ser apto el Lic. Pedrero para el puesto? Sería incongruente esa actuación.

     Ante toda esta situación generada renuncia a ser Presidente del TSJ, pues para el 11 de junio ya lo era Dn. Manuel Ponz y Ardil. Pero el quiebre estaba realizado, el propio Gobernador Dueñas escribe un oficio el día 8 de octubre de 1859 al mismo Ministro Ruiz para expresarle su sentir ante la postura del Lic. Pedrero, manifestando haber recibido la circular donde se nombran los jueces de distrito y circuito, pero al mismo tiempo informando sobre el mal manejo de sus actividades Mariano Pedrero, en su calidad de juez de Tabasco y solicitando sea removido de su cargo, quedando en su lugar José Payró (AGN. Justicia, v. 626, fs. 162-165). Esta fractura caló muy hondo en los ánimos del Lic. Pedrero que envió su carta de renuncia al Ministro Ruiz como Juez de Distrito y notificando que José Payró había quedado constituido en esa calidad el 21 de noviembre (AGN. Justicia, v. 613, fs. 466-476). Retirándose a la vida familiar, donde por las múltiples ocupaciones del servicio público no había podido permanecer.

     Se había casado el 12 de agosto de 1857 con la Srita. Concepción Llergo Pedrero, prima hermana en segunda generación, con la cual había de procrear 7 hijos: Andrés de Jesús (13/VIII/1877-¿?), Eduardo (10/XI/1880-05/XI/1953), Mariano, Ignacia, Pedro, Inés y Soledad, todos Pedrero Llergo.

     Ante la notable situación que estaba viviendo el país con respecto a invasión proimperialista y la instalación del Segundo Imperio con la llegada de Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota Amalia, no dudó en tomar las armas para defender el territorio, se situó según relato de Rosado González, en la Línea de Palizada, Campeche. Su determinación le valieron elogiosas palabras del Gral. Pedro Baranda y Quijano, campechano, hijo del notable Gral. Pedro Sáinz de Baranda y Borreiro, quien dijo de él:
"Con un valor a toda prueba, el Lic. Pedrero fue a Jonuta a rescatar al Capitán Manuel González que con cien hombres se encontraba en peligro. El Lic. Pedrero, militar y abogado, fue con el Lic. Sánchez Mármol el alma intelectual de los liberales. El Lic. Pedrero fue un elocuente orador. Su palabra convincente era escuchada por la solidez de su criterio, no solo en el Congreso, sino en el mismo Tribunal."
     Para mayor comprensión del entramado histórico de Jonuta, último bastión tabasqueño de los proimperialistas, invito a leer el artículo del Dr. Raymundo Vázquez Soberano que lleva por nombre Jonuta: un escenario olvidado de la guerra de intervención y el imperio en Tabasco (1863-1867) en el libro que coordina el Dr. Carlos Enrique Ruiz Abreu: La intervención francesa y el triunfo liberal en Tabasco (27 de febrero de 1864) publicado por el Gobierno del Estado de Tabasco y CONACULTA.


Con la llegada de los proimperialistas franceses al mando de Eduardo González Arévalo inició una lucha contra el sistema conservador implantado de manera obligada, sin embargo, las fuerzas republicanas al mando del coronel Gregorio Méndez Magaña y las diversas secciones lograron minar y expulsar a los usurpadores. "Retirada de las fuerzas intervencionistas francesas de San Juan Bautista el 27 de febrero de 1864", Archivo Histórico del Poder Ejecutivo del Estado de Tabasco.

     Al triunfo de los liberales sobre el conservadurismo imperialista que culminó con el fusilamiento del archiduque Maximiliano y sus generales Miguel Miramón y Tomás Mejía en el cerro de las Campanas, cercano a la ciudad de Querétaro el 19 de junio de 1867 y la entrada del presidente Benito Juárez a la capital de la República, después de haber pasado por diversas dificultades y encontrarse el país en la ruina económica y ante la necesidad de un programa de reconstrucción nacional que aglutinara el mayor apoyo posible, el Lic. Pedrero desde la capital del Estado, San Juan Bautista, le envía una carta fechada el 30 de agosto de ese mismo año, en la que le notifica que envió una libranza al ministro de Guerra, Gral. Ignacio Luis Antonio Mejía Fernández de Arteaga, por la cantidad de $1, 200.00 a beneficio de los hospitales de sangre de Puebla de Zaragoza, además que lo felicita por el triunfo de la República, no sin antes recomendar al Lic. Manuel Sánchez Mármol y Miguel Errazquín (B.N., Correspondencia privada de Benito Juárez, ms. J.22-3713). En respuesta el presidente Juárez le asegura en carta autógrafa que tenía en cuenta a sus recomendados (B.N., Correspondencia privada de Benito Juárez, ms. J.22-3713).

