1518-1864. Primera parte.
El gobierno
eclesiástico y territorial en la entidad tabasqueña a lo largo de su desarrollo
histórico se ha transformado muchas veces, segregándose y agregándose
territorios sin una uniformidad concreta conforme a las disposiciones de los
prelados que gobernaron las mitras a las cuales Tabasco perteneció, y al no
tener límites establecidos provocaban un sinnúmero de conflictos con los
obispados colindantes que deseaban obtener los diezmos y limosnas del
territorio tabasqueño para las prebendas y canonjías de sus respectivas
catedrales y curatos, la única forma justa que veían los habitantes españoles de
la provincia era obtener de la corona y de la Santa Sede la fundación de un
obispado que pudiera resolver estas problemáticas.
En el principio… las necesidades…
Con la bula
“Sacri Apostolatus Ministerio” del 24
de enero de 1518 el Papa León X a petición del emperador Carlos V, quedaba
fundado el Obispado de Yucatán y Santa María de los Remedios, conocido como Carolense,[1]
cuya delimitación se plantearía de forma imaginaria ya que infortunadamente no
se conocían aún los terrenos donde se establecería dicha jurisdicción episcopal
y los pueblos donde aparentemente se asentarían, se encontraban sin someter a
la corona, era el inicio de una conquista y colonización que tardaría más de un
cuarto de siglo en lograrse.
Al fundarse
este obispado Carolense no se tomaron
en cuenta las particularidades del terreno y se lanzó al acomodo de esta sede
sin una visión clara de la realidad geográfica del territorio yucateco, por
ello se vieron precisados a trasladar la catedral a Tlaxcala donde surtiría efecto la citada bula el 13 de octubre de
1525 y a la cual pasaría la naciente provincia de Tabasco a depender en lo
jurisdiccional y espiritual.[2]
El atender material y espiritualmente a la población indígena de la provincia tabasqueña
fue un problema que desafortunadamente no se pudo resolver inmediatamente, ni
después de tres siglos de dominio español.
La
necesidad de evangelización, sometimiento y colonización fue un proyecto
general en todas las provincias, Tabasco que largamente nos ocupa, enfrentó el
problema de escases de material constructivo para asentarse y radicar, la
situación climatológica (calor, lluvias, etc.), la gran dispersión de poblados
en toda la provincia y los únicos medios para acercarse eran los grandes y caudalosos
ríos; la insalubridad, las epidemias y otros factores, fueron los continuos
dolores de cabeza que para los pocos españoles que en busca de tierras para la
ganadería y la agricultura, se quedaron a habitarla. El Ilmo. y Rvdmo. Sr. Dn. Fray
Bartolomé de las Casas, O.P. en 1545, fue el único Obispo que durante esa época
atravesó parte del territorio para ir a tomar posesión del Obispado de Ciudad
Real de Chiapa de los Españoles que recientemente se había fundado el 19 de
marzo de 1538 y a pesar de que Chiapa cargaba con el territorio de la provincia
mínimamente fue lo que se hizo en su favor.
