domingo, 30 de diciembre de 2018

POSADAS, NACIMIENTOS Y ALGO MÁS...

Las festividades navideñas en Teapa



Navidad en Greccio (1223), representación del primer nacimiento que realizó San Francisco de Asís.

     Las actuales festividades navideñas son cuestiones culturales y tradicionales que se han compartido por muchos años en todo México, herencia que nos han heredado los españoles que aún vivían impregnados por las creencias medievales y la celebraciones religiosas que impuso la Iglesia católica. La historia real de los pesebres nos traslada hasta la gruta de Greccio en la Umbría italiana donde en 1223 se celebra por primera vez la Navidad casi a la manera en la que actualmente celebramos, es el mismo San Francisco de Asís quien inicia ésta tradición colocando un pesebre con animales y en medio una bella imagen de Jesús, donde se realiza la celebración junto a los comarcanos que llegaron a participar de la misma. Su biógrafo, Tomás de Celano detalla de manera poética y celestial ese místico momento:

"Unos quince días antes de la navidad del Señor, el bienaventurado Francisco le llamó [a Juan, un hombre de buena fama y de mejor tenor de vida], como solía hacerlo con frecuencia, y le dijo: 'Si quieres que celebremos en Greccio esta fiesta del Señor, date prisa en ir allá y prepara prontamente lo que te voy a indicar. Deseo celebrar la memoria del niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos, lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue reclinado sobre heno entre el buey y el asno'... Llegó, en fin, el Santo de Dios, y, viendo que todas las cosas estaban dispuestas, las contempló y se alegró. Se prepara el pesebre, se trae el heno y se colocan el buey y el asno... El santo de Dios está de pie ante el pesebre, desbordándose en suspiros, traspasado de piedad, derretido en inefable gozo. Se celebra el rito solemne de la misa sobre el pesebre y el sacerdote goza de singular consolación... Luego predica al pueblo que asiste..." (1 Cel. 84-86)
El presepio como se le denomina en Italia fue celebrado en todos los lugares donde la presencia franciscana se encontraba, especialmente la vieja Europa.

     Es por ello que esa migración tradicional se dio en España donde aún para el tiempo de la conquista en América perduraban las tradiciones medievales. La evangelización franciscana en la Nueva España propició el establecimiento de obras sacro-históricas denominadas “pastorelas”, que son obras de teatro de carácter pastoril, de campo (en recuerdo a los pastores de Belén) que se representaban con el fin de evangelizar a los indígenas, de ese sincretismo religioso mismo salieron las danzas mestizas entre santos e ídolos prehispánicos. La colocación de los nacimientos rindieron fruto en todos los rincones de México, una tradición que perduraría hasta el presente, y que según los informes de los religiosos dominicos de Oxolotán, en los documentos que se encuentran en el Archivo Histórico Diocesano de San Cristóbal de Las Casas, refieren que los nacimientos en Theapa eran "vistosos y coloridos por la cantidad de figurillas traídas de Ghoatemala hechas de barro cocido y pintadas a mano".

Nacimiento monumental elaborado por el Movimiento Centro Pascua en 2009 en el templo parroquial de Santiago Apóstol. Propiedad fotográfica ELGJ.

     Esta tradición medieval-colonial de la colocación de los nacimientos o pesebres en Teapa la podemos fechar a mediados del siglo XVII, inclusive algo más temprano, además de saber que las piezas no eran originarias de la entonces Provincia de Tabasco, sino que su manufactura se realizaba en Guatemala, ya que siempre se ha considerado como el exponente colonial de la fabricación de imaginería religiosa del suereste de la Nueva España. Un lugar donde tradicionalmente se ha colocado año tras año el nacimiento ha sido en el templo parroquial, inclusive los dominicos (que copiaron e inculturaron perfectamente bien los nacimientos franciscanos por la importancia de ese tiempo litúrgico) cuando dejan huella desde mediados del siglo XVII y principios del XVIII han colocado el pesebre en la iglesia parroquial, desafortunadamente carecemos de mayores datos de esas épocas más lo que hemos consignado anteriormente, pero a pesar de la persecución y destrucción de imágenes religiosas en el siglo XX hasta el presente, es una realidad cultural que no desaparece, su colocación anual es evidente en el templo parroquial de Santiago Apóstol.

     Las familias teapanecas no dejan de colocar sus pesebres de forma particular al acercarse las fechas navideñas, muy representativo ha sido siempre el de don Gonzalo Pérez Toca que anualmente representa la ciudad de Teapa con sus figurillas, la plaza, la fuente de El Mure, el templo parroquial, el Ayuntamiento y otros edificios que simbolizan claramente un obsequio de este pueblo a la figura del niño Jesús. Las hermanas Landero (Olga, Pilar y Martha qepd) que con fe y devoción realizan su pesebre y no ha pasado año que no esté presente para estas fechas. Los González Olán heredaron esa hermosa tradición de su señora madre, los Álvarez Quintero que tenían su nacimiento monumental en su casa en la calle Carlos Ramos y que desafortunadamente ya no se coloca por no habitar la familia en ese sitio.

Nacimiento de la familia González Olán (2013). Propiedad fotográfica ELGJ.