     Durante ese periodo tan álgido para el Estado, cuando toma posesión como Gobernador y Comandante Militar, el muy recordado el Coronel Gregorio Méndez Magaña el 4 de octubre de 1864, logra reunir a la nueva VII Legislatura para proceder a la reorganización de Tabasco y el buen funcionamiento de los órganos gubernamentales que ayudarían a restablecer el orden jurídico, de la cual toma posesión en el número 178 el Lic. Pedrero, fungiendo como suplente Dr. Francisco Ghigliazza. Posteriormente, participó como diputado a la IV Legislatura federal que dio inicio el 8 de diciembre de 1867 y que concluyó el 9 de mayo de 1869, siendo presidente constitucional el Lic. Benito Juárez García, por eso tuvo influencia en recomendar a sus amigos para diversos puestos de gobierno.


Lápida de la sepultura a perpetuidad del Lic. Pedro Mariano Pedrero Lorca en el Cementerio General de la ciudad de San Juan Bautista (hoy Villahermosa). Propiedad fotográfica ELGJ.

     Al término de su gestión legislativa, regresó a su Estado natal, donde retomó nuevamente su posición como Juez de Distrito y finalmente como Jefe de Hacienda, puestos que desempeñó hasta su muerte, ocurrida en la capital de Tabasco el día lunes 13 de abril de 1891. A continuación insertamos la Oración Fúnebre que le dedicó su amigo el Sr. León Alejo Torre que se publicó en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Tabasco el día 18 de abril de ese mismo año:
ORACIÓN FÚNEBRE leída en el Cementerio General, la tarde del martes 14 de Abril al inhumarse el cadáver del distinguido Tabasqueño Lic. D. Mariano Pedrero.
     El H. Ayuntamiento de Teapa de 1899 le otorgó el nombre de Mariano Pedrero a la calle donde habitó por muchos años en lo que en ese entonces era la calle llamada de la Libertad que llevaba al barrio de Tecomajiaca y también a la ranchería en la cual nació y que es el día de hoy una floreciente comunidad, Mariano Pedrero 3ra sección.


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.



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Bibliografía


  • Rosado González, Manuel (1990): Historia y geografía de Teapa. Instituto de Cultura de Tabasco, Gobierno del Estado de Tabasco. Villahermosa, Tabasco.
  • Ruiz Abreu, Carlos Enrique (2017): El legado de Juárez a Tabasco. Leyes e ideas 1855-1872. Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Villahermosa, Tabasco.
  • Baqueiro Preve, Serpio (1894): Historia del antiguo Seminario Conciliar de San Ildefonso. Tipografía de G. Canto, 2a de "Los Novelo". Mérida, pág. 40.
  • Ruiz Abreu, Carlos Enrique, et. al. (2015): La intervención francesa y el triunfo liberal en Tabasco (27 de febrero de 1864). Instituto Estatal de Cultura, Gobierno del Estado de Tabasco, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Villahermosa, Tabasco, México, 369 p.
  • Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Tabasco, tomo VIII, no. 445, abril 18 de 1891, pág. 1. "Noticias del Estado.- Sensible muerte."


viernes, 2 de noviembre de 2018

EL CÁNTARO DE ORO Y LA MONJA MUERTA


La terrorífica leyenda del Colegio Teapa.


Fotografía del actual edificio del Colegio TEAPA bajo la dirección del Instituto Religioso de las Siervas de Jesús Sacramentado, misma que fuera propiedad de la afamada familia Casanova Quintero a principios del siglo XX. Propiedad fotográfica de ELGJ.

