sábado, 2 de mayo de 2020

LOS ORÍGENES DE LA DEVOCIÓN Y CULTO A LA SANTA CRUZ EN EL TEMPLO DEL BARRIO DE ESQUIPULAS


In hoc signo vinces.”
Sueño de Constantino, octubre 21 del 312.



Santa Cruz venerada en el templo y parroquia del Señor de Esquipulas, en el barrio homónimo en el municipio de Teapa, Tabasco, año 2019. Ataviada con su "mangas" que cuelgan en el travesaño horizontal y decorada con diversidad de flores; al fondo en el lado izquierdo se observa la cruz peregrina. Propiedad fotográfica ELGJ.

I.1 LA CRUZ COMO SÍMBOLO PREHISPÁNICO

            Para comprender el desarrollo histórico de la devoción de la Santa Cruz en el templo y barrio de Esquipulas es necesario hacer una mirada en retrospectiva al tiempo en que se generó la devoción, conocer las creencias fundamentales de los pueblos prehispánicos y cristianos para entender de qué manera se lograron sincretizar hasta el punto que hoy vemos el resultado en la fiesta religiosa que emotivamente el pueblo y la Iglesia promueve, por ello es necesario recurrir a las concepciones prehispánicas para tener un acercamiento objetivo sobre la interpretación de este símbolo que tiene muchos significados tanto para los cristianos como para las culturas precolombinas.
            A mediados del siglo XVI, el notable evangelizador franciscano fray Toribio Benavente apodado "Motolinía" dio el testimonio de su impresión al acercarse a los pueblos y ver que “... está tan arraigada en este terreno la señal de la cruz por todos los pueblos y caminos, que se dice que en ninguna parte de la cristiandad está más ensalzada, ni donde tantas, ni tales, ni tan altas cruces huya...”. [1] Pero la sola presencia del significante no basta. Es muy posible que un signo propuesto por la Iglesia sea reinterpretado por la religión popular, atribuyéndole un significado distinto al que tiene para los españoles. Esto resultaría claro teniendo en cuenta que la cruz ya existía en la religión autóctona desde antes de la llegada del cristianismo, por ello se dieron muchas teorías aún hoy no muy convincentes.
            Probablemente, como menciona el padre Marroquín, el centro de la reflexión teológica precortesiana más antigua estuviera en la región situada entre Puebla y Oaxaca, cerca de Teotitlán del Camino. Allí se desarrolló una antigua civilización agrícola, en la cual la observación astronómica, exigida por la necesidad del culto a los dioses astrales, tuvo aplicaciones a las labores agrícolas. En medio de este universo normado por el movimiento, detectaron un punto aparentemente inmóvil: la Estrella Polar, a veces confundida con el planeta Venus. En torno a él giran las dos constelaciones que en nuestra cultura conocemos como Osa Mayor y Osa Menor. Lo que les impactó fue el astro estable en medio de aquel grupo de estrellas cambiantes. Por ello, en ese lugar, Venus, se divinizó y se convirtió en Quetzalcóatl.
            También observaron, como luego en Monte Albán, que ciertas posiciones de la Osa Mayor coincidían con los equinoccios y solsticios, los periodos de germinación de las plantas y los cambios de las estaciones. Entonces se trazó un eje imaginario que uniera estas posiciones, formándose así la figura de una cruz gamada que señalaba los puntos cardinales. Este símbolo pudo unir admirablemente el espacio y el tiempo, estructurando el universo en forma de cruz. [2]
            Su expresión fue el “ollín”, una de cuyas estilizaciones más frecuentes es la de cuatro puntos y un centro. El centro tiene además funciones muy importantes, pues desde él se ubican otras dos direcciones claves: el arriba y el abajo.