     La antropóloga Amanda Casanova González refiere que allá por los años 50's, el nacimiento más bonito era el de don Felipe Pérez, hermano de don Gonzalo, y nos narra la forma originalmente de dicho nacimiento, muy distinta a la que conocí y que dejé consignada líneas arriba, éste representaba al antiguo Teapa, "con el bello arco de a la entrada, el puentecito, la calle Gregorio Méndez con las casas de don Geño Quintero, Lilia Aguilar, Ofelia Rosado, Amadita Cano, la tienda de la Chula, la iglesia del Sr. Santigo, la de Esquipulas y Tecomajiaca, el Mure con sus chorritos de agua y el palacio municipal". El niño Jesús, tan venerado pertenecía al templo parroquial y durante la persecución religiosa, el sacristán se lo entregó a don Felipe para que lo ocultara y habiendo pasado el problema, el sacerdote Carlos González Rubio se lo obsequió. Otro nacimiento era el de don Bolívar Gurría, "la entrada de su casa tenía un caminito entre plantas y árboles, también ese nacimiento tenía El Mure, casitas de madera bien elaboradas, figuras de barro y las plantitas de arroz y maíz", su casa estaba ubicada en donde hoy se encuentra la central camionera TVT, conocido como los Quintero.

     En palabras de Casanova González la hechura de los mismo comenzaba desde las festividades guadalupanas, para que al inicio de las posadas ya estuviera el "misterio" presente en las casas. El "misterio" estaba representado por Jesús, José y María, el ángel y los animales más representativos como la mula o asno y el buey, se le denomina "misterio", como bien refiere el historiador André Capetillo, porque son los primeros misterios del Rosario conocidos como "Gozosos" en alusión al nacimiento del Salvador. Su confección iniciaba con la colocación de "tablas, bancos y cajas" que resultarían el soporte a todo el nacimiento, además, para cubrirlo se utiliza el "heno o pasto", papel plateado semejando cascadas, "el pesebre hecho de corteza de árbol, .... casitas de cartón pintadas con techos rojos esparcidas en los cerros, en los valles, las ramitas que semejan árboles, ... las gallinas, pollos y pavos en el corral y los personajes: la molendera, el vaquero, el aguador, los pastores, las venteras y los reyes magos, muñequitos de barro artísticamente pintados", dice Casanova González.

El autor de niño, en la representación de San José en la entrega de un niño Jesús robado y devuelto a la familia Zetina Martín. Propiedad fotográfica ELGJ.

     Llegado el día especial, la Nochebuena, todos al rededor del nacimiento esperando las 12 de la noche esperando el momento para colocar la imagen del niño Jesús en el pesebre, realizando algunos cantos de arrullo o simplemente elevando una plegaria; tradición es, y es algo que siempre se nos enseñó, el día 24 se acuesta la imagen, el 31 se sienta en una sillita de madera y el día 6 de enero se pone de pie, quizá varíe en algunos hogares la forma tradicional de colocarlos. Para levantar el nacimiento es siempre conveniente realizar un rosario donde se invitan a familiares y vecinos y al final romper una piñata para los niños y repartir platillos a los adultos, todo producto de la fe y devoción.

     En ciertos casos, durante los días consecutivos al 25 de diciembre, las familias tenían que estar pendientes de sus nacimientos, no fueran a robarles el niño Jesús, obra que antaño significaba una solicitud llamada "manda" para que aquella persona que robara el niño al momento de cumplirle Dios su petición, estaba obligado a devolver la imagen a la familia con mariachi, fiesta y rosario, desafortunadamente, hoy se los roban y no los devuelven, ya sea por vender la imagen o porque no se les cumplió la petición, pero en muchos casos todo, menos devoción y fe.

     Y qué decir de las posadas que se acostumbraban a realizar durante nueve días antes de la navidad, la rama que ha perdido ya su razón de ser aunque algunos niños la han ido recuperando con la finalidad de tener recursos económicos para comprar pirotecnia pero que no representa realmente la tradición, ya no se ven a los niños representando a José y María, ni de pastores; el consumismo ha hecho desaparecer muchas tradiciones que nuestro pueblo ha celebrado por siglos y décadas. La recuperación de ese patrimonio intangible le corresponde únicamente a la sociedad y su fomento a los sectores propios de Cultura de nuestro municipio, no dejemos caer en el olvido aquello que nos es propio y ha dado identidad cultural al México moderno.



Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.


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Bibliografía:


  • González Jiménez, Eddy Lorenzo: De posadas y nacimientos en Teapa. Artículo publicado para el Semanario Tribuna de Tabasco el 24 de diciembre del 2013, año XV, no. 303. Teapa, Tabasco.
  • Guerra, José Antonio (1995): San Francisco de Asís. Escritos y biografías. Documentos de la época. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid, págs. 192-193.
  • Casanova González, Amanda (2003): Un río de Recuerdos. Relatos costumbristas de Teapa. Edición particular de la autora. Villahermosa, Tabasco, págs. 113-115.
  • Ordóñez Capetillo, André Efrén (20018): historiador, comunicación personal. 

lunes, 17 de diciembre de 2018

EL BARRIO DE LA CRUZ VERDE

Entre ceibas, duendes y un coronel.



Polígono de lo que ahora es o debería de ser el barrio de la Cruz Verde. Propiedad fotográfica del Google Earth Pro 2018, modificado por el autor ELGJ.


Al norte del manantial conocido como "El Mure" se encontraba un acahual o acagual[1], que bajaba al playón del río Teapa, ahí existían una serie de ceibas en el siglo XIX que para muchos habitantes del entonces barrio Chaspa[2], era un eminente peligro para los pobladores que transitaban por el sitio debido a las manifestaciones “espirituales” producidas por las altas ceibas. Las ceibas se consideraban como el axis mundi de la cosmovisión prehispánica maya y de las culturas que estaban relacionadas con ella como también la zoque, ésta conectaba el cielo con la tierra y sus raíces con el inframundo, dotadas de poderes “mágicos” que daban movimiento y sustento a la vida.

