miércoles, 28 de noviembre de 2018

EL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO EN TEAPA I

El Porfiriato y las causas que originaron la Revolución.



Gral. José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, presidente de los Estados Unidos Mexicanos desde 1877 hasta 1911.

     En el marco de las celebraciones por el CVIII aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, vamos a ir esbozando en partes las causas que dieron origen al levantamiento armado y la repercusión que tuvo en Tabasco y particularmente en Teapa, para que nuestros lectores conozcan un poco más a detalle de qué forma se dio el desarrollo de esta revolución y los alcances que tuvo en nuestro municipio, este estudio estará dividido en 3 partes:
  1. El porfiriato y las causas que originaron la Revolución.
  2. Inicio del movimiento revolucionario y su vinculación a Tabasco.
  3. Teapa en el vértigo de la Revolución.
     Debido a la situación imperante de la política porfirista en todo México, muchos sectores poblacionales se encontraban en franca oposición a la dictadura representada por el presidente Gral. Porfirio Díaz que había logrado por más de 30 años permanecer en el poder. A pesar de que en varios rubros de la economía nacional habían logrado superar las expectativas, otras fueron sacrificadas para dar paso a la modernización de México, las grandes ciudades vieron un cambio significativo, pero los pueblos rurales siguieron permaneciendo en el olvido.

     Para la última década del 800, México había logrado una transformación exitosa con la incorporación y unión de las vías del ferrocarril que abarcaban casi completamente de oriente a occidente, las haciendas se convirtieron en los puntos productivos regionales y el sistema económico internacional miró en el país un potencial aliado para la concesión de proyectos modernizadores basados especialmente en la extracción del petróleo que empezaba a atraer a compañías extranjeras con las cuales se firmaban contratos exclusivos para su explotación.

     El proceso de deslindamiento de terrenos tuvo un gran auge, propiciando por la compra de extensos terrenos para la agricultura o la ganadería, inclusive la industria, especialmente la maderera y la hulera, creando así hacendados dueños de grandes propiedades y terminando con los recursos naturales de diversos lugares del país. Don Porfirio confió el gobierno a sus más allegados colaboradores para tener el control político de todas las regiones, unificando de esta manera el gobierno del país, muchos de los cuales le fueron siempre fieles hasta el último momento.

     Si en México se plasmaba esa situación, en Tabasco no era distinto, una región olvidada, donde la modernización no se miró por ningún lado, la ciudad capital San Juan Bautista, no distaba mucho de ser una ciudad rural sin rutas camineras que conectaran con otras ciudades mayormente desarrolladas, el transporte más usual fueron los vapores que recorrían navegando por los imponentes ríos que cubrían toda la planicie tabasqueña y sus vertientes, como el Grijalva y el Usumacinta.


Gral. Abraham Bandala Patiño, gobernador del Estado Libre y Soberano de Tabasco desde 1887 como gobernador provisional, 1894 como gobernador interino y desde 1895 como constitucional hasta 1910. Fotografía del Archivo Histórico del Poder Ejecutivo del Estado de Tabasco.

     Además, el sistema político daba mucho qué desear, el gobernador el Gral. Abraham Bandala se convirtió en el mandamás perpetuo al estilo Gral. Díaz. Bandala fiel y leal al porfirismo se había ganado la permanencia en el gobierno siendo papantleco, no permitiendo que ningún tabasqueño ascendiera a la gubernatura del Estado, y no es que no hubieran distinguidos políticos en la entidad, es que eran menos a la imposición oficialista, y su liberalismo juarista permeó muy hondo en la razón social del pueblo. De esta manera, los grandes de las letras tabasqueñas se convirtieron en políticos que arremetieron contra Díaz y Bandala, contra el sistema porfirista y la situación social de la población.

     Caso particular en la historia de Tabasco es un participación en el movimiento que será denominado como revolución mexicana, es de la creencia de que ésta sostiene el baluarte de los desposeídos, de los sin tierra, de los sin derechos, de las demandas laborales de la clase trabajadora, sin embargo, es una falacia considerar que los primeros que atacaron el sistema del ancient regime enarbolaran tales principios, a nivel nacional hombres de la talante de Francisco I. Madero con Pino Suárez, Francisco Villa, Emiliano Zapata, Álvaro Obregón, Salvador Alvarado, Felipe Carrillo Puerto, Felipe Ángeles, Félix Díaz, Venustiano Carranza, entre otros, tenían una visión completamente distinta del proyecto de nación que querían para México, basados en sus propios intereses o necesidades de sus seguidores, en Tabasco, un rico hacendado llamado Ignacio Gutiérrez Gómez tomó las armas en navidad de 1910 atacando la Chontalpa, llama la atención completamente que fuera un hacendado, las razones se conjeturan en cartas enviadas a Mestre donde expone que había que derribar el gobierno dictatorial que ejercía Bandala en Tabasco, a razón de ser perseguido por el gobernador y haber éste incendiado su hacienda.

