Historia de Nuestro Señor Jesucristo Crucificado de Esquipulas, Guatemala.
Al historiador André E. Ordóñez Capetillo.
Extracto del capítulo III de mi obra titulada "Las Fiestas de mi Pueblo", inédito.
En la provincia de
Chiquimula, una región que raya con los actuales países de Honduras y El
Salvador, se localiza un pueblo que con el paso de los años ha ido adquiriendo
cierto prestigio e importancia debido a un culto católico muy difundido en
torno a un Cristo negro. Este sitio se denomina Esquipulas, y ha sido
proclamado por la iglesia guatemalteca y la devoción popular como la Capital Centroamericana de la Fe por la
inmensa cantidad de personas que llegan a ofrecer sus votos ante el Crucificado
oscuro que se yergue sobre un monumental altar mayor de mármol blanco que hace
un notable contraste con el color del cuerpo del crucifijo de ébano. La devoción a la
imagen ha traspasado fronteras y se ha convertido en icono de Centroamérica y de muchos países.
Dentro de los mitos y
leyendas de Cristos Negros, quizá Esquipulas difiere mucho sobre su origen, su
historia y su desarrollo devocional en Guatemala, al mismo tiempo representa
para el pueblo guatemalteco, más que una obra de arte, el simbolismo de la fe.
Otros Cristos probablemente les han dado
identidad a sus pueblos, pero la imagen de Esquipulas es el alma viva de
Guatemala y no se concibe otra realidad sin ver la devoción que el pueblo le
manifiesta.
La historia nos refiere que la provincia de Chiquimula fue sometida por los españoles en 1525 a cargo
de los capitanes Juan Pérez Dardón, Sancho de Barahona, Bartolomé Becerra y
Conciso Hernández que bajo las órdenes del famoso Pedro de Alvarado
introdujeron la religión católica en el pueblo de Esquipulas, cuyo significado
tiene diversas vertientes: el historiador Fuentes y Guzmán menciona que la
palabra es Izquipulas y su
traducción es “solo pantanos”;
Castañeda refiere que es Itzcuitlpolac
derivado en “donde las manos labran y
reza la obsidiana”; Arriola se inclina por Izquitzuchil que es “paraje
donde abundan las flores” o “tierra
florida”; para Cardoza y Aragón la palabra es de origen maya Ek ik pul ha y significa “negro viento que empuja el agua”. Otros
más creen que la palabra es Its qui pulu
ja que traducido sería “el rio de la
espuma del dulce encantamiento” pero nos inclinamos más por la palabra que
significa “paraje o lugar donde abundan las flores”, ya que Esquipulas
está rodeado de un hermoso campo cubierto de flores que, anualmente produce, no solo
flores naturales sino también espirituales (gracias y milagros).
Debido a las
insurrecciones hechas por los indígenas chortís (de herencia maya) en 1530
debido a los malos tratos y no pudiendo soportar la carga de su sometimiento y
con el ejemplo de otros pueblos se independizaron. El juez visitador Francisco
de Orduña envió a varios capitanes con soldados para pacificar Esquipulas,
éstos luego de haberse perdido, lograron encontrar el camino al pueblo rebelde
que estaba bien atrincherado, 3 días de continuas luchas agotaron ambas fuerzas
que para el 4° día pactaron la paz, los españoles se instalaron con los misioneros
que continuaron evangelizando y catequizando a los indios. Así entre 1560 y 70
se funda la Villa de Santiago de Esquipulas por los españoles con ayuntamiento, dándole legalidad jurídica, mismas que afirmaban las nuevas Leyes de Indias de 1545.
Imagen del Cristo Crucificado de Esquipulas de 1594. Propiedad fotográfica de Eventos Católicos Noticias. |
A esto hay que sumarle que
desde mediados del siglo XVI, Guatemala gozó de una enorme fama en la
elaboración de imaginería religiosa, esculturas y obras de arte sacro que hoy
son consideradas como una de las principales aportaciones y que forman parte
del patrimonio nacional de ese país y de México también. El historiador
Álvarez Arévalo[1] menciona que “Tradicionalmente las maderas utilizadas para
la elaboración de imágenes eran el cedro y la caoba…”, además de que “…el tallador trabajaba el diseño de su obra
inspirándose en motivos europeos…”, existía un largo y determinado proceso
de selección de la madera y su confección requería de varias manos que lo
prepararan para evitar futuros daños. La mayoría de los talladores maestros se
dedicaban a elaborar imaginería especialmente para devociones privadas o
familiares, la madera utilizada era denominada teoxché, que significa “madera
para hacer dioses”.