Estas creencias perduraron gracias a los reductos de indígenas zoques que habitaban dispersos por la ciudad, inclusive muchas personas evidenciaron haber visto en la zona mencionada una serie de niños que danzaban alrededor de las ceibas, teniéndolos por “duendes”, al caer la tarde los pobladores sabían perfectamente que no podrían salir de casa y pasar por el camino de terracería sin ver una “aparición” de algún ser sobrenatural que ya no residía en este plano terrenal. Los vecinos para librarse de esos males que les aquejaban acordaron colocar una cruz hecha en madera y bendecida por un sacerdote, que prontamente la pintaron de color verde, pues alguno habrá escuchado o leído sobre la Cruz Verde de Villahermosa y probablemente la pintaron de esa forma para librarse de los males de “espantos, aparecidos y duendes”.[3] De esta manera la calle vecinal del Coronel Eusebio Castillo se convirtió en camino seguro para transitar durante la noche.

Famosa Cruz Verde en el barrio del mismo nombre sobre la calle Eusebio Castillo, del lado izquierdo de la fotografía se puede apreciar una casa azul donde estuvo la casa que el coronel Castillo visitaba continuamente para planear los movimientos militares. Propiedad fotográfica ELGJ.

Ese mismo barrio estaba conformado por las calles que anteriormente pertenecían al barrio Chaspa, a decir: Eusebio Castillo, Gregorio Méndez, primera parte de Juan N. Fernández y la actual del Dr. Gregorio Payró. En la calle Eusebio Castillo cerca a la famosa cruz verde existía una vieja casona que fue propiedad de la familia Wade, después pasó a propiedad particular donde el dueño se unió a las filas liberales en tiempos de la intervención pro imperialista, allí llegó muchas veces el Coronel Eusebio Castillo Zamudio y su hermano para concertar con el coronel Lino Merino la forma de secundar el movimiento que tuvo lugar para expulsar a Eduardo González Arévalo a cargo de Andrés Sánchez Magallanes, en esa misma casa dirigió proclamas a los teapanecos para aprestarse a la defensa del territorio nacional y la sección Zaragoza capitaneada por el coronel Merino. Al término de la lucha nuevamente en esa misma casa secundaron otro movimiento en contra de don Felipe de Jesús Serra Campos que había tomado el gobierno del Estado, atacando los amotinado la Jefatura Política donde estaba don Pablo Figueroa, resistiendo la lucha y herido de gravedad, posteriormente cobardemente asesinado en su propia casa en 1871, sostenido por el coronel Federico Méndez Rivas, leal amigo de Serra y del gobierno. Por ello esa calle donde se encontraba la casa que tantas veces sirvió de refugio para el coronel Castillo tomó su nombre a su muerte en el año de 1900.


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.


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Bibliografía:

  • González Jiménez, Eddy Lorenzo (2018): "Leyendas Teapanecas (Rescatadas, Anotadas y Comentadas)". Gobierno del Estado de Tabasco, Instituto Estatal de Cultura, Secretaría de Cultura. Villahermosa, Tabasco, págs. 27-28.
  • Rosado González, Manuel (1990): "Historia y geografía de Teapa". Gobierno del Estado de Tabasco, Instituto de Cultura de Tabasco. Villahermosa, Tabasco, p. 32.
  • Santa Anna, Justo Cecilio (2001): Tradiciones y Leyendas Tabasqueñas. Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Biblioteca Universitaria de Lectura Popular. Villahermosa, Tabasco, págs. 49 y ss.



[1] Es un terreno en el cual hay muchas hierbas altas que impiden el camino, maleza o montazal.
[2] Se le denominó de esta manera por el arroyo que cruza en la entrada a la ciudad de Santiago de Teapa en cuyo lugar se edificó un puente de madera en 1904, posteriormente entre la década de los 20’s y 40’s se construyó uno más firme y arquitectónico.
[3] Cabe destacar que la famosa calle de Cruz Verde nada tiene que ver con apariciones de muertos o fantasmas, es una historia de amor de amor y muerte que puede leerse en el libro de Santa Anna, Justo Cecilio (2001): Tradiciones y Leyendas Tabasqueñas. Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Biblioteca Universitaria de Lectura Popular. Villahermosa, Tabasco, págs. 49 y ss.

sábado, 1 de diciembre de 2018

EL POETA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE DE MÉXICO

Tres cantos poemas de Mons. Vicente María Camacho y Moya, Obispo de Tabasco.



Ilmo. y Excmo. Sr. Dr. Dn. Vicente María Camacho y Moya (1886-1943), 7° Obispo de Tabasco (1930-1943). Propiedad fotográfica Pbro. José R. Ramírez.