Cruz Foliada que se ubica en uno de los templos mayas del sitio arqueológico del Palenque, es la representación de los cuatro puntos cardinales donde residen las deidades, es el espacio primordial donde se crea la existencia del todo, para los mayas es un punto de referencia para identificar el cosmos. Morales Damián, Manuel Alberto (2007): Uinicil te uinicil tun. La naturaleza humana en el pensamiento maya. Estudios de Cultura Maya.
            La cosmogonía azteca se identificó con la teogonía. En el centro estaría la pareja primordial Ometecutli / Omecíhuatl,[3] dios dual, deidad suprema doble. El nombre de ese Dios único y verdadero era Ometeótl, éste tenía muchos nombres, todos ellos breves síntesis de su naturaleza.[4] Según la concepción náhuatl y los tlamatinime (escritores filósofos náhuatl) puede identificarse con Quetzalcóatl y en sí misma pretende dar origen a la vida, al cosmos y a las deidades. Esta unidad dual engendró primeramente 4 dioses que habrían de reinar en sendas regiones, teniendo en cuenta cada cual su propio paraíso y su color determinado:
  • Este: por donde inicia su recorrido tanto el Sol como el planeta Venus, nos hallamos en la región roja, reino del Tezcatlipoca Rojo, espacio de resurrección, de la aurora, del canto, de la fecundidad y de la juventud. Allí está el Tlalocan paraíso de Tlaloc.
  • Norte: lugar del Tezcatlipoca Negro, lugar de la noche, del frio, de la guerra. También es el lugar de los orígenes, ya que los mexicas vinieron de allá.
  • Oeste: es el lugar de las diosas terrestres y de la ancianidad; reino de Quetzalcóatl, de color blanco. Allá se encuentra Temoanchán, el paraíso de los dioses viejos y de la antigüedad; pero también es el lugar de las flores y de las piedras preciosas.
  • Sur: es la región tropical, tibia y lluviosa, por lo que le corresponde el color azul. Lugar del sol, del calor y del fuego, es el reino de Huitzilopochtli; pero como para los aztecas en esta dirección se encontraba Oaxaca, es también espacio de Mictlantecutli.
En los estados del sureste la cruz fue vertical. El eje que prevaleció fue el horizontal, el de oriente-poniente, o sea, el del recorrido del sol. Así se explica que casi todas las cruces estén orientadas en esa dirección. El brazo norte-sur fue sustituido por el dualismo de arriba y abajo a partir del centro, que resultó privilegiado.[5] En el sur tenemos los ejemplos concretos del Templo de la Cruz Foliada de la ciudad maya de Palenque, Chiapas junto con otros sitios arqueológicos que manifiestan la presencia de la cruz y las narraciones de la Historia de Oaxaca por el Pbro. José Antonio Gay sobre la famosa cruz de Huatulco que a la llegada de los españoles se ha visto en ese lugar y motivó a los misioneros dominicos a establecer el patronato de la Santa Cruz. [6]
 I.2 LA CRUZ COMO ELEMENTO DEVOCIONAL CRISTIANO
            La cruz desde el pensamiento pagano romano antes de la era cristiana tenía un significado completamente opuesto al que la Iglesia apostólica le diera después de la muerte de Jesucristo. Era un instrumento de tortura y de muerte, utilizada para ajusticiar a personas reas de alta traición, únicamente a los ciudadanos que no eran romanos, salvo algunas excepciones. Este instrumento se tiene documentado por primera vez – según fuentes romanas – en Cartago, siendo el modo de castigo que los generales púnicos empleaban con los soldados subordinados.[7] Este sistema de ejecución debió ser impresionante para que los romanos lo utilizaran, de hecho, fue copiado de las culturas de Oriente, sobre todo de los persas, los griegos la utilizaron y los romanos la aceptaron.
            Inicialmente se utilizó un palo o poste donde colgaban  o clavaban a los condenados a muerte. A un cierto punto, se añadió a ese palo otro transversal. Esta novedad se atribuye a Semíramis, reina de Asiria y Babilonia. Entre los romanos era el suplicio más cruel e ignominioso, que sólo se aplicaba de ordinario a esclavos o a los libertos no romanos, como se dijo líneas arriba; aunque en ciertas circunstancias se crucificaban también a los ciudadanos romanos.[8]
            La cruz tenía forma de T, Y y X, la forma de T, con el palo perpendicular que sobre sale sobre la cabeza, es la que se usó para la muerte de Cristo. Con la resurrección de Jesús, la cruz adquiere otro nuevo significado, no como objeto de muerte, sino de salvación, ya que Dios había de morir sobre ella y derramando su sangre salvadora habría de regresar nuevamente a la vida para romper con el pecado del hombre. A partir de entonces, en el Nuevo Testamento, existen muchas referencias sobre la importancia que tiene la cruz para el cristiano (Gál. 6, 14; Col. 2, 14; Ef. 2, 15-16; Cor. 1, 18). Aunque la época apostólica ha sido muy poco estudiada, podemos hacer mención que los seguidores de los apóstoles utilizaron el símbolo de la cruz como una identificación  personal de su esencia de cristianos, la insignia de este nuevo grupo que apenas estaba naciendo.
            Para la evangelización, el trabajo que debió haberles costado a los primeros cristianos convertidos, al introducir la fe en un crucificado en el imperio romano donde la percepción de su misma tradición e historia sobre la condena de la cruz estaba presente y convencer a los ciudadanos que con el triunfo de Cristo la cruz debía verse como signo de salvación y no de condena, tan es así que dentro del Martirologio Romano tenemos gran cantidad de santos mártires que dieron su vida de esa misma forma por emular al Salvador, iniciando la lista con el mismo San Pedro. La festividad de la Santa Cruz está basada precisamente en el famoso sueño que tuvo Constantino el Grande durante su guerra contra Magencio en el año 312 d.C., con una cruz en el cielo y la inscripción In hoc signo vinces, “con este signo vencerás”.