     Doña Teresa Domínguez fallecida en la ciudad de Villahermosa allá por el año de 1982, contaba que había sido trabajadora en la escuela católica de la ciudad de Teapa, este centro era el Colegio Teapa, había sido adquirido para la Congregación de las Siervas de Jesús Sacramentado, con la finalidad de ofrecer otro nivel académico y técnico a los estudiantes teapanecos.

     Ellas llegaron en el año de 1958 a la ciudad asentándose en una casa ubicada frente al parque Miguel Hidalgo, posteriormente trasladadas a una casa en la calle Lic. Mariano Pedrero Lorca que había pertenecido a la familia González Feo y por último, el predio actual con el edificio (muy modificado) que fue adquirido a la familia Casanova Quintero.[1]

     La tía Tere, como le solían decir, contaba que en los años 60’s el Colegio estaba habitado por monjas que durante las vacaciones salían a la ciudad de México o a Guadalajara para visitar a sus familiares y que ella se quedaba cuidando el lugar pues en el segundo piso estaban la posesiones y recámaras de las religiosas. De la entrada principal por el pasillo izquierdo había un cuarto que funcionaba como capilla en la cual había un Sagrado Corazón de Jesús de tamaño natural y que se erguía de manera impresionante, durante las noches causaba cierto temor verlo únicamente con la luz de las velas.

Contaba la tía Tere (como cariñosamente se le llamaba) que solía verse una figura espectral deambulando por los pasillos de la vieja casona convertida en escuela, salía del gallinero y con unas cadenas asidas al cuerpo rodeaba los pasillos de ida y vuelta. Fotografía de un "fantasma" de dominio público.

     Al fondo, donde ahora se encuentra la cafetería y dirección, existía un gallinero con unas escaleras metálicas que daban acceso a una especie de bodega donde se guardaban las herramientas, objetos del inmueble, meses, sillas y otras cosas. La casa no estaba como se encuentra actualmente, fueron dos casas separadas, la primera del lado derecho de un solo piso con techo de dos aguas y la del lado izquierdo de dos plantas y techo a dos aguas, la casa original de la izquierda serían las tres primeras ventanas de izquierda a derecha, se uniformizó para hacer un solo edificio y como prueba de ello, en el interior se aprecia notablemente la desnivelación de la conformación de la casa en la parte de la capilla donde bajan unas pequeñas escaleras.

     En las noches, - continúo con el relato de la tía Tere – le acompañaba la señora Carmita Olán, ya que se encontraba sola en esas épocas de vacaciones, después de llevarla a conocer todo el lugar y precisamente en el centro del patio interior existían dos árboles (mango y castaño) que frondosamente extendían sus ramas por la totalidad del patio. Esa compañía la hacía no sin antes advertirle que a partir de las 6 de la tarde, hora en la que muchas familias de antaño se guardaban ya para descansar, se debían cerrar las puertas de la casa y debían estar en el cuarto, la tía Tere dormiría en su hamaca como estaba acostumbrada y Carmita en el catre, pero que escuchara lo que escuchara debía rezar insistentemente pues eran “horas oscuras”.

     Carmita nunca pensó que lo que habría de pasar le helaría hasta el alma; cierta noche, después de haber visitado la capilla y contemplado la imagen del Sagrado Corazón imponente, fueron al cuarto como de costumbre donde tomaban en unos pocillos el café con una pieza de pan, las puertas del cuarto eran dobles y altas, había que atravesarles un soporte de madera horizontal para que no se abrieran, pero la puerta tenía rendijas donde se podía apreciar el exterior si se asomaba la mirada por ellas. Casi a las 9 de la noche, se escucharon pasos y cadenas bajando de las escaleras de metal del fondo, el constante cacaraqueo de las gallinas y los golpes largos contra las piedras del piso conmocionaron a las dos mujeres que ahí se encontraban descansando.

     A pesar de que la electricidad había llegado hacía algunas décadas, no se contaba con el suficiente sistema de alumbrado eléctrico y las casas aún se iluminaban con cirios y quinqués de petróleo, a pesar de ello, la oscuridad cubría todo el pueblo y se hacía a veces imposible de mirar más allá de las mismas narices.

     El sobresalto causado por el ruido motivó a Carmita a observar por la puerta, no sin antes advertir la tía Tere que jamás abriera la puerta, pudo observar a un hombre de blanco brillante que atado a cadenas y casi transparente con una mirada triste y perdida recorría en forma de L la casa hasta desaparecer cerca de los árboles que se ubicaban en el centro del patio, este recorrido duraba cerca de una hora y regresaba de la misma manera en que había salido.