     Cada año llegando la época del docenario guadalupano, se empiezan a oír cantos populares a la Virgen del Tepeyac en nuestra comunidad parroquial de Teapa, pero muchos desconocen quién es el autor de tales composiciones y menos aún cuál es el verdadero significado que tiene cada estrofa versificada. Por eso, emprendemos la labor de transcribir tres poemas que se convirtieron en cantos populares y se entonan durante las festividades guadalupanas y descubrir un poco al autor de ellos, el VII Obispo de Tabasco.
"Vicente María Camacho y Moya nació el 8 de junio de 1886 en el barrio "Jesús" de la ciudad de Guadalajara Jalisco, hijo de don José R. Camacho y doña Juliana Moya, bautizado cinco días después siendo padrinos sus tíos Tranquilino Moya y Josefa Mejía. Hizo sus primeros estudios en el asilo San Felipe, luego pasó al Colegio del Divino Salvador, que dirigía su tío materno Carlos Moya. El 19 de octubre de 1897, llegó a la puerta del Seminario de Guadalajara donde pidió ser admitido, ingresando al Menor y en 1903 al Mayor. Recibió las órdenes menores el 31 de enero de 1904 y el orden sacerdotal el 5 de diciembre de 1909 en la Catedral tapatía de manos de Mons. José de Jesús Ortiz, Arzobispo de Guadalajara a la edad de 23 años, cantando su primera misa el 12 del mismo mes en el Santuario de Guadalupe. Ocupó la cátedra de latín, lógica y oratoria sagrada y el 20 de mayo de 1917 asume como primer párroco de la parroquia de San Miguel en Guadalajara y en octubre de 1924 asiste al Congreso Eucarístico celebrado en la Catedral de México con una composición religiosa. Durante la persecución religiosa estuvo desterrado en Los Ángeles, California, regresando en 1929 para volver a su parroquia. El 14 de febrero de 1930 fue preconizado por S.S. Pío XI como 7° Obispo de Tabasco y consagrado el 7 de mayo en la Catedral de Guadalajara por Mons. Francisco Orozco y Jiménez, Arzobispo de Guadalajara ayudado por Mons. Miguel María de la Mora y Mora, Obispo de San Luis Potosí y Mons. Ignacio Plascencia y Moreira, Obispo de Zacatecas, en el mismo acto fue consagrado también Mons. José Garibi y Rivera como auxiliar de Guadalajara. No pudiendo tomar posesión de su Diócesis por la inestabilidad política debida a la persecución a que todavía era tenida la Iglesia en Tabasco, esperando largos 8 años de residencia en la Villa de Guadalupe, que gracias a la reconquista espiritual lograda en 1938 se logra la reapertura de los templos y de la profesión católica, ingresando el 10 de diciembre de ese año a Tabasco. Después de 5 años de fecundo trabajo apostólico en su Diócesis y teniendo que salir a ciudad de México, falleció de un infarto el 18 de febrero de 1943, se encuentra sepultado en el Panteón del Tepeyac, a los pies de la Virgen Morena."
     El primer poema fue una exclamación de sentimiento de tristeza ante la ocupación de las fuerzas estadounidenses en el puerto de Veracruz, medida adoptada por el país del norte ante las expropiaciones de parte del gobierno de México bajo las órdenes de Gral. Venustiano Carranza a las empresas petroleras en 1914, deja entrever la situación política y espiritual que vivían los mexicanos de la época, el poema POR ELLA fue redactado en ese tiempo tan escabroso que representa el punto de partida de la segunda fase del movimiento revolucionario, ¿Qué queda de mi Patria?, será la interrogante del padre Camacho ante esos hechos adversos.

¿Qué queda de mi Patria? Los bosques seculares
no son ya de sus hijos: las ondas de sus mares
las surcan mil bajeles de extraño pabellón;
Y huérfanos sus hijos, helados sus hogares,
sus vírgenes holladas, sus hombres, ¡sin honor!

¿Qué queda de mi Patria? Sus ríos de oro y plata
ha mucho desembocan en gruesa catarata
en la nación vecina que siempre nos odió;
en cambio, en nuestros rostros el hambre se retrata,
¡Vivimos cual mendigos, y es rico el vil ladrón!

¿Qué queda de mi Patria? Los que antes era huertos,
hoy son lagos de sangre o fúnebres desiertos
en donde los chacales celebran su festín...
¡Tan pobre está mi Patria, que hasta sus hijos muertos,
bajo el ardiente fuego del sol se han de podrir...!

¿Qué queda de mi Patria? Su legendaria historia,
que es toda  epopeya, que es un cantar de gloria,
las manos de sus hijos, infame, mancilló:
¡El nombre de sus héroes huyó de la memoria,
y se levantan himnos al nombre del traidor...!

¿Qué queda de mi Patria? Su tricolor bandera,
dicen que no es la misma que en otros tiempos era,
que Unión ya no nos pide, que ya no es Religión;
que al resplandor rojizo de una infernal hoguera
de odios implacables, su rojo se tiñó...

¿Qué queda de mi Patria? Las losas funerarias,
que ayer veíanse envueltas en rosas y plegarias,
sacrílega la turba llegó y las arrancó.
Y al polvo de los héroes llamó polvo de parias,
y las cenizas santas se llevó el aquilón...

¿Qué queda de mi Patria? el Dios de mis mayores,
Él único que puede calmar nuestros dolores,
El Cristo de mis padres, ¡mi Cristo! ¿Dónde está?
¡Escupen nuestros rostros llamándonos traidores,
si intentan nuestros labios su Nombre pronunciar!

¿Qué queda de mi Patria? No tiene ya valientes,
sus niños, no son niños... pues no son inocentes;
sus hijos no son ángeles... no tienen ya, pudor;
sus viejos no son viejos... hay manchas en sus frentes;
sus madres no son madres... les falta corazón...!

¿Qué queda de mi Patria? Cerrados sus Santuarios,
están llenos de polvo y rotos sus Sagrarios,
la santa nave, sola: sin fieles y sin Dios...
Y mudos y sombríos sus altos campanarios,
parecen mausoleos de un pueblo que murió.

¿Qué queda de mi Patria? Mañana, cuando truene
la voz de los cañones, si el extranjero viene
e intenta destrozarnos... ¿Por quién iré a luchar?...
¿Pueden arrebatarle su Patria a quien no tiene?...
¿Al huérfano su madre, le pueden arrancar?

¿Qué queda de mi Patria? ¡Una fulgente estrella
que en lo alto del bendito Tepeyacatl descuella,
bañando en la luz purísima el mundo de Colón!.
¡Mi Patria aún no ha muerto, que de mi Patria es Ella
la gloria, la esperanza, la vida, el corazón!

La Patria no ha muerto; no ha muerto, mexicanos.
La Celestial Morena, la que nos hizo hermanos,
la que nos hizo libres, está en el Tepeyac.
¡Que tiemblen los infames! ¡Que tiemblen los tiranos!
¡Que canten los clarines de eterna libertad!