La visita que
realizó el Obispo Las Casas sirvió para que se dieran cuenta de la realidad que
estaba viviendo la provincia en el área espiritual cuya atención era realmente
urgente, por ejemplo, los conquistadores y gobernantes se encontraban
equivocados al pretender que los indígenas se convirtieran espontáneamente a la
fe con sólo destruirle los ídolos y haberles ocasionado gran mortandad, él
comentaba que ni los indios entendían, ni ellos a los indios y en siete u ocho
días no podrían comprender todos los misterios de la fe.[3]
Esta experiencia misionera de Fray Bartolomé cuajó en la idea de fundar varios
obispados en su territorio episcopal cuyas extensiones eran comparables con los
de México y Perú, su petición se elevó al príncipe Felipe de España para que se
le descargara el poder atenderlas, y que asignara a otros para ofrecerles una
mejor labor pastoral, cosa en la que él se veía imposibilitado por los
constantes asuntos públicos en los que estaba comprometido.[4]
Esta petición se unía a la que años
antes en carta del 10 de junio de 1532 el presidente de la Segunda Audiencia,
Ilmo. y Excmo. Sr. Dn. Sebastián Ramírez de Fuenleal, Obispo de Santo Domingo enviaba
al emperador Carlos V para que se fundase varios obispados, entre ellos el de Guazacualcos que tendría a cargo la
provincia de Tabasco, desafortunadamente fue un intento frustrado ya que a
pesar de la aceptación del soberano dos años después con la Real Cédula del 20
de febrero en la que presentaba a Fray Francisco Jiménez como obispo, éste
fallece sin haber llegado a obtener las bulas respectivas de su institución
episcopal.[5]
Ilustrísimo Señor Doctor Sebastián Ramírez de Fuenleal, Obispo de Santo Domingo y La Concepción, Presidente de la Segunda Audiencia de México. Grabado en un libro de cuentas, 2019. |
A pesar de
la notable refundación del Obispado de Yucatán el 16 de noviembre de 1561, la
situación con respecto a la provincia tabasqueña no mejoró en lo más mínimo,
los obispos que realizaron la visita pastoral muy poco favorecieron estas
iglesias, los escasos sacerdotes visitaban de cuando en vez a su feligresía
diseminada por todo el territorio y su delimitación territorial estaba
fraccionada, por ejemplo, el cantón territorial del actual municipio de Huimanguillo
pertenecía a la mitra de Antequera en Oaxaca, los diezmos de la región serrana (atendida
principalmente por los padres dominicos que residían en el convento de Tacpatán)
estaban en disputa con el obispado de Chiapa que durante la segunda mitad del
siglo XVI y hasta finales del XVII se mantuvo en litigio con el obispado de Yucatán.
Tabla de Obispos que pasaron a Tabasco en plan de visita
y de pastoral.
AÑO
|
VECES
|
PRELADO
|
DIÓCESIS
|
1535
|
1
|
Visitador del
Obispo de Tlaxcala, P. Juan Revollo
|
Tlaxcala
|
1545
|
1
|
Fray Bartolomé de las Casas, OP*
|
Chiapa
|
¿1551?
|
1
|
Fray Tomás de Casillas, OP
|
Chiapa
|
1564 y 1569
|
2
|
Fray Francisco Toral, OFM**
|
Yucatán
|
1575
|
1
|
Fray Diego de Landa Calderón, OFM
|
Yucatán
|
1632
|
1
|
Fray Gonzalo de Salazar, OSA***
|
Yucatán
|
1665
|
1
|
Fray Luis de Cifuentes y Sotomayor, OP
|
Yucatán
|
1681
|
1
|
Juan de Escalante Turcios y Mendoza****
|
Yucatán
|
1683 y 1687
|
2
|
Juan Cano y Sandoval
|
Yucatán
|
1697
|
1
|
Fray Antonio de Arriaga y Agüero, OSA
|
Yucatán
|
1710
|
1
|
Fray Pedro de los Reyes Ríos de la Madrid, OSB*****
|
Yucatán
|
1718 y 1728
|
2
|
Juan Leandro Gómez de Parada Valdés y Mendoza
|
Yucatán
|
1732
|
1
|
Juan Ignacio María de Castorena y Urzúa de Villarreal
|
Yucatán
|
1746 y 1752
|
2
|
Fray Francisco de San Buenaventura Martínez de Tejada y
Díez de Velasco, OFM
|
Yucatán
|
1764 y 1770
|
2
|
Fray Antonio Alcalde y Barriga, OP
|
Yucatán
|
1774
|
1
|
Diego Bernardo de Peredo y Navarrete
|
Yucatán
|
1777
|
1
|
Antonio Pascual de San Pedro de Alcántara Caballero y
Góngora
|
Yucatán
|
1782
|
1
|
Fray Luis Tomás Esteban de Piña y Mazo, OSB
|
Yucatán
|
1804
|
1
|
Pedro Agustín Estévez y Ugarte
|
Yucatán
|
1835
|
1
|
José María Antonio Mariano Francisco de Paula Guerra y
Rodríguez Correa
|
Yucatán
|
1865
|
1
|
Carlos Manuel Ladrón de Guevara
|
Chiapas
|
1870
|
1
|
Germán Ascensión Villalvaso y Rodríguez
|
Chiapas
|
* OP: Orden de Predicadores **
OFM: Orden de Frailes Menores ***
OSA: Orden de San Agustín
**** Clérigo Secular o Diocesano ***** OSB: Orden de
San Benito.