Cristo de la Torre del Río, una talla románica venerada en la localidad de Torres del Río, Navarra, España. Es una muestra notable de la devoción a Cristo crucificado, enfocando la devoción a Cristo y a la Cruz como instrumento de salvación. Propiedad Baúl de Arte - Tallas de cristos medievales, 2016.
            La emperatriz Santa Elena (madre del emperador Constantino) y san Macario, Obispo de Jerusalén tuvieron la oportunidad de encontrar en una excavación, la Cruz de Jesús, y a partir de ese momento un 3 de mayo comenzó un fuerte culto a la reliquia sagrada más preciada del mundo cristiano, junto al Santo Cáliz que se venera en Valencia, la Sábana Santa de Turín o el Sudario de Oviedo. De esta forma, se ha repartido por todo el mundo, y no existe santuario, catedral o basílica que no contenga un pedazo de astilla de la cruz.[9]
            La devoción religiosa y piadosa de la Edad Media dio a Hispania una creencia “milagrosa” en la Santa Cruz, como lo podemos ver en la Santa Cruz de Caravaca, que contiene un lignum crucis (un trozo de astilla de la Santa Veracruz) la cual apareció flotando sobre los aires, según se dice, era la cruz pectoral de Roberto de Nantes, patriarca de Jerusalén. La implantación de la cruz en el espíritu de la reconquista (el territorio hispano estaba invadida por los musulmanes), es símbolo de dominio. Fue ésta la actitud con que llegó a América. Para la piedad hispana, impregnada con el espíritu penitente irlandés,[10] la cruz simboliza también los sufrimientos a los que hay que someterse con un valor expiatorio y santificador por sí mismo.[11]
I.3 EL SINCRETISMO CULTURAL Y DEVOCIONAL DE LA CRUZ
            Sincretismo es la combinación o yuxtaposición de las creencias, ideologías, formas de manifestación de las actividades de dos culturas distintas que se unen para formar una nueva con características entremezcladas que fortalecen y debilitan o se imponen una sobre otras. Es el caso por citar un ejemplo, del ritual funerario del levantamiento de la cruz que proviene la colocación de la cruz de flores que representan el camino del alma a la eternidad como en las religiones prehispánicas y los rezos católicos. En este caso, la forma del sincretismo ha sido la síntesis creativa, en el cual se integran ambas religiones.
            Desde el punto de vista sincrético, la cruz[12] ha sido tomada desde el siguiente concepto por las comunidades indígenas, en la forma horizontal y vertical:
  1. Supramundo: el espacio uránico diurno queda reservado para los sobrenaturales católicos: Dios y los santos, incluyendo las fuerzas naturales divinizadas y la cruz.
  2. Inframundo: el espacio tenebroso ctónico será el refugio clandestino de las antiguas deidades  autóctonas. Es también el campo terrorífico de los espectros, de los cuales, de los cuales hay que defenderse colocando cruces protectoras a la entrada de las cuevas.
  3. El brazo horizontal: espacio telúrico de nuestro mundo al de los seres humanos, al ciclo vital del individuo, siguiendo el curso del sol.
    De esta forma la conjunción de estas creencias crean nuevamente una fuente de producción religiosa en la cual caben los “dioses” católicos y los dioses indígenas. Esta mezcla de creencias serán los motores que den un giro evolutivo para la realización de las festividades, aunque ya más catolizadas pues el paso de los años o siglos van perdiendo esos elementos indígenas prominentes para dejar solo la esencia devocional que parece ser imperceptible a menos que se estudie con detrimento cada una de sus partes.

II.1 LA INCIPIENTE EVANGELIZACIÓN Y LOS INICIOS DE LA DEVOCIÓN EN TEAPA

Vista principal del barrio de Esquipulas, fundado legalmente en el año 1779 por hijos de conquistadores provenientes de Guatemala, al llegar traen consigo la imagen del Señor de Esquipulas y construyen el templo a él dedicado que actualmente es la parroquia, año 2016. Propiedad fotográfica ELGJ.

      A los pies de la sierra montañosa del norte de Chiapas, se localiza la hoy ciudad de Santiago de Teapa, Tabasco que ha sido el legado constituido por la comunidad cultural zoque desde la época prehispánica. Durante la conquista realizada por Luis Marín en 1523 y dada en encomienda al ya famoso cronista conquistador Bernal Díaz del Castillo en 1525, llega por primera vez la fe católica a este pueblo zoque que mantenía fama doble, la primera por ser de carácter aguerrido y la segunda como una potencia de comercio de los diferentes productos que se distribuían y utilizaban a lo largo y amplio del norte de Chiapas y parte de Oaxaca.[i] El notable antropólogo Carlos Navarrete, considera que también durante la época precortesana, Teapa no dejó de ser uno de los caminos principales para poder llegar al puerto de Potonchán, y además de considerarse un tributario para las comunidades Cimatanes en la Chontalpa, al cual estaban supeditados y obligados a pagar en especies.[ii]