Por Ella lucharemos hasta el postrer instante;
¡Por Ella, venceremos al colosal gigante
que intente destrozarnos, y, si él es vencedor,
tendrá bajo sus plantas a un pueblo agonizante,
que muere por su Virgen, que muere por su Dios!

Pbro. Vicente M. Camacho, 1914.

     El siguiente canto poema es el primero de los dos que escribió en 1931 en el 400 aniversario de las Apariciones de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac, fue estrenado en la Basílica de Guadalupe para conmemorar ese dichoso día, refleja completamente el pensamiento guadalupano de Mons. Camacho, fueron escritos en la residencia de la Villa de Guadalupe, la schola cantorum del Santuario de Guadalupe lo interpretó el 12 de diciembre de ese mismo año como un regalo de la Diócesis de Tabasco. Si bien el HIMNO GUADALUPANO o A LA VIRGEN DE GUADALUPE como aparece en un compendio de Mons. Calisto Mora de la Rosa, Vicario General de la Diocesis, es una parodia de otro más conocido y popular, éste canto poema especifica elementos esenciales dentro de la historia del milagro y pone en boca de los tabasqueños el amor hacia María de Guadalupe.

La Virgen María es nuestra protectora,
nuestra defensora, no hay nada que temer.
Somos cristianos y somos mexicanos,
¡Viva, viva Cristo nuestro Rey!

No hay pueblo en el mundo que haya sufrido tanto
hasta agotar su llanto cual México sufrió.
Vedlo contento porque respira el viento
que la Madre Virgen respiró.

Dichoso Juan Diego, era el representante
de este pueblo amante que vive de tu amor.
¡Oh! Madre pura, bendita tu ternura
que nos trata como a xocoyotl.

Gloriosa bandera nos dieron tus favores
que tus tres colores no dejen de esplender.
Que la serpiente se agite, inútilmente,
sin lograr al águila vencer.

Tu nombre bendito, Virgen de Guadalupe
desde que lo supe, robóme el corazón.
¡Haz Madre mía, que, en mi última agonía
lo pronuncie con inmenso amor!

Tus manos juntitas están pidiendo al cielo,
que nos dé consuelo, perdón y libertad.
Si las separas, si tú nos desamparas,
no tendremos esperanzas ya.

En medio a la sombra de nuestra noche negra
solo nos alegra la luz del Tepeyac.
¡Oh! ¡Qué tranquilas nos miran tus pupilas
con amor ardiente, maternal!

¡Tabasco te ama! Sus frutos y sus flores,
gozos y dolores, ¡son todos para ti!
Y, alegre o triste, la fe que tu le diste,
¡guardará, por siempre, hasta morir!

Mons. Vicente M. Camacho, noviembre de 1931.

     Este último canto poema es muy conocido en Teapa, fue enseñado por Mons. Camacho a las hermanas Valencia que tenían habitación en la esquina de las calles de Plaza Independencia con Lic. Mariano Pedrero. Fue escrita con la finalidad de conmemorar el 12 de diciembre de 1931, no llegó a entonarse para esa fecha como la anterior, pero la estrenó en el templo provisional que dedicó en la colonia 1 de Mayo en la ciudad de Villahermosa en 1940, la letra refleja el fervor de un hombre apasionado por la Santísima Virgen, le tituló como MAÑANITAS GUADALUPANAS pero todos le conocen como ES EL 12 DE DICIEMBRE como refiere la primera línea del canto poema. Hace referencia a la petición de la Virgen de construir un templo, del significado histórico de la nación mexicana, la maternidad y patrocinio de María sobre México y del gran tesoro que tiene el país al tenerla a ella como Madre.

Es el 12 de diciembre,
el más grande y bello día,
porque nos tomó por suyos
la siempre Virgen María.
Madrecita, Madrecita:
¡Estamos locos de amor
y quiere estallar de gozo
nuestro pobre corazón!

Del cielo bajó al cerrito
a decirnos sus amores.
Y el cerro la quiso tanto,
que le dio besos de flores.
Madrecita: desde niño,
todos mis besos te di.
Y, por besarte en la gloria,
¡se me hace tarde morir!

Los ángeles se asombraron
y se oscureció la luna,
al ver que a México diste,
en tus brazos, blanda cuna.
Madrecita, Madrecita:
¿Oyes a tu xocoyotl?
¡Ha llorado tanto, tanto,
que su voz enronqueció!

La primera luz del alba
ya por el oriente asoma.
¡Despierta y llena mi Patria,
con tus arrullos..., paloma!
Madrecita, Madrecita:
¡Vuélvenos a repetir,
que nada nos hace falta,
pues te tenemos a Ti!

A México le pediste
sólo un templo y un altar.
Y en santuario convertimos
cada pecho y cada hogar.
Madrecita, Madrecita:
Tú reinas en mi jacal,
en mi alma, en mi vida,
en mi muerte y... ¡más allá!

Juan Diego escuchó conciertos,
en la tierra nunca oídos.
Y no era un sueño: ¡Cantaban
de tu pecho los latidos!
Madrecita, Madrecita:
¡Déjame acercarme a ti!
¡Quiero oír aquellas músicas
y, escuchándolas, morir!

Vencedora de la serpiente,
yo te miro en mi bandera.
Por eso la quiero tanto,
por ella morir quisiera.
Madrecita, Madrecita:
¡Tu eres águila caudal!
En mi pecho vive y mora.
¡Aquí tienes tu nopal!