Fuentes: Carrillo y Ancona, Crescencio: El Obispado de Yucatán…; Andrade, Vicente de P.: Noticias biográficas de los Ilmos. Sres.
Obispos de Chiapas…; Rico Medina, Samuel: Los predicamentos de la fe…
El notable
gobernante de Yucatán, Diego de Quijada pidió en 1564 a Felipe II que se
fundase un obispado que agrupara los territorios de Coatzacoalcos, Veracruz y
Tabasco y que la catedral se asentara en éste último sitio, ya que consideraba
a Veracruz como una tierra enferma, además el acopio de diezmos sería mayor,
unido a la numerosa presencia de religiosos. Además presentaba como candidatos
a fray Domingo de Tineo de la orden de Santo Domingo y a fray Antonio Quijada
de la orden de San Francisco. Como había sucedido con fray Francisco Jiménez,
fray Domingo de Tineo había sido elegido obispo, pero fallece en Puebla en
1567, al año siguiente don Martín Enríquez de Almanza que llegaba como Virrey
de la Nueva España traía la respectiva bula de su institución. Lo que sí había
de seguro en las intenciones de Quijada eran las profundas divergencias entre
él y el obispo De Toral.[6]
Los últimos
intentos en pedir un Obispado en el siglo XVI, salieron de las plumas tanto de
autoridades civiles y como de las eclesiásticas; la primera respondía
efectivamente a una realidad sociopolítica, como el caso del gobernante Nuño de
Chaves de Figueroa en 1592, que buscaba la independencia política de Yucatán y
veía un buen negocio en desprenderse de ella en esta forma, evitando la salida
de grandes cantidades de diezmos e ingresos de capellanías.[7]
La segunda a una necesidad puramente pastoral, el religioso fray Pedro Suárez
de Escobar (probablemente franciscano) escribía al Rey en 1577 renovando las
viejas peticiones de Fuenleal y Las Casas, que fundara algunas mitras como Chilapa,
Goazacualcos y Meztitlán y que fueran encargadas a los religiosos. Pero no fue
respondida esta solicitud hasta 30 años después cuando el Rey Felipe III se
carteaba con el Arzobispo de México, Ilmo. y Excmo. Sr. Dr. Dn. Pedro García de
Santa María Mendoza y Zúñiga el 24 de mayo de 1606 sobre la factibilidad de
crearlas, sin obtener en nada resultados favorables para la provincia.[8]
La administración eclesiástica
mantenida por Yucatán estaba delegada por el Obispo en un vicario in cápite (elegido por el cabildo
catedral) y a su cargo un número de sacerdotes del clero regular y secular que
prestaban el servicio en las pocas parroquias de la provincia de Tabasco, que a
pesar de su extenso territorio se encontraba completamente reducida, éstas abarcaron
hacia finales del siglo XVIII los 8 pueblos y sus anexos en que estaba dividida
políticamente, a decir: San Juan Bautista de Villahermosa, Teapa, Cunduacán,
Jalpa, Macuspana, Nacajuca, Jalapa y Tacotalpa, en total 8 parroquias.[9]
Ya a
principios del siglo XIX, el olvido de la provincia hizo eco en el cura de
Cunduacán, José Eduardo de Cárdenas y Romero que siendo diputado constituyente
por la provincia de Tabasco en las Cortes Generales y Extraordinarias de Cádiz
en España en 1811, presentó su Memoria a
favor de la Provincia de Tabasco donde elevó las necesidades que en lo
civil y eclesiástico requerían un remedio urgente. Solicitó a su Majestad la
fundación del Obispado de Tabasco para que se atendiera debidamente a cada uno
de los feligreses tabasqueños y todas las parroquias que se encontraban en
plena decadencia material y espiritual a causa del mal servicio pastoral por
parte de los prelados yucatecos.[10]
Pbro. Dr. José Eduardo de Cárdenas y Romero, cura párroco de Cunduacán, Tabasco y Diputado por la Provincia de Tabasco a las Cortes Generales y Extraordinarias de Cádiz. Propiedad de Alfonso Bouchot. |
Con la consumación de la
independencia con respecto a la Metrópoli en 1821, la provincia de Tabasco se
eleva a categoría de Estado gracias al Acta Constitutiva de la Federación Mexicana
de 1824 y se establece la formación de un Congreso local, mismo que años
después, el 22 de febrero y 10 de marzo de 1829 darían un célebre decreto no.