          En este ínterin de la conquista y pacificación del territorio tabascano, es que se fundada y se dedicada la primera iglesia al Apóstol Santiago, construida por orden del encomendero Bernal Díaz del Castillo y ejecutada por los indígenas zoques de su encomienda hacia finales de 1525 aprox. en lo que hoy es el centro de la actual ciudad, - mismo espacio que ocupa más precisamente el kiosko del parque central -; este voto es gracias al “apoyo” recibido por el santo compostelano a favor de la pacificación de los pueblos de la provincia, del que se dice “apareció” para ayudar a los españoles en la conquista del territorio en abril de 1519 en la ya famosa batalla de Centla.[iii] Ésta misma ermita es la que encuentra el recientemente nombrado Obispo de Chiapa, Ilmo. y Excmo. Sr. Dn. Fray Bartolomé de las Casas, OP cuando pasó junto a su comitiva por el río Grijalva y subiendo por el río de la Sierra, desembarcó en el pueblo de Tacotalpa en las estribaciones de sierra tabasqueña que conduce a la provincia chiapaneca, y después de pernoctar una noche en cada pueblo, ordenó a un grupo de frailes permanecer unos días más para predicar el final de la cuaresma y semana santa en los pueblos de Tacotalpa, Teapa e Ixtapangajoya.[iv]

          Esta permanencia de la incipiente evangelización por parte de los encomenderos, logró cierta estabilidad en la piedad y devoción de los indios. Pero como bien lo supone Fray Bartolomé de las Casas en su reconocida obra Historia de las Indias, en la cual duda que una semana haya sido suficiente para lograr una evangelización completa entre los indios y convertirlos a la fe católica, para ello es indispensable que exista un evangelizador a tiempo completo que esté al pendiente de la doctrina y la cura de almas, método que había implementado en la Verapaz no hacía mucho tiempo en su tratado De unico vocationis modo.[v] Durante la segunda parte del siglo XVI con la disputa territorial habida entre los cleros regulares y seculares por la obtención de privilegios, diezmos, servicios indígenas y otras formas de adquisición económicas, la Diócesis de Yucatán y la Orden de Predicadores de la Provincia de San Vicente Ferrer de Chiapa y Guatemala, llegaron a un acuerdo por el cual cedían completamente la sierra tabasqueña a la administración dominica de Chiapa creando una vicaría dependiente del convento de Santo Domingo de Guzmán en el pueblo de Tecpatán, erigiéndose así la Vicaría de Santo Domingo de Guzmán Oxolotán que velaría por 9 poblados cercanos que incluían a Teapa y su adyacente Tecomaxiaca que se convertirían en visitas de la primera.[vi]

          La administración dominica de Teapa duró poco más de 150 años hasta el gobierno episcopal del Ilmo. y Excmo. Sr. Dr. Fray Ignacio Padilla y Estrada, O.S.A., arzobispo-obispo de Yucatán (1753-1760) en que siguiendo las disposiciones reales de Fernando VI, muchos templos parroquiales regidos por religiosos se secularizan, para dar paso a la reforma en la cual el clero secular tomaría completamente posesión de ellos, pues dentro de la visión de la metrópoli, el tiempo de doctrinas evangelizadoras había terminado y era necesario consolidar una iglesia más administrativa, coherente a los tiempos modernos y conforme a las Constituciones Sinodales del Obispado de Yucatán que acababan de celebrarse unas décadas atrás.[vii] Es decir, que la corona consideraba que el trabajo de los religiosos había bastado para la penetración de la evangelización en los pueblos indígenas y que éstos no necesitaban absolutamente de la doctrina enseñada por un religioso pues ya eran verdaderos cristianos, cuando la realidad vista desde España era absolutamente contraria a la realidad que vivían los pueblos indígenas tabascanos.

Ilmo. y Excmo. Sr. Dr. Fray Ignacio Padilla y Estrada, del Sagrado Orden de San Agustín, arzobispo primado de Santo Domingo y obispo de Yucatán. Secularizó las visitas de la sierra tabasqueña y los elevó a parroquias, poniendo la administración en manos de sacerdotes seculares. Propiedad fotográfica Mtro. Ángel E. Gutiérrez Romero, Catedral de Mérida de Yucatán.

          La población teapaneca estaba constituida principalmente por varias castas, cuya mayoría era la sociedad conocida en Tabasco como parda que agrupaba una mezcla de las razas india, mestiza y blanca que dio por resultado las diversas categorías de mulatos; los indígenas representaban la segunda fuerza imperante pero las condiciones a las cuales eran sometidos provocó una considerable disminución aunque no significó ubicarse por debajo de los españoles que a pesar de ser minoría eran los que llevaban las riendas del comercio, la política, la producción y el ejercicio de la religión; según testimonio del gobernador Miguel de Castro y Araoz, hacia 1794 existía una población total en Teapa de 3 293 habitantes repartidos en haciendas, ranchos y poblaciones de importancia, de los cuales son 1 682 hombres y 1 611 mujeres, que incluían a las castas ya mencionadas y que nos da una idea de la situación social imperante durante la época.[viii]