Quitarnos pueden la plata.
¡Nos pueden quitar el oro!
Nos pueden quitar la vida.
¡Pero no... nuestro tesoro!
Madrecita, Madrecita:
No me quitarán tu amor,
ni cuando sequen los mares
y apaguen la luz del sol.

Tal vez se te hacen poquitas
las estrellas de tu manto.
Por eso quieres que México
sufra y llore tanto, tanto.
Madrecita, Madrecita:
¡Qué gusto me da llorar,
para que tus lindas manos
puedan mis ojos tocar!

A Juan Diego, sin su tilma,
para dárnosla, dejaste.
En cambio, le diste el cielo.
¡Qué cara se la pagaste!
Madrecita, Madrecita:
¡Quítame todo, también!
Nomás déjame el aliento,
para un: "¡VIVA CRISTO REY!".

Mons. Vicente M. Camacho, noviembre de 1931. 

     Apasionado patriota y mexicano, hombre culto y orador elocuente, Mons. Camacho escribió durante toda su vida hermosos poemas que nos legó a la posteridad cargados de mucho sentimiento humano, de valores, de libertades y sobre todo de fe. Sus escritos forman parte ahora de bagaje popular que se recuerdan cada 12 de diciembre en honor de Aquella por la que desgastó su pluma: la Santísima Virgen de Guadalupe.


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.


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Bibliografía

  • Camacho y Moya, Vicente M. (1997): Obra Poética. Editorial Amate. Guadalajara, Jalisco, 272 p.
  • García Benitez, Juan Pablo y Diego López Lázaro (2002): Inquieto Amanecer. Revista del Seminario Diocesano de Tabasco, año XII, no. 38. Villahermosa, Tabasco, México, págs. 26-26.
  • Mora de la Rosa, Mons. Calisto (1979): Tabasqueños: ¡Al Tepeyac! Edición particular de... Villahermosa, Tabasco, págs. 4-10.

viernes, 30 de noviembre de 2018

EL ORIGEN DE UNA DEVOCIÓN TEAPANECA: ROSARIO DE AURORA

Reseña breve del origen de las mañanitas guadalupanas en Teapa.


Templo santuario de la Virgen de Guadalupe en el barrio de Tecomajiaca en Teapa, lugar donde se realizan las festividades de la guadalupana cada año durante doce días consecutivos. Propiedad fotográfica ELGJ.

     En la ciudad de Teapa, Tabasco el fervor guadalupano se vive intensamente desde hace ya 69 años, en aquél no tan lejano diciembre de 1949 cuando el sacerdote español Modesto Carrera Cardo instituyera el famoso “Rosario de Aurora”, que contaba en la lejana España con una larga tradición cristiana católica desde el siglo XVII. Éste sacerdote había llegado ese mismo año a la Diócesis de Tabasco por medio de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (conocida como la O.C.S.H.A.) fundada apenas el 4 de junio de ese año, con él también llegaron a Tabasco los sacerdotes Aurelio Lerín Carod, Rogelio Carod Artal, Asterio Urbano Esteban, Columbiano Virseda Martín, Félix Martín Barahona, Geroncio Gómez de Segura donde pidieron escoger la Diócesis más pobre y necesitada de México. Fueron recibidos todos ellos por el entonces Ilustrísimo y Excelentísimo Señor Doctor Don José de Jesús Angulo del Valle y Navarro, dignísimo VIII Obispo de Tabasco.

     La situación de la Iglesia tabasqueña en 1949 era penosa, la carencia de sacerdotes y la relajación de la fe eran completamente evidentes, los templos que durante el periodo conocido como garridisimo fueron destruidos, privaron a los fieles a tener un espacio decoroso para los divinos misterios, fue necesaria la reconstrucción de ellos a base de lucha y esfuerzo por los mismos sacerdotes que llevaban la titánica tarea de la evangelización, de esta forma la Diócesis se convertía en un estado permanente de misión. El primer obispo pasada la persecución fue Mons. Vicente María Camacho y Moya, gran poeta y compositor, a él le debemos los más bellos versos que se cantan durante las fiestas guadalupanas como "12 de diciembre" y "La Virgen María es nuestra protectora", entre otros. A él le correspondió la reorganización de la Iglesia tabasqueña, de los fieles y el clero que era escasísimo.

     A su muerte en 1942, fue nombrado Administrador Apostólico el Obispo Del Valle y tres años después (1945) nombrado obispo titular de la Diócesis. Como misionero que había sido, continuó con la obra de reorganización pidiendo auxilio a las demás Diócesis, sin embargo, todas ellas se encontraban en el mismo estado, años después los michoacanos  y jaliscienses tomarían en sus manos el llamado, pero quienes se aprestaron al apoyo con más fervor en esos años fueron los españoles que llegaron en oleada durante casi dos décadas a las Diócesis con escaso clero, imponiendo un estilo devocional español que muchas fiestas actualmente ostentan. No podemos abordar la institución del Rosario de Aurora sin detallar biográficamente al fundador de esta bella devoción.

Presbítero Modesto Carrera Cardo celebrando la Eucaristía en el templo de Santo Domingo de Guzmán, Pichucalco, Chiapas donde era párroco. Propiedad Oficina Parroquial de Pichucalco, Chiapas.

     Modesto Carrera Cardo era hijo de Máximo Carrera y Feliciana Cardo, había nacido el 1 de julio de 1906 en la población de Santa María del Río, en la provincia de León, España. Era el tercero de cinco hijos, él era el único varón, sus hermanas fueron Victorina, María Ángela, Gervacia y Concepción. Su sobrina más cercana Tomasita de Lucas Carrera nos esboza un detalle característico de él y su familia Carrera “…Cuando tío Modesto estaba en el pueblo era todo más agradable y divertido: en casa, abuelita y las tías eran más cariñosas con nosotros porque papá y mamá no estaban todo el tiempo que duraba el verano. Digo lo de cariñosas porque el carácter de los Carrera ha sido siempre áspero y fuerte y las manifestaciones cariñosas no eran frecuentes aunque nosotros nos encontrábamos a gusto porque sabíamos que nos querían mucho y bien.” En este ambiente creció, a pesar de la dureza durante los primeros años, no impidió creciera en él los deseos de una fuerte vocación sacerdotal y una vida llena de piedad.