Los artista y escultores
provenientes de Europa se asentaron en la Antigua Ciudad de Santiago de Guatemala,
por documentos de la época sabemos que formaban un excelente gremio asociado y
que por peticiones y solicitudes de diversos lugares de la Nueva España,
encargaban pedidos de imágenes para sus templos, iglesias, catedrales y
conventos, la excelencia en la elaboración de estas piezas las hacían por
contratos registrados en los libros que quizá hoy yacen en el olvido en las
respectivas dependencias solicitantes.
El origen de la imagen está
bien documentado, fue fabricada en la ciudad de Santiago de Guatemala por manos
de un escultor portugués llamado Quirio Cataño[2],
la partida o contrato dice expresamente lo siguiente:
“En la Ciudad de Santiago de
Guatemala, en veinte é nueve días del mes de agosto, del año de mil, é
quinientos é noventa é cuatro años, Cristóbal de Morales, Provisor de este
Obispado, concertó con Quirio Cataño oficial de escultor, que haga para el
pueblo de Esquipulas un Crucifijo de vara y media, muy bien acabado y
perfeccionado, é le ha de dar a cabo para el día de San Francisco, primero que
viene, é se han de dar por él cien tostones de cuatro reales de plata cada uno;
é para en cuenta de los dichos cien tostones confesó haber recibido adelantados
cincuenta tostones los cuales recibió realmente, é se obligó de lo cumplir, é
para ello obligó su persona é bienes é lo firmó de su nombre y el dicho
Provisor. – Cristóbal de Morales (rúibrica).- Quirio Cataño (rúbrica).”[3]
Este
documento nos ofrece mucha información al respecto, debía medir vara y media, la vara era un equivalente
a tres pies u ochenta y cuatro centímetros (en Castilla el pie equivalía a
veintiocho centímetros) más la media hacían un total de ciento veintiséis
centímetros, sin contar la base que le daba una medida total de metro y medio.
El costo de cien tostones, al
concertarse el contrato se le otorgó a Cataño la mitad de la cantidad,
posteriormente a la entrega se le darían diez
tostones y lo restante que son cuarenta
tostones serían entregados al punto un mes después del segundo pago, o sea,
el crucifijo fue pagado en tres partes, inclusive el escultor estaba
comprometido a entregar en fecha y forma la imagen, el día de San Francisco,
esto es el día 3 de octubre de 1594 y obligado bajo pena de perder su licencia
de escultor y bienes que poseía si no lo entregaba según lo acordado; el último
pago se efectuó el 9 de abril de 1595.[4]
La
iconografía de la imagen representa a Nuestro Señor Jesucristo en su sagrada
pasión, no se sabe de cierto cuándo adquirió su color negro característico, una
noticia histórica refiere que su color proviene de “… la representación de un cuerpo muerto, cubierto de sangre morada
oscura. Sangre muerta…”, además “… mírase
esta Soberana imagen de Cristo Crucificado como una sombra, el rostro negro con
perfección, el cuerpo pardo con hermosura…”.[5] Sin
embargo, los estudios afirman que el oscurecimiento se debe a la exposición
constante de humo de miles de velas, candelas y veladoras que ofrendaban los
peregrinos. Pero no pareció en un principio tener el interés la Iglesia y sus
devotos por el color del Cristo, sino, como expresa Navarrete, fue hasta el
siglo XIX en que se dio la intención de relacionar su color con los Evangelios.[6]
Otras
versiones hacen referencias a que la imagen ya había sido pensada para su
confección en madera oscura para hacerla “más
aceptable a los indios y facilitaría su conversión al cristianismo.”[7]
Podría tener razón en parte esta afirmación, pero también tenemos en cuenta que
la restauración que fue efectuada en 1995 tuvo como resultado que “la policromía general del Cristo es de un
tono más claro; presentando restos de dos encarnados anteriores al que posee
actualmente, y esta capa pictórica se encuentra oscurecida por el paso del
tiempo y la acumulación de residuos sólidos en el ambiente, que provocaron el
color moreno que posee…”, este oscurecimiento fue gradual al paso del
tiempo y según las circunstancias del cuidado de la imagen.[8]
El