     Al poco rato de desaparecer, entre los arboles una inmensa flama color entre naranja, rojo y amarillo u otras veces verdosa subía y bajaba de la tierra como si fuera una llamarada, la tía Tere solía decir que ahí existía un cántaro de oro que solo se presentaba a la persona indicada para apropiarse de él, pero ella nunca tuvo el valor suficiente para salir sola a desenterrar el “obsequio”, probable herencia de la familia que habitaba ahí y que por diversos motivos nunca sacó.

Fotografía tomada en 1905 del Lic. Lorenzo Casanova Quintero (encerrado en el círculo rojo) junto a los intelectuales tabasqueños que se opisieron al régimen de Porfirio Díaz en México y Abraham Bandala en Tabasco. Propiedad fotográfica Archivo Histórico y Fotográfico de Tabasco.

     Esta repetición consecutiva del hecho la observó Carmita junto con la tía Tere, pero no existía explicación alguna para aquél extraño hombre casi transparente de traje blanco brillante, muchos pensaron que podría tratarse del Licenciado Lorenzo Casanova Quintero que había fallecido en la finca “La Quinta” y que penaba por haber perdido la razón ante el anhelo de querer llegar a ser Gobernador del Estado, por las características de su ropa y el elegante mostacho que aún se apreciaba en su retrato.

     Desafortunadamente la tía Tere no fue al final la dueña de tan flamante premio, pues contaba años después que las monjas habían logrado sacar la herencia consistente en 2 cántaros con centenarios de oro una noche auxiliadas por un trabajador del Colegio. Tuvieron las religiosas la fortuna de disfrutar aquellas monedas que no se quedaron aquí, sino que fueron trasladadas por ellas hasta el lugar donde estaba la casa general en Guadalajara.

      Pero no era la única situación que se presentaba, subiendo las actuales escaleras del lado izquierdo de se encontraban las habitaciones de las religiosas, que como se mencionó antes, durante las vacaciones salían a sus respectivos lugares para estar ya sea con su familia de origen o familia religiosa. Durante las noches se escuchaban quejidos y gritos de dolor, cuando las puertas se azotaban y parecía que había alguien dentro de los cuartos abriendo cajones y cerrando algún ropero viejo con bisagras oxidadas que rechinaban de manera constante.

Las flamas que arden a cierta distancia de la superficie de la tierra o del agua se les denomina fuegos fatuos (ignis fatuus), es la inflamación de ciertas materias como animales y vegetales en putrefacción.

     Para la tía Tere habituada a los constantes ruidos, pero sin soltar el rosario, procuraba estar orando en todo momento, sobre todo por el eterno descanso de las personas que habitaron el lugar y en especial por una vieja religiosa que enferma salió del Colegio y que le habían contado, ésta había fallecido en la ciudad de México pero dejando sus posesiones en Teapa, explicación lógica, su constante penar por los objetos personales que habían quedado en su habitación.

     Luego de su remodelación, el edificio dejó de ser un lugar lleno de misterio, como muchas casas antiguas de Teapa que conservan ese misticismo mágico, que para la luz de la ciencia actual resulta impenetrable explicar la atmósfera que rodea los sucesos no comprobados de esos lugares.

Los cántaros llenos de monedas centenarias eran comunes a principios del siglo XX, sobre todo para esconderlas en los amplios terrenos de los ranchos para evitar ser sustraídos por los revolucionarios que merodeaban lo territorios, según se dice, fueron dos los cántaros encontrados por las religiosas.


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.


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Bibliografía

  • González Jiménez, Eddy Lorenzo (2018): Leyendas Teapanecas (Rescatadas, Anotadas y Comentadas). Gobierno del Estado de Tabasco, Instituto Estatal de Cultura y Secretaría de Cultura. Villahermosa, Tabasco.





[1] Rosado González, Manuel (1990): Historia y Geografía de Teapa. Gobierno del Estado de Tabasco, Instituto de Cultura de Tabasco. Villahermosa, Tabasco, pp. 25-26; Colegio Teapa (2009): Modelo Educativo. Teapa, Tabasco: Edición Institucional, p. 14.