     Estudió en el Seminario de León y de Palencia, se ordenó sacerdote el 22 de noviembre de 1931 a la edad de 25 años de manos del Señor Obispo de León, el Excelentísimo Doctor Don José Álvarez Miranda. Fue nombrado ecónomo de las parroquias de Bejes, Pendes y la Cabaña en la provincia de Santander y párroco en la Tapiola en la provincia de Zamora. Sufrió la persecución religiosa de la Guerra Civil Española, donde escapó de morir gracias a la intervención de la Virgen del Carmen en su escapulario. Su deseo de ser misionero le llevó a pedir a su Obispo poder partir para América a la Diócesis más pobre para evangelizar, venciendo las dificultades, se embarcó con varios sacerdotes casi a finales de 1949 hacia la ciudad de México y enviado a Tabasco donde el Obispo los recibe con alegría, fungiendo como párroco del “Jacalito” que era la Catedral de Tabasco.

Rosario de Aurora conocido tradicionalmente como mañanitas guadalupanas caminando por la calle Francisco Trujillo Gurría, año 2009. Propiedad fotográfica ELGJ.

     Posteriormente trasladado a Teapa en calidad de vicario donde reconstruyó los templos de Tecomajiaca y Santiago Apóstol, residiendo durante unos meses en el templo del Señor de Esquipulas; debido a situaciones conflictivas con algunas personas políticas influyentes de Teapa como Maximiliano Méndez Méndez entonces presidente municipal y Emilio Dupeyrón Salazar, fue trasladado a la parroquia de Tacotalpa donde hizo un trabajo excepcional reconstruyendo los templos de la Asunción y el de Santiago Apóstol de Tapijulapa, misionando hasta Sabanilla y regiones aledañas donde ningún sacerdote había llegado en tiempos, la piedad popular señala que hasta milagros se obraron por sus manos.

     Nuevamente en 1957 toma posesión de la parroquia de Teapa donde ve muy adelantada la devoción a la Virgen de Guadalupe en el templo de Tecomajiaca. Ahí años atrás había establecido el “Rosario de Aurora”, muy de madrugada las personas se despertaban para acompañar al padre Modesto cantando alabanzas a la Virgen y Jesucristo, en el playón del río cercano al Pasito, sobre las piedras solía pararse y gritar señalando con su dedo el cielo, y repetía: “Al cielo, al cielo, al cielo quiero ir” y otros himnos eucarísticosSu espíritu de devoción mariana era ejemplar, supo legar a los teapanecos una gran devoción a Santa María de Guadalupe de la misma forma como amó a la Virgen del Pilar. Entonces las personas se levantaban a las 5 am para rezar el rosario por las pocas calles que en ese entonces Teapa tenía como las calles Gregorio Méndez, Bernal Díaz del Castillo, Manuel Buelta, Dr. Ramón Medina, Simón Sarlat, José Eduardo de Cárdenas y Lic. Mariano Pedrero.

     Se cuenta que cuando pidió el parecer a su párroco el padre Carlos G. Rubio de iniciar una serie de procesiones al alba para rezar el rosario y acompañar el camino de Juan Diego al encuentro de la Virgen de Guadalupe, le dijo el padre Carlitos que tendría que motivar mucho a los pobladores pues eran muy apáticos a la fe y los actos devocionales, con ayuda de unas mujeres piadosas como las hermanas Valencia, Elvia Romero, Carmita Cornelio, Carmen Incháustegui y Carmen Rueda dio inicio a las caminatas de mañana, solía llevar el rosario en la mano, mientras alguna de ellas con una campana salía a despertar a la gente mientras caminaban por las calles rezando a coro y cantando, poco a poco se le iba uniendo la gente, año con año fue de esa manera, aún cuando habían trasladado al padre a Tacotalpa, a su regreso, retomó con más fuerza el acto piadoso. Prontamente se unieron las hermanas Landero (Pilar, Martha y Olga), según el testimonio de ellas, cuando preguntaba el padre por ellas decía: "¿Dónde están las Landero? ¿No es que ya se murieron?" Pero la más allegada su persona y quizá la que más le confidenció sus pensamiento y obras fue a Aura del Carmen Cornelio Hernández, ella recordaba que el padre le decía: "Carmita, tu eres mi mano derecha", cuando a ella se le hacía imposible alguna cosa y no podía salir de ningún apuro le decía: "Muérete Carmen, muérete, pero muérete ahora", con la finalidad de darle valor a hacer hasta lo imposible para seguir adelante.

Salida de la peregrinación a las 3 am del templo parroquial de Santiago Apóstol pasando por las calles que le corresponda según el itinerario del docenario y cuyo final es el templo de Tecomajiaca, año 2009. Propiedad fotográfica ELGJ.

     Cuando aún la parroquia de Pichucalco pertenecía a la Diócesis de Tabasco es trasladado a ella en 1961, hasta que se erige la Diócesis de Tuxtla Gutiérrez y la parroquia pasa a pertenecer a su jurisdicción, entonces se incardina en ella hasta el día de su fallecimiento el 1 de enero de 1995. Ahí desplegó su celo pastoral por toda la zona que abarcaba la parroquia, desde Reforma hasta Ixtacomitán, sobre todo cuando el volcán Chichonal hizo erupción en 1982. A su sepelio asistió el Obispo de Tabasco, Mons. Florencio Olvera Ochoa celebrando la Eucaristía y el Obispo de Tuxtla, Mons. Felipe Aguirre Franco, sepultado en el templo parroquial de Santo Domingo de Guzmán, Pichucalco, Chiapas.