     El pueblo bien vivía sometido a largas vejaciones, existía una gran estratificación social, Ortiz detalla la forma en la que estaba constituida la sociedad durante el porfiriato en Tabasco:
  • La clase minoritaria:
  1. Una élite comercial privilegiada de 65 compañías comerciales, distribuidas en las cabeceras municipales: 29 en San Juan Bautista, 6 en Cunduacán y dos en cada una de las restantes.
  2. Los hacendados, oligarquía terrateniente aún hundida en la reproducción simple de capital, integrada por 74 hacendados latifundistas: 9 en el Centro, 7 en Cunduacán y Teapa, 5 en Comalcalco y Macuspana, 4 en Cárdenas, Huimanguillo, Jalpa y Tacotalpa y 3 en los seis municipios restantes.
  3. La burocracia, el Gobernador, los diputados locales, jueces y magistrados, los jefes políticos, profesores y la pequeña burguesía.
  • La clase explotada:

  1. Los obreros, el grueso de la población estaba conformado por la fuerza de trabajo semifeudal del peonaje y semiasalariada de obreros de pequeñas factorías.
  2. El peonaje, el peón era el más favorecido o apreciado, debido a dos razones: a) porque se garantizaba la permanencia o estancia, consecuentemente el trabajo; de lo contrario al ver el monto de su deuda y sobre todo, los castigos: la represión, azotes, cadenas, calabozo y el temible cepo, huían; b) porque las mujeres e hijos de los peones desempeñaban trabajos en la hacienda: lavar cacao, desgranar maíz, recoger yuca para el almidón, limpiar los patios y desenyerbar la grama, sin remuneración alguna. Los capataces o caudillos vivían bajo las mismas normas y los mayordomos disfrutaban troje libre. (Ortiz, 2009: 54-62)

     Este régimen social permaneció durante mucho tiempo, pues la finalidad de los revolucionarios de la Chontalpa o de los Ríos no fue terminar con la estructura social ya establecida, sino abrir nuevas oportunidades a la democracia política de la élite hacendaria. Es indiscutible que Bandala favoreció al sector hacendario y latifundista, pues en ellos estaba la base económica del Estado, pero aún más apoyó a los extranjeros estadounidenses y españoles que llegaron a establecerse y formarlizar un comercio interno y externo.


"Entrada a la población y una de las calles", reza esta fotografía tomada por México Fotográfico en 1902, este aspecto tuvo desde hacía más de 3 décadas atrás sin dejar una imagen distinta en obras públicas, los Jefes Políticos tuvieron en sus manos las riendas del gobierno local durante casi todo el siglo XIX hasta su supresión.

     En Teapa es indudable la organización político social de la época, la concentración de la tierra estuvo en manos de un puñado de familias que se convirtieron en "amos de vidas y haciendas", muchos de ellos extranjeros avecindados desde finales del siglo XVIII o principios del XIX, únicamente Cecilio Armengol, por poner un ejemplo, era dueño de más de una tercera parte del territorio que conformaba la municipalidad de Teapa, sus grandes haciendas y ranchos productores de maíz, caña y cacao fortalecieron el comercio local y estatal.

     Los Jefes Políticos se impusieron desde la capital, muchos de ellos tuvieron afrontaron las decisiones de los mismos Ayuntamientos, en algunos casos las confrontaciones fueron directas, imponiéndose los primeros sobre los segundos, otras ocasiones los Ayuntamientos fungieron como títeres de los primeros, esa eterna lucha por el poder impidió completamente la estabilidad municipal, fueron pocas las obras públicas que fueron evidentes, mientras el pueblo seguía mermado en libertades y garantías constitucionales.

     Cabe destacar un suceso, quizá el más determinante a principios del siglo XX y que no recogió Rosado González quizá por convenir a intereses personales o porque aún estaban en vida los protagonistas del hecho. En la calle de la Culebra (hoy Manuel Buelta) vivían los hermanos Mollinedo, uno de ellos, Saturnino, había adquirido una propiedad en el barrio del Cerrito, ubicado sobre una loma y cercano a una fuente u ojo de agua que por su pureza era utilizada por los moradores de las inmediaciones, hizo todos los trámites conducentes para la adquisición del terreno, pero éste era una propiedad del fundo legal del municipio destinado a obras de interés de la sociedad.

     El entonces Jefe Político, Manuel Ruiz se opuso a la adquisición del terreno alegado que dentro de la ley no estaba prescrito la ocupación de dicho espacio y menos aún para particulares, a pesar de que el Ayuntamiento de 1909 presidido por Vicente F. Melo le había concedido la compraventa del terreno, bajo este peso político no pudo Saturnino Mollinedo poder hacerse del lugar, pero si hostigó durante varias noches la casa de Manuel Ruiz para matarlo, los intereses estaban de por medio, pues años más tarde Ruiz caería muerto por un asesino a sueldo pagado por Saturnino, pues siendo fundo legal, lo había vendido de manera ilegal a un tal José Iduarte Pérez. Estas situaciones motivaron a los Mollinedo a ejercer presión sobre el gobierno local, incluso levantándose en armas.

     Esta era la situación imperante a nivel local que motivó la lucha armada, o mejor dicho lucha de intereses familiares por obtener injerencia dentro del gobierno municipal. No fue lucha de clases, no fue una reivindicación social, fue la confrontación de los mismos teapanecos contra teapanecos para hacerse del poder.



Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.


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Bibliografía


  • Von Wobeser, Gisela (2010): Historia de México. Fondo de Cultura Económica, Secretaría de Educación Pública, Presidencia de la República. México, págs. 209-225.
  • Ortiz Ortiz, Martín (2009): Antología del Porfiriato. Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Villahermosa, págs. 53-62.
  • Martínez Assad, Carlos (2006): Breve historia de Tabasco. El Colegio de México, Fideicomiso Historia de las Américas, Fondo de Cultura Económica. México, p. 141.
  • Rosado González, Manuel (1990): Historia y geografía de Teapa. Instituto de Cultura de Tabasco, Gobierno del Estado de Tabasco. Villahermosa, Tabasco, págs. 91-92.




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