II.2 ELEVACIÓN DE LA VISITA DE TEAPA A PARROQUIA Y TRASLADO DE LA CRUZ

          En su visita pastoral a la provincia de Tabasco efectuada en 1754, el arzobispo-obispo Padilla quitó la administración de los pueblos de la sierra a los dominicos, mismos que se relegaron a su propia vicaría de Oxolotán y a las labores de su hacienda cacaotera San Raimundo Poposá; fue él quien elevó la visita de Santiago Apóstol de Teapa que ya se había construido un tercer templo mucho más acondicionado, pero ahora en el espacio que ocupa el actual templo, con la particularidad de que éste miraba su fachada hacia la calle real - hoy calle Plaza Independencia, Anastacio Luque -, aunque los materiales siguieron siendo los mismos horcones de madera, adobe y techo de guano. Poco faltaba para que su edificación fuera realizada con piedras de río, situación que se logró no con la administración dominica, sino con sacerdotes diocesanos que entrarían a relevar a éstos últimos y trabajar por la mejora material de los edificios religiosos como en todo caso pasó.[ix]

          Es notable que muchas de las formas actuales de devoción en las parroquias, tanto de Santiago Apóstol como de Esquipulas, tienen hondas raíces históricas, las festividades de Santiago Apóstol, de la Santa Cruz, del Señor de las Lluvias o Santa Ana fueron las más populares durante el periodo colonial, y en torno a ellas se amalgamaron las castas que las celebraron, inclusive crearon cofradías o asociaciones para velar por las festividades anuales creando un fondo económico para solventarlos. Una de estas fiestas fue la dedicada a la Santa Cruz que desde 1594 se venía celebrando en el templo de Santiago Apóstol y que con el paso del tiempo, con la fundación del nuevo barrio de Esquipulas en 1779, se trasladó allí por ser habitación de indígenas y pardos quienes lo celebraban con notable arraigo devocional y popular.[x]

          La devoción a la Santa Cruz está relacionada con el sincretismo religioso predominante en Teapa desde la época prehispánica, los zoques mantenía en el pueblo la festividad de uno de sus “dioses” denominado Mukelechan, como lo menciona el notable escritor Rosado González, cuyas festividades comenzaban a finales del mes de abril y culminaban precisamente los primeros 3 días del mes de mayo, siendo éstos los más importantes, pues solían llegar de diversas provincias circunvecinas a la festividad religiosa indígena, donde era celebrada principalmente por los comerciantes y agricultores; según informaciones encontradas en leyendas y tradiciones teapanecas de antaño, Mukelechan o Mukuolechan había sido un gobernante principal del Teapan prehispánico que al morir y convertirse en un ser espiritual, cuidaba o protegía a los viajeros y cuando era invocado en tiempos de guerra obtenían la victoria, los detalles de su muerte son míticos e imprecisos, uno de ellos nos dice que la envidia generada por otro “dios” llamado Kechan, lo “hechizó” para convertirlo en un palo seco de madera con los brazos extendidos en forma de cruz, razón por la cual los evangelizadores hicieron el cambio de festividad por la Santa Cruz cuyo parecido era casi idéntico.[xi]

          Esta situación motivó el cambio de festividades, haciéndose un sincretismo religioso permanente, además de que la leyenda concordaba con la Santa Cruz y caía justamente en tiempos de su celebración, pudieron fácilmente introducirla en el pueblo de Teapa cuando la iglesia era ocupada por los dominicos a finales del siglo XVI como ya hemos mencionado, quienes traían la devoción a la Santa Cruz ya que los primeros curas doctrineros enviados por la Provincia de San Vicente Ferrer de Chiapa y Guatemala habían nacido precisamente en Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias. Esta explicación es evidente si integramos la creencia religiosa del pueblo zoque combinado con la religiosidad católica del pueblo español, la introducción de la devoción de la Santa Cruz no es por tanto algo improvisado, sino algo conscientemente pensado teniendo como base aceptable la fe de los indios zoques.

Templo y parroquia del Señor de Esquipulas, en el barrio del mismo nombre, año 2017. En esta iglesia se aglutinó la devoción a la Santa Cruz que los indígenas celebraron cada año el 3 de mayo, instituyendo una mayordomía que tuvo la función receptora de hacer los trámites para la visita de los santos "chiapanecos". Propiedad fotográfica ELGJ.

          Desde entonces la festividad se ha arraigado notablemente en la vida comunitaria por el alto significado que sincréticamente se observa y tiene en sus formas de celebración tanto cristiana católica como herencia indígena; luego de celebrarse por más de siglo y medio en la iglesia de Santiago de Teapa desde 1594, ésta se traslada a la iglesia del Señor de Esquipulas en 1779 a la llegada de la famosa “peregrinación histórica” donde varios hijosdalgos provenientes de La Antigua, Guatemala reciben del rey Carlos III la merced de tierras y se asientan en el actual barrio de Esquipulas, los motivos del traslado de la devoción bien pudieron ser por varias razones entre las cuales, la primera pudo haber sido en relación al santo patrón del barrio, el Señor de Esquipulas es el mismo Cristo crucificado y ahí se entrelaza la mayor veneración a la imagen de la Santa Cruz por ser correlativas y en segunda, porque el barrio se constituyó en habitación de castas, es decir, ahí fueron a vivir españoles, indios, pardos, negros y mulatos, últimos quienes sostenían la devoción de sus antepasados.[xii] A finales del siglo XVIII es cuando la festividad de la Santa Cruz hace más presencia obligando a la comunidad del barrio de Esquipulas a celebrar sus festividades 2 veces al año, una el 15 de enero (Señor de Esquipulas, patrón titular) y 3 de mayo (Santa Cruz, patrón secundario).[xiii]