     Gracias a las gestiones realizadas por la sociedad pichucalquense y del entonces párroco de Pichucalco, se inició la intención de llevar el proceso de beatificación y canonización del padre Modesto Carrera Cardo en el año del 2009, se están recogiendo los testimonios de personas que le conocieron y convivieron con él, esperando pase a la primera fase diocesana para formar la documentación necesaria para la Introducción de la Causa ante la Santa Sede.

     Posteriormente a la salida del padre Modesto de la parroquia de Teapa, el padre Inocencio Berumen Serrano continuó la celebración de los Rosarios de Aurora, pero llamándose mañanitas guadalupanas dentro del marco del docenario de la Virgen del Tepeyac. Solía caminar el padre por terrenos aún lodosos, el frío de la mañana o la lluvia repentina no apagaba ese espíritu de devoción de los teapanecos, se empezaron a recorrer callejones y se hizo más amplio el programa de las festividades. Con el padre Guadalupe Medina en 1974 tornó diferente, debido a la precaria salud del sacerdote, solamente se rezaba el rosario sin concluir con la Santa Misa, pues al llegar al templo se encontraba cerrado, pues el padre no podía celebrar muy de mañana. Los padres Miguel Jiménez, Pablo Barba  y Joaquín Díaz le dieron mayor empuje a la celebraciones, celebrando el docenario como fiesta patronal, agregando cuadros bíblicos, con mayor cantidad de misas y programando para cada día a una comunidad o ermita céntrica su participación, las mismas hijas adoptivas del padre Modesto continuaron apoyando con el rezo del santo rosario, las hermanas Landero fueron las principales promotoras durante muchos años de la continuación de la tradición hasta el tiempo que sus fuerzas agotadas por la edad les impidió asistir a ellas, entonces se fueron trasladando a las 3 de la madrugada, la cual permanece hasta el día de hoy.

Llegada de la imagen al templo de Tecomajiaca, imagen que durante más de 10 años ha acompañado el peregrinar de los teapanecos cada principios de diciembre. Propiedad fotográfica ELGJ.

     Cabe destacar que desde el tiempo del padre Ramón Abel Medina Espinoza a principios del 2000 (sacerdote originario de Teapa) hasta la actualidad ha ido aminorando la cantidad de personas que asisten a las mañanitas, cuando en sus mejores años era increíble la muchedumbre que durante 12 días caminaban con una imagen de la guadalupana, año hubo en que la imagen misionera de la Virgen bendecida por el Papa San Juan Pablo II recorrió unos días durante el docenario, hoy solamente ese recuerdo queda de esas pomposas caminatas, el último año 2017, fueron muy pocas las personas que participaron, incluso la más concurrida que el 11 de diciembre y quizá la más pesada, pues se dirigen a CATSA de la familia Espadas junto al cerro del Coconá para rendir tributo a la imagen de la Virgen de la empresa saliendo mucho más temprano para poder llegar a las 7 am a la celebración de la misa, no llegó como se esperaba, la juventud es quien acompaña casi siempre a la devoción.

     Es así como, a vuelo de pájaro esbozamos la institución de las mañanitas guadalupanas en Teapa por parte de su fundador el padre Modesto Carrera Cardo, que desde el cielo siga pidiendo por su obra para que no se apague la devoción de los teapanecos a la Virgen Morena. Recordamos aquello que dijo Ignacio Manuel Altamirano en su libro Paisajes y leyendas, tradiciones y costumbres de México en 1886:
"El día que se deje de venerar a la Virgen del Tepeyac en esta tierra, es seguro que no solo habrá desaparecido la nacionalidad mexicana, sino hasta los moradores del México actual."


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.


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Bibliografía

  • González Jiménez, Eddy Lorenzo: Las ‘mañanitas’ guadalupanas. Una devoción popular que se transforma en una tradición. Artículo publicado para el Semanario Tribuna de Tabasco el 10 de diciembre del 2013, año XV, no. 302. Teapa, Tabasco.
  • Relación testimonial de Olga, Martha y Pilar Landero García para el proceso de beatificación y canonización del Siervo de Dios Presbítero Modesto Carrera Cardo en la ciudad de Teapa.
  • Relación testimonial de Aura del Carmen Cornelio Hernández para el proceso de beatificación y canonización del Siervo de Dios Presbítero Modesto Carrera Cardo en la ciudad de Teapa.
  • Testimonio biográfico del Presbítero Modesto Carrera Cardo de su sobrina Tomasita de Lucas Carrera en Santa María del Río, León, España a petición de Eddy Lorenzo González Jiménez.
  • Romero Mensaque, Carlos José (2012): El fenómeno de los rosario públicos en España durante la época moderna. Estado actual de la cuestión. Revista de Humanidades, no. 19. Sevilla, España, págs. 87-115.
  • Aldecoa Calvo, José Serafín (1993): La despertada y el rosario de la aurora de Blancas. Cuadernos 6. Blancas, Teruel, España, págs. 41-80.
  • Romero Mensaque, Carlos José (2016): La predicación dominicana del rosario. El Rosario de la Aurora de Zafra en el siglo XVIII. Revista de Humanidades, no. 27. Sevilla, España, págs. 163-192.
  • Garrigós Meseguer, Antonio (1992): Evangelizadores de América. Historia de la OCSHA. Biblioteca de Autores Cristianos. España, 840 p.