día de San Francisco, 3 de octubre, comenzó la peregrinación del Cristo por
diversos pueblos en su trayectoria hasta Santiago de Esquipulas; don Nicolás de
Paz presbítero Examinador Sinodal y Comisario del Santo Oficio, autor de una
novena en 1770 aproximadamente y de un tratado de milagros que se inserta en la misma obra, narra cómo se
realizaron los milagros a lo largo del recorrido, especialmente el más sonado del
pueblo de La Concepción Atulapán, donde al colocar la imagen en las andas se
desató una gran tormenta al punto que se inundó todo el pueblo, acudió el
pueblo para sacar la imagen y ésta inmóvil de su sitio no pudieron trasladarla
a otro sitio, diéronse cuenta que la misma sudaba e informaron a la autoridad
eclesiástica que ordenó una procesión de penitencia que encabezó un religioso que era sobrino del cura de la localidad, y así fue posible moverla hasta trasladarla a
su nueva ermita dedicada al apóstol Santiago que cedió su lugar al Crucificado.[9]
Durante
algún tiempo permaneció la Santa Imagen en una pequeña iglesia donde el titular
Santiago Apóstol cedió su trono para que el Sol oscuro presidiera en el Altar
Mayor, sin embargo, la devoción no decayó, muy al contrario perduró por los
innumerables milagros realizados, especialmente el obrado en la devolución de la
salud del Ilustrísimo y Excelentísimo Señor Maestro Don Fray Pedro Pardo de
Figueroa y Sotomayor, OMin., primer Arzobispo de Guatemala, emprendiendo la
edificación del santuario que albergaría la imagen hasta la actualidad,
otorgando a la devoción un reconocimiento oficial, desafortunadamente no logró
hacer él mismo el traslado de la imagen a su nuevo templo ya que murió el 2 de febrero
de 1751.[10] Encargó la construcción del templo a
Felipe José de Porres, hijo de Diego y nieto de José de Porres célebres
arquitectos antigüeños. El terreno utilizado para la construcción fue el mismo
donde, según la tradición esquipulteca, se sembró algodón para costear la imagen en 1594.
Señor de Esquipulas con calvario, pintura/óleo, Anónimo peruano, siglo XVII, Torreón, Coahuila. Propiedad fotográfica Fundación E. Arocena. |
Culminadas
las obras del templo, fue motivo de su consagración y traslado de la Santa
Imagen a su nueva morada, por lo que el segundo Arzobispo de Guatemala, sucesor
de Pardo de Figueroa, el Ilustrísimo y Excelentísimo Señor Doctor Don Francisco
José de Figueredo y Victoria se encargó de invitar a algunos obispos de su
provincia eclesiástica para efectuar tan solemne ceremonia, aceptaron la
invitación el Ilustrísimo Señor Doctor Don Diego Rodríguez de Rivas y Velasco,
Obispo de Comayagua (Honduras) y el Ilustrísimo Señor Doctor Don Fray José
Vidal (o Vital) de Moctezuma y Tobar, OM, Obispo de Ciudad Real de Chiapa de los
Españoles (Chiapas), la ceremonia estaba prevista para enero de 1759, sin
embargo, Figueredo y Victoria se enferma y tiene que ceder la ceremonia para
que la presidan los obispos invitados.
La
fiesta dio comienzo el día 4 de enero de 1759, donde:
“…se sacó la Ymagen de su trono, la lavó y
limpió del polvo el Ylmo. y Rmo. Sr. Don Fray Joseph de Moctezuma Obispo de
Chiapa, desclavándola de la Cruz, la que igualmente se limpió, y puso con la
mayor pureza, lo mismo con la corona, y demás alhajas que tiene la Ymagen, y
concluido todo se volvió a poner en la cruz, y colocar en andas…”.[11]
El
Obispo de Comayagua a pesar de su enfermedad celebró los ritos de la bendición
del templo con el Obispo de Chiapa, con la asistencia del Muy Ilustre Señor
Alonso de Arcos y Moreno, Presidente de la Real Audiencia de la Ciudad de
Guatemala, Gobernador y Capitán General del Reino, lamentablemente no se
pudo efectuar la consagración por no haber reliquias para colocar en el ara del
altar, por lo que decidieron posponerlo para otra ocasión. El día 6, se realizó
el traslado de la Imagen, la crónica de ese día lo registra un documento de Don
Miguel Antonio de Sobrado Santelises, que era secretario del Obispo Rodríguez y
Rivas de Velasco, en la cual dice que:
“…se hizo la traslación del Señor a su nuevo
templo en procesión solemne, llevando el Santísimo Sacramento el Ilmo. Sr. Dr.