II.3 BAJADA, VISITA O INTERCAMBIO DE SANTOS COMUNITARIO

          Es precisamente dentro de la fiesta de la Santa Cruz que nace también un elemento que aglutina por completo su interrelación con otras comunidades zoques, este elemento se denomina la “bajada” o intercambio de santos. Las comunidades zoques y tzotziles de Chiapas, promovieron por la gran devoción a sus santos patrones las famosas visitas, cuya acción estaba encaminada a que los santos patrones por medio de los sistemas de mayordomía fueran llevados a visitar a otro santo patrón de algún pueblo cercano para su fiesta patronal, al hacer esto, el patrón visitado tenía la obligación de hacer la correspondiente visita en la fiesta del mismo que le había visitado, siendo año tras año esta forma de ritualidad devocional por parte de los indígenas.[xiv] El historiador japonés Kazuyasu Ochiai, que ha investigado durante años este factor religioso en Chiapas, toca parte de Tabasco nos da una explicación más ampliada sobre el significado del santo visitante:
Un santo visitante es la imagen de un santo católico que es conducida de una comunidad a otra por una delegación de funcionarios comunales en ocasión de las fiestas principales. Dado que el intercambio de santos es una relación ceremonial y diplomática entre dos comunidades, difiere de una peregrinación que es un acto religioso que relaciona a los devotos con algún lugar específico…”.[xv]

          Teapa tuvo grandes relaciones patronales de “visitas” con otros pueblos de Chiapas, principalmente con Pueblo Nuevo Pichucalco, Amatán e Ixtacomitán de donde llegaban sus respectivos patrones a las fiestas patronales de Teapa, sin embargo, por motivos de coste económico solamente eran traídos una sola vez, puesto que en Teapa las celebraciones eran varias (Esquipulas, Santiago Apóstol, Santa Cruz, Señor de las Lluvias y Santa Ana), la gracia de recibirlos la tuvo la Santa Cruz, puesto que se celebraba a principios de mayo y no correspondía con las festividades de agosto como en Amatán (San Lorenzo, diácono 10 de agosto) y Pueblo Nuevo Pichucalco (Santo Domingo de Guzmán, 4 de agosto) o con Ixtacomitán (Santísima Trinidad, conocida como El Padre Eterno, domingo siguiente a Pentecostés, por lo general entre mayo y junio).[xvi]


Imagen de San Lorenzo diácono y mártir de Roma, venerado en su templo parroquial de Amatán, Chiapas, año 2017. Propiedad fotográfica ELGJ.

          Como he mencionado, las relaciones intercomunitarias se dieron principalmente con Amatán, Istacomitán [Ixtacomitán] y Pueblo Nuevo Pichucalco, cada uno de ellos se fue anexando de manera gradual al intercambio; es importante destacar que los caminos entre pueblos no siempre fueron los mejores, Ortiz menciona que “todos los caminos de esta región [Sierra] hacía Chiapas, funcionaban  durante el año, aunque con cierta dificultad en el tiempo de aguas…”.[xvii] Es de notar que aunque Ochiai menciona que la vía se hacía entre Amatán y Pichucalco, era dificultoso y casi imposible ese tránsito por las elevaciones de la sierra y el camino aún en la actualidad es complicado, no habiendo ruta caminera entre estos municipios directamente.[xviii] El verdadero camino debió registrarse entre Amatán, paso a Ocelotlán [Oxolotán], Tapijulapa y vía Teapa cruzando el río Puyacatengo, cuyo trazo caminero existía desde la época  prehispánica.[xix]

          Podemos tener una amplia visión de cómo se realizaba la contratación de la visita entre ambas comunidades: a) con la autorización de los curas de los pueblos visitantes y del anfitrión se anunciaba la próxima visita con unos meses de anticipación, b) los visitantes llevaban una imagen a la fiesta del santo patrón anfitrión celebrada en la comunidad correspondiente, c) el santo y la delegación llegaban la “antevíspera”, es decir, dos días antes de la fiesta y d) la utilización de una imagen peregrina, la mayor o titular permanecía en el altar mayor de la iglesia.[xx]

II. 4 EL ORIGEN DE LA CRUZ DEVOCIONAL EN EL TEMPLO

          Para 1813-14, se instaló en la cabecera de Santiago de Teapa una misión ofrecida por los padres franciscanos del convento de San José de Orizaba por petición del Ayuntamiento de Villahermosa y el vicario in cápite de Tabasco, José Eugenio Quiroga, quienes predicaron durante la Semana Santa del 14 e instaló una cruz de madera en la plaza de la iglesia del barrio de Esquipulas, misma que durante años fue venerada como milagrosa, como referencia concreta, la tradición de instalar cruces misionales fue introducida por el entonces beato Leonardo Casanova de Porto Mauricio, un sacerdote franciscano.[xxi]