24 que con 4 capítulos y 21 artículos rompería imaginariamente las relaciones
entre la mitra yucateca y la iglesia tabasqueña,[11]
en esta disputa relucieron a la par con los gobernantes y diputados (entre los
que se encontraba el hermano del vicario, el diputado Miguel Quiroga), el Vicario
in cápite José Eugenio Quiroga y su
teniente de cura José María Alpuche e Infante que por su participación no
tardaron en ser reprendidos en una Carta Pastoral y un Oficio dictado por el
Gobernador de la Mitra sede vacante
José María Meneses, solucionándose así este conflicto por el dominio del poder
eclesiástico, no sin antes advertirles que si deseaban un obispado en Tabasco
deberían atender primero a la solicitud necesaria de la Santa Sede Apostólica y
de la Mitra yucateca.[12]
Este suceso estaba notablemente inspirado en las anteriores declaraciones del
cura Cárdenas y la situación política convulsa que estaba viviendo tanto el
país como el estado en asuntos religiosos.
Prácticamente casi todo el siglo
XIX, fue una lucha constante entre el clero (Iglesia) y el gobierno (Estado),
la síntesis de sumisión y repulsión, Tabasco en su liberalidad, pudo conjugar
la catolicidad y la política de una forma armónica, prueba de ello era el
crecimiento de las parroquias, que suponía igualmente el poblacional en las
municipalidades. Además, el Vicario in
cápite fray Eduardo de Moncada, OFM estaba aliado al gobierno liberal por
conveniencia política o por el temor a las represalias ocasionadas por las
famosas Leyes de Reforma que estaban empezando a surtir efecto a lo largo y
amplio del territorio mexicano. Para 1857, eran ya 10 las parroquias
diseminadas en todo el territorio, en la Constitución de ese año el cantón de
Huimanguillo pasaba definitivamente a Tabasco pero no su parroquia que aún
seguía sujeta a Antequera. Las parroquias eran todas las anteriormente
mencionadas, las de Usumacinta y Frontera que había adquirido ya categoría de
parroquias.[13]
Esta era la panorámica que presentaba la Iglesia tabasqueña para el comienzo de
las gestiones del Obispado.
Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.
[1] Esta cuestión del Obispado Carolense fue muy discutida en
el siglo XIX por Carrillo y Ancona en su obra El Obispado de Yucatán y por Molina Solís en su contestación
histórica El primer obispado de la nación
mejicana.
[2] En la Real Provisión del 19 de septiembre de 1526 el
emperador Carlos manifiesta sus deseos de que los límites del Obispado
abarquen: “… la Provincia Tlaxcaltechle
inclusive, y San Juan de Ulúa que confina con Aguas Vertientes, hasta llegar a
Matlata e inclusive, y la Villa-Rica de Vera-Cruz, y la Villa de Medellín con todo lo de Tabasco, desde el río
Grijalva hasta llegar a Chiapas.”. Carrillo y Ancona, Crescencio: El Obispado de Yucatán…, p. 56. Las
problemáticas que surgieron sobre los territorios, jurisdicciones y las
fundaciones de los obispados durante los siglos XVI al XVIII pueden verse en el
excelente artículo de De la Torre Villar, Ernesto: Erección de obispados…, p. 1-61.