Fr. José de Montesuma, Obispo de Ciudad Real de Chiapas, del Consejo de S. M. y
en sus hombros la Santísima Imagen del Señor Crucificado, primeramente los
señores sacerdotes revestidos con casullas, y después el Muy Ilustre Sr.
Presidente, dos señores Oidores, y Fiscal de la Real Audiencia de este Reino;
mucha nobleza e innumerables personas de todo el Reino,…” [12]
Antes
de llegar a su nuevo lugar, cuatro sacerdotes de las parroquias de Camotán, Tejutla, Juatiapa y Mita
realizaron sendos catafalcos o estaciones en los cuales se colocaba la Sagrada
Imagen para en ellos realizar un acto de piedad; se realizó solemne novenario
con asistencia de muchos fieles y del Muy Ilustre Sr. Presidente, la Misa
Solemne con sermón panegírico por la mañana y moral por la tarde con
predicadores que fueron llamados de la ciudad de Guatemala. El momento más
emotivo fue la inhumación de los restos del primer Arzobispo Ilmo. Sr. Mtro. D.
Fr. Pedro Pardo de Figueroa en el santuario por él construido a los pies del
Cristo el 18 de enero.[13]
El
papa Clemente XIV emitió dos Breves a petición de un fiel devoto del Cristo de
Esquipulas, el Sr. Don Juan Fermín de Aycinena, otorgando varias indulgencias y
gracias a los fieles que visitaren el Santuario en los días de la novena. La
piedad popular no alcanzó límites, se extendió el culto desde el siglo XVII
hasta el presente y son miles los peregrinos que asisten cada año a las
romerías en su festividad el 15 de enero. La popularidad de la Imagen permitió
que a mediados del siglo XX, el papa San Juan XXIII elevara en 1961 la
parroquia a Basílica Menor con todos los privilegios y facultades de la
Basílica Catedral de San Juan de Letrán en Roma. Años atrás, el Venerable papa
Pío XII en 1956 había creado la Prelatura Nullius
del Santo Cristo de Esquipulas recayendo el nombramiento en el Arzobispo de
Guatemala, Ilustrísimo y Excelentísimo Señor Doctor Don Mariano Rosell y
Arellano, mismo que buscó una comunidad religiosa que atendiera la acción
pastoral del santuario, encontrándolo en los monjes benedictinos quienes
fundaron la Abadía Benedictina de Esquipulas en 1959.[14]
Lic. Eddy Lorenzo González Jiménez, historiador.
[1] Álvarez Arévalo, Miguel: Imaginería doméstica colonial en Guatemala
en “Imaginería Virreinal: memorias de un seminario”. Instituto de
Investigaciones Estéticas (UNAM) – Instituto Nacional de Antropología e
Historia (SEP). México, 1988, pág. 102.
[2] Entre los artistas que se
asentaron en la Ciudad Antigua de Santiago de los Caballeros de Ghoatemala,
encontramos a Quirio Cataño, cuyas obras se conservan en diversos lugares de
Guatemala y de México, vino procedente de Portugal, aproximadamente en el año
de 1580, casándose con Catarina de Mazariegos, alguna descendiente del famoso
conquistador de las Chiapas, Diego de Mazariegos. Algunos investigadores
refieren que su preparación pudo haberla recibido en Portugal o en Italia entre
los años 1556 y 1575. Su taller se encontraba en la calle de los Pasos Perdidos
y ahí se daban cita los más connotados artistas de la época, cada uno es sus
diversas especialidades. Para principios del siglo XVII el taller de Cataño era
el mejor organizado de todos. Cfr. González Jiménez, Eddy Lorenzo: “Nuestro Señor Jesucristo Crucificado de
Esquipulas” en Pregunta Santoral. Tus preguntas sobre los santos, publicado
el 30 de octubre del 2011.