          A partir de ese momento, la devoción a la Santa Cruz tomó un nuevo auge, aunque la cruz no sobrevivió por mucho tiempo al estar a la intemperie donde la humedad y las lluvias terminaron por destruirla, sin embargo, trozos de ella fueron trasladadas al interior del templo, cuyos rastros se perdieron durante la quema de imágenes en la época revolucionaria y posrevolucionaria.[xxii] Que pasada la persecución religiosa garridista, el nuevo párroco interino que lo fue el notable sacerdote Julio Ramírez, SJ conocido como el “Misionero del Corazón de María” desde el 5 de marzo al 3 de mayo de 1950, encontró en el barrio de Esquipulas una tierra fértil para iniciar en dos meses de su estancia una misión popular, cuyo resultado fue la confección de una Santa Cruz que hasta el día de hoy, después de 70 años, puede verse y venerarse en el templo parroquial de Esquipulas. Motivando nuevamente la traída de San Lorenzo de Amátan y el Padre Eterno de Ixtacomitán hasta la culminación de las visitas en los años setenta, siendo posteriormente prestadas las imágenes por la familia Ocampo Cano en el rancho Tejería de Tecomajiaca, cuya devoción y piedad se debían a doña Severina Cano de Ocampo que con gusto enviaba sus imágenes particulares en los primeros días de la fiesta de la Santa Cruz, algunos años también llegó la imagen de Santiago Apóstol, pero desafortunadamente con el paso del tiempo esa tradición popular terminó, esperemos que en algún momento el nuevo y primer párroco del templo de Esquipulas pueda alentar y motivar activamente la recuperación de éstas festividades que dieron esplendor y carisma al barrio y templo de Esquipulas.

Devoción a la Santa Cruz del templo y parroquia de Esquipulas, año 2015. Momento efusivo donde los fervientes católicos llegan hasta el altar improvisado donde es venerada la sagrada imagen para darle gracias por los favores recibidos durante ese año. Propiedad fotográfica ELGJ.


Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.




*     *     *     R E F E R E N C I A S     *     *     *

PRIMERA PARTE
[1] "Del sentimiento que hicieron los indios cuando les quitaron los fraires y de la diligencia que tuvieron para que se los diesen y de la honra que hacen a la señal de la cruz." El padre Motolinía hace una exposición por demás muy completa sobre algunos hechos y situaciones que encontró en la evangelización de los pueblos con respecto a la veneración que el indígena hacía con el signo de la cruz, mismo que se encontraba desde mucho más antes de la llegada de los españoles. Benavente, Fray Toribio, Motolinía (2014): Historia de los indios de la Nueva España. Parte II. Cap. IX. Aquae Fundación, Real Academia Española. Madrid, p. 146.
[2] Marroquín, Enrique (1999): La Cruz Mesiánica, una aproximación al sincretismo católico indígena. Palabra Ediciones. México, págs. 42-43.
[3] Tena, Rafael (2006): "Catálogo de dioses mexicas." en La Religión Mexica. Revista Arqueología Mexicana. Edición Especial. Editorial Raíces S.A. de C.V., I.N.A.H. México, p. 26.
[4] Guerrero, José Luis (1999): Flor y canto del nacimiento de México. Librería Parroquial de Clavería. México, p. 235.
[5] Marroquín, Enrique: op. cit., p. 44.
[6] Gay, José Antonio, pbro. (1881): Historia de Oaxaca. Tomo I. Imprenta del Comercio, de Dublan y Ca. México, págs. 90-94. En esta obra el padre Gay realiza un detallada descripción de las maravillas que considera sobrenaturales o milagrosas en relación a la religión en tiempos de la gentilidad de los indios oaxaqueños, aunque es una obra de casi finales del siglo XIX, nos plasma una visión de la época de las creencias aún vivas de los pobladores de Huatulco, vivencia que hasta ese tiempo no se había historiado.
[7] Ribes Crespo, Ana María: Martiryum la crucifixción en Pregunta Santoral, consultado el 10 de enero del 2011.
[8] Butera Vullo, P. Luis (1984): ¿Por qué y por qué? Ediciones Servidores de la Palabra. México, p. 87.
[9] Un ejemplo claro en la Diócesis de Tabasco, México es la presencia de una astilla de la Santa Cruz que, según testimonio de algunos miembros del clero, pidieron los jesuitas durante su estancia en la parroquia de la Santa Cruz en la ciudad de Villahermosa a mediados del siglo XX, misma que puede verse expuesta a la veneración pública de todos los fieles en el porta relicario con forma de estrella en el presbiterio.
[10] Los irlandeses desde su evangelización por San Patricio, Arzobispo de Armagh en el siglo V se han identificado con el espíritu de la renovación y de la penitencia.
[11] Marroquín, Enrique: op. cit., p. 46.
[12] Ibídem., p. 47.