[3] Rico Medina, Samuel: Los
predicamentos de la fe…, p. 46.
[4] En un lugar del hoy país de Honduras llamado Gracias a Dios
el 9 de noviembre de 1545, el Obispo Las Casas le decía al Príncipe Felipe
(luego Felipe II) que: “… me haga merced
de descargarme de la ciudad de Chiapa y de Soconusco y de Yucatan… y haga
obispos de Chiapa a otro, y de Tavasco y
Guacaquialco a otro, y de Yucatan a otro, y de Soconusco a otro…”. Motivado
por la enorme extensión territorial que pastoreaba, por no estar sometidos
muchos pueblos indígenas y por los constantes conflictos que tenía con los
encomenderos de Ciudad Real y otros pueblos. Aviña Levy, Edmundo (edit.): Cartas de Indias, Tomo I. Artículos
Metálicos ELE. México, 1970, pág. 36.
[5] Vera, Fortino Hipólito: Catecismo
Histórico-Geográfico-Estadístico…, p. 283.
[6] Jiménez Abollado, Francisco Luis: Los cambios jurisdiccionales… págs. 91-92.
[7] Ibídem, p. 94.
[8] Vera, Fortino Hipólito: Catecismo
Histórico-Geográfico-Estadístico…, p. 283.
[9] Gil y Sáenz, Manuel: Compendio
histórico…, pág. 41; Martínez Assad, Carlos: Breve historia…, 43.
[10] Esta visión se completaba con una serie de recriminaciones
que hacía el cura Cárdenas a las Cortes en favor de Tabasco: a) la enorme
distancia de Mérida hacia Tabasco, b) el preferitismo de los prelados por dar a
los yucatecos curatos y beneficios, c) la salida de grandes cantidades de
diezmos para la mitra y d) el incumplimiento de los curas en sus obligaciones
sacerdotales. Cárdenas y Romero, José Eduardo de: Memoria a favor…, págs. 166-170.
[11] Las causas que ocasionaron esta ley corresponden a lo ya
afirmado en la nota anterior y que recopiló el destacado historiador Mestre
Ghigliazza, Manuel: Documentos y datos
para…, Tomo I, p. 370. La postura que adoptó la Iglesia en Yucatán sobre
este sonado asunto la trató Carrillo y Ancona, Crescencio: El Obispado de Yucatán…, p. 1012.
[12] Dice Meneses en esta pastoral al Vicario in cápite como último punto resolutivo:
“… siempre miraremos al territorio de
Tabasco como parte integrante del Obispado de Yucatán, mientras no se divida y
separe por autoridad competente y en la forma debida...”. Carta pastoral del gobernador de la mitra de
Yucatán…, CAIHY: BCCA, Fondo Reservado, 253.09C37 – 1829. Nuevamente el Gobernador de la Mitra en este
Oficio recomienda al Pbro. Quiroga que: “… Si
el Estado de Tabasco desea que en su territorio se erija una nueva iglesia,
represente las causas; óigase al gobierno de esta Mitra; elévese todo al
conocimiento de los Poderes Supremos de la República… [que] dirigirán las preses a Su Santidad para que
las resuelva…”. Oficio del Sr.
Vicario Capitular y gobernador del Obispado de Mérida de Yucatán…, en
Mestre Ghigliazza, Manuel: Documentos y
datos…, Tomo I, págs. 372-378.
[13] La parroquia de Huimanguillo estaba aún sujeta
temporalmente a la Diócesis de Antequera y los acuerdos para el traspaso se
dieron hasta 1881. Estas parroquias tabasqueñas tenían también a su cargo 78
iglesias, 30 ermitas y 6 oratorios. Vera, Fortino Hipólito: Catecismo Histórico-Geográfico-Estadístico…,
p. 283.
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