[3] El documento aludido se encontró
en el pueblo de Santiago de Esquipulas, beneficio curado de San Francisco
Quetzaltepeque en 1685, cuando el “… Ilustrísimo
y Reverendísimo Señor Maestro Don Fray Andrés de las Navas y Quevedo, del
Sacro, Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced Redención de
Cautivos, por la divina gracia y de la Santa Sede Apostólica, Obispo de
Guatemala y de la Verapaz, del Consejo de S. M. y su Predicador, etc.,…”
haciendo la visita pastoral mandó sacar un Auto del documento original que
estaba muy maltratado. El traspaso estuvo a cargo de Fray Bartolomé Delgado
como secretario y firmaron como testigos el Lic. D. Gerónimo Hurtado Betancourt,
“clérigo Presbítero Promotor Fiscal de
este Obispado, y Notario del Santo Oficio de la Inquisición”; Sebastián
Coello “escribano de S. M. y Notario
Receptor de este Obispado y de visitas de él”, Felipe Roldán de Vega, “intérprete de ellas”, y Nicolás de
Briones, “oficial mayor de dichas visitas
presentes”. Cfr. Solórzano, Juan Paz: Noticia
Verdadera de la imagen milagrosa que se venera en la Basílica de Esquipulas,
Delgado Impresos y Cía. Ltda. Guatemala, C. A., 1930, págs. 6-8.
[4] Esto recuerda perfectamente lo
que dice el libro de la Sabiduría en el capítulo 14, versículos 17-18: “De igual modo se veneran las estatuas por
orden de los príncipes. Aquellos de sus súbditos que no podían honrarlos
personalmente porque vivían lejos, quisieron tener su retrato. Mediante esa
imagen podían venerar al rey como si estuviera presente.” Quirio Cataño
podría ser considerado como el “artista
que hizo que aumentara ese culto entre los que no conocían al soberano.”
[5] Navarrete Cáceres, Carlos: Esquipulas: origen y difusión de un Cristo
Negro en Mesoamérica. Ponencia presentada en el Congreso Centroamericano de
Historia. Guatemala, 2010, pág. 1. De Paz, Nicolás: Novena y alabado al Cristo Crucificado de Esquipulas. Guatemala,
1723, sin paginación.
[6] Navarrete Cáceres, Carlos: Las Rimas del Peregrino. Poesía popular en
oraciones, alabados y novenas al Cristo de Esquipulas. Instituto de
Investigaciones Antropológicas (UNAM). México, 2007, pág. 8.
[7] Hoag, Christina: Fiesta en Esquipulas en Revista Guatemala.
Guatemala, s/f, pág. 37.
[8] Navarrete Cáceres, Carlos: Las Rimas del Peregrino, pág. 12.
[9] De Paz, Nicolás: Novena y alabado, s/p.
[10] Fray Pedro Pardo de Figueroa y
Sotomayor nació en Lima capital del virreinato de Perú, hijo de nobles. Entró
en la Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula, fue designado superior
del convento de Lima en 1729. En septiembre de 1735 fue presentado por el rey
de España para el obispado de Guatemala, consagrado en México en septiembre de
1736 y al año siguiente tomó posesión de su sede. Tuvo diversos enfrentamientos
con las autoridades civiles por cuestiones de jurisdicción. Logró la erección
de Guatemala en Arzobispado. Falleció el 2 de febrero de 1751. Solórzano, Juan
Paz: op. cit., pág. 8. Cfr. Toledo
Palomo, Eduardo: El Templo de Esquipulas
y la Arquitectura Antigüeña en “Anales de la Sociedad de Geografía e
Historia de Guatemala”, Tomo XXXVI. Guatemala, 1963, págs. 395-397.
[11] Navarrete Cáceres, Carlos: Las Rimas del Peregrino, págs. 12-13.
[12] Instrumento sobre el traslado y bendición del nuevo templo de
Esquipulas, Libro de Bautismos 1757-1766, fojas 59 citado en Solórzano,
Juan de Paz: op. cit., págs. 11-12.
[13] Ibídem, pág. 12.
[14] González Jiménez, Eddy Lorenzo: op. cit.