SEGUNDA PARTE
[i] Bernal Díaz del Castillo: Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Cap. CLXVI, en González Calzada, Manuel (1981): De cómo vieron y contaron los Cronistas de Indias el descubrimiento y conquista de Tabasco. Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco. México, págs. 304-305 y 328.
[ii] Navarrete Cáceres, Carlos Alberto (1973): “El sistema prehispánico de comunicaciones entre Chiapas y Tabasco”, en Anales de Antropología. Vol. X. Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma de México. México, págs. 59-61.
[iii] González Jiménez, Eddy Lorenzo (2018): Leyendas Teapanecas (Rescatadas, Anotadas y Comentadas). Secretaría de Cultura, Gobierno del Estado de Tabasco, Instituto Estatal de Cultura. México, p. 138.
[iv] Remesal, Antonio de (1988): Historia general de las Indias Occidentales y particular de la gobernación de Chiapa y Guatemala. T. I. Editorial Porrúa, S.A. México, p. 404.
[v] Bartolomé de las Casas: Historia de las Indias, citado en Rico Medina, Samuel (1990): Los predicamentos de la fe. La inquisición en Tabasco 1567 / 1810. Gobierno del Estado de Tabasco, Instituto de Cultura de Tabasco. Villahermosa, Tabasco, p. 46.
[vi] Los otros 7 pueblos que estaban supervisados como visitas de los dominicos desde 1578 eran Amatán, Ixtapangajoya, Solosuchiapa, Puxcatán, Tapijulapa, Tacotalpa y el mismo Oxolotán, tiempo después se unirían Jalapa, Jahuacapa y Astapa, que con Teapa y Tecomajiaca constituían los pueblos de la sierra. Gallegos Gómora, Miriam Judith (2008): Hacendados, arquitectos y evangelizadores: los dominicos de Oxolotán en los siglos XVI-XVII. Ponencia presentada en el 1er. Foro de la Sierra. Universidad Intercultural del Estado de Tabasco. Oxolotán, Tacotalpa, Tabasco.
[vii] Orantes, Secundino (1856): “Esposición del Gobierno del Estado de Chiapas contra la desmembración de una parte considerable de su territorio intentada por el Exmo. Sor. Gobernador de Tabasco”, en Grajales, Francisco J. (1951): El problema de límites entre los Estados de Chiapas y Tabasco. Departamento de Prensa y Turismo. Sección Autográfica. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, págs. 34-35.
[viii] Rivero Canto, Raúl Enrique y González Jiménez, Eddy Lorenzo (2017): “¡Mirad lo que hizo Santa Rosa! Voto, bajada y fiesta zoque de los santos chiapanecos en el pueblo de Santiago de Theapa de finales del siglo XVIII al XIX”, en López García, J. Jesús y Rivero Canto, Raúl Enrique: Espacios sagrados y prácticas religiosas: fuentes y métodos para su estudio. Universidad Autónoma de Aguascalientes. México, p. 152.
[ix] González Jiménez (2018): op. cit. supra.
[x] González Jiménez, Eddy Lorenzo y Ordóñez Capetillo, André Efrén (2009): Antigua festividad de la Santa Cruz de la Iglesia del Señor de Esquipulas, Teapa. Etnografía. Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Villahermosa, Tabasco, p. 14.
[xi] Rosado González, Manuel (1990): Historia y geografía de Teapa. Gobierno del Estado de Tabasco, Instituto de Cultura de Tabasco. Villahermosa, Tabasco, p. 10.
[xii] González Jiménez (2018): op. cit., págs. 51-59.
[xiii] Rivero Canto y González Jiménez (2017): op. cit., p. 153.
[xiv] González Jiménez y Ordóñez Capetillo (2009): op. cit., p. 16.
[xv] Ochiai, Kazuyazu (1985): Cuando los santos vienen marchando. Rituales públicos intercomunitarios tzotziles. Centro de Estudios Indígenas, Universidad Autónoma de Chiapas. San Cristóbal de las Casas, p. 7.
[xvi] González Jiménez y Ordóñez Capetillo (2009): op. cit., p. 16.
[xvii] Ortiz Ortiz, Martín (1988): Los caminos de Tabasco. Las vías de comunicación terrestre y la historia de Tabasco, desde la época prehispánica hasta 1850. DESIC. Tabasco, México, p. 64.
[xviii] Ochiai, Kazuyasu (1985): op. cit., p. 120.
[xix] Ortiz Ortiz, Martín (1988): op. cit., p. 65.
[xx] Rivero Canto y González Jiménez (2017): op. cit., p. 157.
[xxi] “Misiones que han hecho los religiosos de este Apostólico Colegio de San José de Gracia desde el año de 1805”, en Anales de la Provincia Franciscana del Santo Evangelio de México. Año 3. No. 2. Abril – Junio de 1946. México, p. 50.
[xxii] González Jiménez y Ordóñez Capetillo (2009): op. cit., p. 19.

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